29 septiembre 2006

No todo fue malo

Mirando las fotos, el otro día, del pasado curso en La Residencia, me di cuenta de que realmente fue un gran curso, que me lo pasé realmente bien, que tuve,
probablemente, los mejores compañeros de módulo en los diez años en los que estuve en el internado.

Desde luego el curso 2005/2006 si se distinguió por algo fue por ser mi peor curso académico (y eso ya es decir), fue sin duda el que peor lo pasé en clase, el que menos motivación he tenido para estudiar y el que mayor esfuerzo he tenido que dedicar para conseguir unos resultados realmente nefastos. Pero de eso ya he hablado demasiado, creo, y ahora, y como ya he dicho, tras hojear unos retratos, deseo hablar de lo bueno: de mis compañeros.

Se podría decir que he tenido tanto buenos compañeros en el internado como en el instituto, aunque es lógico que guarde mejores recuerdos de los del internado por que simplemente pasé más tiempo con ellos. Lo cierto es que creo que este ha sido el año que más "peleítas" en plan cachondeo hemos hecho (algunas con enfado incluido), y también el año con el que he ido a más lugares (Sanlucar -tanto con el internado como con la clase-, Córdoba -y Cabra- y Granada) y probablemente el que me he tomado todo menos en serio.

Lo cierto es que teniendo unos compañeros como Rubén, Antonio "Mini", Marchante o Ardila es normal que haga uno locuras, y la verdad es que me será difícil olvidarme de ellos, de hecho espero no hacerlo e intentaré mantener contacto con ellos, pero eso es algo que siempre resulta complicado (tengo bastante experiencia con eso, pues en mis diez años en la residencia he conocido a muchas personas, y de la gran mayoría hace años que no tengo noticias. -Sólo me comunico con Pili, Vane, Javi "Murdo" (que entró conmigo en el internado), Pineda (aunque ya lo tengo un poco perdido) y por supuesto Mahmud (y espero no olvidarme de nadie)-.). Pero de eso no quiero preocuparme ahora, pues es ley que haya gente que permanezca en tu vida poco tiempo mientras que otras pueden estar toda la vida junto a uno.

Mis "compiñeros" de clase este pasado curso también (en su mayoría), creo, han sido fantásticos, justo lo contrario que los profesores. Las charlas con Carlos han sido realmente interesantes y divertidas (espero que este curso las repitamos), y el cachondeo entre todos los compañeros, como mi tocayo, o las Sandras (hay que destacar la caña que le dábamos a Sandra B., sobre todo Juanma y Javi y Raúl) fueron para troncharse.

Sí, desde luego no ha sido un curso tan malo como me parecía, ya que he estado rodeado de excelentes personas, de buenos amigos y compañeros, y espero que este año siga así; pero desde luego deseo con todo mi ser que los profesores hayan cambiado, que hayan comprendido que dando clases como lo hacían no gana nadie, y que dejen de mezclar sus problemas familiares con el trabajo, porque somos los alumnos al final los más perjudicados.

Este curso emprendo una nueva etapa, y no sólo porque comienzan de nuevo la clases y es mi última oportunidad para sacarme el módulo, sino porque ya La Residencia es historia, ahora dependo de mí (y de mi familia que me ayuda económica y moralmente), y quiero que todo sea mejor que en el pasado.

03 septiembre 2006

Se acabó lo bueno

Puesto se me acaban las vacaciones, puesto esta misma semana volveré a mí tierra (algo añorada, todo sea dicho), y volverán con ello las preocupaciones.

Este curso que se avecina lo veo, ciertamente, oscuro, y no estoy pensando tanto académicamente (peor que el pasado curso me parece casi imposible) sino en todo lo demás: encontrar un piso (que de eso ya se están encargando unos amigos y futuros compañeros -de piso-) ya que lo más seguro no pueda (y tampoco lo deseo) estar otra vez en el internado; después -o antes- encontrar trabajo, algo sumamente difícil por esta zona (puede que incluso más complicado que encontrar un piso de alquiler digno y a buen precio) y... y bueno, esas son mis dos preocupaciones principales y, en un principio, creo que ya son bastantes.

Pero ahora no deseo agobiarme con tales pensamientos, ahora tan sólo quiero aprovechar los días que me quedan en Gran Canaria, quiero saborearlos despacio, sin tragar compulsivamente, y después marcharme con ese regusto dulzón en la boca, con esa media sonrisa tras los ojos acuosos, con esos divertidos recuerdos en la memoria. Y todo ello se lo debo a mi hermana y cuñaooooo, que desde luego agradezco y mucho el que me hayan aguantado (aunque, sinceramente, no creo ser difícil de aguantar) durante cerca de dos meses, les agradezco también ese esfuerzo económico que han realizado por mi culpa (y eso que están pagando una hipoteca que es probable que hereden sus nietos), les doy las gracias por todo, e intentaré compensarles algún día. Me encataría hacerlo.