20 febrero 2010

La carretera (The Road)

¿Qué pasaría se sucediesen catástrofes que produjeran la muerte paulatina de los animales y las plantas (y hombres)?, ¿qué sería de la humanidad cuando se viera sin la posibilidad de encontrar comida?, ¿qué estarían dispuestos a hacer los supervivientes para ver un nuevo amanecer? Éstas y otras muchas preguntas se debió hacer el autor de No es país para viejos, Cormac McCarthy, para escribir La carretera, novela con la que ganó el premio Pulitzer en 2007, y que se ha encargado de trasladar a la pantalla grande John Hillcoat (The Proposition), con guión de Joe Penhall.

En La carretera (The Road) (me tomo la libertad de poner el título en español porque me parece una estupidez dejar el original con lo sencilla que resulta la traducción), somos testigos del viaje de un padre (un magnífico Viggo Mortensen) y su hijo (Kodi Smit-McPhee, otro niño prodigio) hacia la costa este (y al sur, siempre al sur) de Estados Unidos con la esperanza de encontrar un lugar donde se pueda vivir y no sólo sobrevivir, pero para ello deberán sortear un gran peligro: sus semejantes. Hombres desesperados que están dispuestos cualquier cosa con tal de conseguir una lata de comida, o aún peor, hombres que no pestañearían en acabar con ellos para echarlos en un caldero.

Como supongo que ya habréis adivinado, y no sólo por la pequeña sinopsis que he escrito sino también por el cartel y tráiler del film que probablemente hayáis visto, no no encontramos ante, precisamente, una historia feliz, sino que es un angustioso relato sobre la supervivencia, sobre la descarnada lucha de un padre para que su hijo viva en un mundo donde o eres lobo o estás muerto. Así, desde el primer momento no dejamos de padecer lo que padecen los protagonistas, su angustia, su hambre y sus expectativas para encontrar alimento, el frío que pasan en las noches a la intemperie, el miedo ante la visión de otras personas aunque aparentemente sean inofensivas... Y es ahí donde está el contraste entre el padre y el hijo, pues el primero, y a pesar de lo que le ha inculcado a su retoño, no se fía ni de desvalidos ancianos ni de hombres solitarios, y es su hijo quien, cual inocente Pepito Grillo, le pide que eche una mano a algún que otro personaje; y la cosa es que entendemos el miedo del padre, el que no quiera darle comida o ofrecerle ayuda, pues lo único en que piensa es en proteger a su vástago, asegurarle el sustento en los días venideros. Quizá por eso su hijo no deje de preguntarle si ellos son los buenos.

Se podría afirmar que el entorno es otro personaje más, así nos encontramos con bosques cuyos árboles están muertos, pueblos y ciudades abandonadas y con evidentes signos de caos y pillaje, autopistas sin coches, casas (aparentemente) vacías y caminos, muchos caminos desiertos donde lo complicado (pero no por ello deseado) es toparse con algún otro viajero. Todos estos escenarios yermos junto con la fotografía del español Aguirresarobe, la sobria puesta en escena, el maquillaje y vestuario (además de una inquietante banda sonora y efectos de sonido) logran crear una ambientación, una atmósfera, oscura y decadente, incrementando toda esa angustiosa sensación de peligro que se respira a lo largo de todo el filme.

La carretera no es una película complaciente con el espectador, y aún así al final nos deja ese punto de esperanza (que se potencia más si esperamos un poco en la sala y nos molestamos en escuchar la música de los créditos), una película dura repleta de momentos dramáticos, pero también de otros tiernos, una historia de supervivencia que resulta creíble, por desgracia, demasiado creíble.


LO MEJOR:
-Viggo Mortensen y Kodi Smit-McPhee (y un irreconocible Robert Duvall).
-Según los entendidos la fotografía de Javier Aguirresarobe es de lo mejor... yo creo que no se equivocan.
-El guión y la ejecución del mismo.

LO PEOR:
-Que la Academia hollywoodiense se haya olvidado completamente a la hora de las nominaciones a los Oscar.
-¿A quién se le ocurre llevar un niño pequeño a ver esta película? Pues a una madre que se sentó cerca de mí se le ocurrió...
-Aunque el chaval lo hace muy bien, resta credibilidad el hecho que tenga aspecto tan sano durante todo el metraje.

¿Quién debería verla?
Si te gustan los filmes post-apocalípticos seguro que éste también te gustará.

¿Y quién no?
No es la alegría de la huerta precisamente, es un filme dramático donde los haya; así que si no te apetece ver más penurias que las que ya ves en el día a día no te la recomiendo. Pero sobre todo no se lo recomiendo a nadie que tenga menos de 13 años (y lo digo sobre todo por esos padres, a los que ya he mencionado, que llevan a sus hijos infantes a ver películas a todas luces inadecuadas para ellos).

El plano:
El momento en el que la cámara enfoca a un montón de billetes y joyas en el suelo, esparcidos junto a la basura reinante.

El dato:
En Estados Unidos ha tenido una acogida más bien fría por la crítica, todo lo contrario que en tierras europeas.


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17 febrero 2010

En tierra hostil

Kathryn Bigelow, James Cameron. James Cameron, Kathryn Bigelow. Sus películas son las más nominadas este año, las claras favoritas para los Oscar, dos trabajos que casi podrían considerarse antagonistas: uno es una historia de ciencia-ficción; la otra un crudo retrato de la guerra. Y ambas son buenas películas.

En tierra hostil (The hurt locker) nos narra el día a día de una unidad de artificieros en Irak, y de cómo la guerra puede ser una forma de vivir. A dicha unidad se une James (Jeremy Renner), cuyos métodos para nada ortodoxos no les acabará de convencer a sus dos compañeros, quienes no están dispuestos a correr tantos riesgos.

Al finalizar la cinta uno entiende a su protagonista, un hombre enganchado por completo a los subidones que le produce estar al borde de la muerte en tantas y tantas ocasiones, un hombre que necesita de ello para sentirse vivo. Pero más allá de ello, lo que más me ha gustado del trabajo de la directora de filmes como Días extraños y K-19: The Widowmaker, es la capacidad de inmersión en el ambiente bélico del ahora "libre y democrático" país de oriente próximo. Empezando por la magnífica escena inicial, donde nos mete en la "piel" de un robot por control remoto para hallar y examinar posibles explosivos, mientras los iraquíes observan con curiosidad, sin miedo, y la explosión que se produce en última instancia: la grava levantándose a causa de la misma, el polvo y metralla que salen volando...

Son muchos los que han criticado que Bigelow no se moja, no se posiciona políticamente, que se limita a mostrarnos los quehaceres de los militares. Pienso que en este caso las críticas, aunque fundadas, no son justas. Que sí, es verdad, no parece que se posicione pero, ¿realmente hace falta que lo haga? Lo más interesante es el hecho que sea el espectador quien haga este esfuerzo; según los ojos de cada persona puede que entienda que los soldados son héroes que intentan salvar a los pobres iraquíes, que de verdad está haciendo una labor encomiable en busca de la paz y la libertad; otros incluso podrían afirmar que tan sólo se hace apología de la guerra (y así tantas interpretaciones como personas). Yo no veo ni una cosa ni la otra, sólo lo absurda que es la guerra. La guerra es un lugar donde en cualquier momento, y por puro azar, te pueden matar. La guerra es una fábrica de odio, un negocio rentable para gente desquiciada. Eso es lo que me transmite En tierra hostil.

El ritmo es uno de los puntos fuertes del film, aunque no es perfecto. A mi juicio hay un parón demasiado prolongado hacia mitad del metraje, un parón quizá necesario para conocer mejor las motivaciones de los personajes, pero es un cambio que se hace lento, cosa que puede resultar un lastre para el resto del filme, mucho más dinámico.

En tierra hostil es una buena película sobre la guerra de Irak, que nos hace sentir verdadera angustia, que nos hace sentir amenazados e impotentes, y que nos recuerda (a mí al menos) que los responsables de toda esa matanza inútil están libres, y que jamás serán condenados.



LO MEJOR:
-La dirección de Kathryn Bigelow.
-La fotografía.
-El reparto (en el que se incluyen actores consagrados como Ralph Fiennes o Guy Pierce), muy especialmente el convincente y cuasi desconocido Jeremy Renner.
-Al salir de la sala no pude evitar reflexionar sobre lo que había visto. Sus imágenes se quedan impregnadas en la memoria.

LO PEOR:
-A mitad de metraje se hace lenta, en contraposición al resto de la película.

¿Quién debería verla?
Los que gusten del cine bélico, y los que quieran ver a los soldados desde un punto de vista quizá un poco diferente a la mayoría de las películas sobre guerras.

¿Y quién no?
Quien tienda a bostezar con facilidad.


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15 febrero 2010

Los Goya

Anoche me sorprendí a mí mismo viendo la 24º Edición de los Premios Goya. Y es que nunca antes había visto ninguna entrega de dichos premios y ésta captó mi atención desde el principio, me enganchó, y eso que en algún momento me dije que iba a apagar la televisión para hacer algo más interesante, pero nada, que al final siempre me quedaba la curiosidad de cuál iba a ser el siguiente premio, o cuál sería la siguiente ocurrencia de Buenafuente; y como encima no había publicidad pues no podía poner la excusa de que fuera a terminar a las tantas. Eso sí, no hubo muchas sorpresas, como ya sabréis la triunfadora fue Celda 211, la gran película carcelaria de Daniel Monzón se hizo con los premios a mejor película, mejor dirección, mejor guión adaptado, mejor actor principal, mejor actor revelación, mejor actriz de reparto, mejor sonido y mejor montaje; mientras que le siguió con un Goya menos el péplum de Amenábar, Ágora, que se quedó con casi todos los premios técnicos y el de mejor guión original. La única sorpresa de la noche en cuanto a premios fue la de Raúl Arévalo, que se llevó el de mejor actor de reparto por su papel en Gordos, de Daniel Sánchez Arévalo. Mientras que la gran perdedora fue El baile de la victoria, que no se llevó ningún premio, y eso que optaba a nueve cabezones. Y la otra gran sorpresa fue la aparición (además de Pocoyó) de Pedro Almodóvar, quien desde hace tiempo no se lleva nada bien con la Academia, parece que esto ha cambiado con la entrada como presidente de la misma de Alex de la Iglesia, quien por cierto dio un discurso que no daba lugar a lamentaciones, y en el que instó a trabajar al mundillo cinematográfico español. No está mal para variar.

Total, que la ceremonia resultó ser muy entretenida, tanto que alguien que nunca ha logrado ver más de un premio o dos en anteriores ediciones se la haya tragado entera. Esperemos que sigan por este camino en próximas entregas.

11 febrero 2010

La herencia Valdemar

Que el cine fantástico no se prodiga mucho en nuestra tierra es un hecho, hecho que, parece, poco a poco, y por suerte, está dejando de serlo debido a varios éxitos comerciales y/o críticos como [Rec] y su secuela, Los cronocrímenes, El orfanato o El laberinto del fauno. La última de esta remesa de "nuevo" cine fantástico hispano está inspirada en el oscuro universo de H.P. Lovecraft.

Todo comienza en la actualidad, Luisa (Silvia Abascal) se frota las manos pues tras más de dos meses sin tener ni un sólo fin de semana libre al fin tiene uno, pero recibe el inesperado encargo de su jefe de tasar una mansión victoriana, puesto que el compañero que se supone debía encargarse de ello ha desaparecido. Un extraño jardinero le da la bienvenida nada más llegar a la escondida mansión, pero ella, después de un estremecedor descubrimiento, también desaparece. Al no tener noticias de Luisa su jefe contrata los servicios de un detective (Óscar Jaenada) para que investigue, éste va al lugar acompañado de la presidente de la Fundación Valdemar, quien le contará la leyenda de los hechos acaecidos en la hacienda en el siglo XIX.

La herencia Valdemar es una producción ambiciosa de 13 millones de euros de presupuesto, dirigida por el debutante José Luis Alemán (quien también firma el guión y produce), en la que destaca la cuidada ambientación y un gran y variopinto reparto. También se ha publicitado mucho que se ha sacado adelante sin subvenciones del estado, cosa poco habitual por estos lares (el que se haya rodado sin subvenciones).

Nos hallamos ante una película de terror gótico (o más bien terror gótico-romántico), con mansión encantada de por medio, con la particularidad que en este caso la acción se sitúa en dos tiempos tan diferentes como finales del siglo XIX y principios del XXI. Por un lado tenemos las desventuras de Luisa, y por otro la trágica historia acaecida al matrimonio Valdemar, cuya afición al espiritismo les llevará a conocer a un misterioso hombre que, a cambio de una ayuda en un momento determinado, les pedirá contactar con seres del “otro lado”, pero ésto tendrá terribles consecuencias. No obstante no nos enteraremos de todos los hechos hasta que no se estrene la segunda parte allá por el mes de octubre, ya que aunque se rodó como si se tratara de una película se ha decidido dividir en dos (desconozco si porque si no sería muy larga para un largometraje o por motivos netamente comerciales, que al fin y al cabo viene a ser lo mismo).

Como decía el elenco actoral es variado y hay caras conocidas, como Silvia Abascal (Pepa y Pepe, La dama boba), el recientemente fallecido Jacinto Molina, alias Paul Naschy (El aullido del diablo); la ganadora de un Goya Laia Marull (Te doy mis ojos), el italiano Daniele Liotti (Juana la loca), el televisivo Rodolfo Sancho (Al salir de clase, La señora), o el también ganador de un Goya Óscar Jaenada (Camarón, Esquizo, Che: Guerrilla). Éstos y algunos que otros más conforman un reparto que se sostiene bien, y que no nos resultan apáticos.

La herencia Valdemar es una entretenida película de género, con una historia interesante ambientada en un universo muy susceptible de buenas adaptaciones, consigue mantener al espectador pegado a la butaca y no sólo con deseos de saber qué demonios pasó en la mansión, sino que además con ganas de ver la continuación tras el enigmático y abierto final.


LO MEJOR:
-La producción, realmente ha sido muy cuidada.
-Los efectos especiales, aunque no los hay en exceso.
-El pequeño anticipo de la segunda parte (señores, no os levantéis tan rápido de la butaca) apunta maneras, esperemos que no defraude.

LO PEOR:
-Hay un par de situaciones que no me acaban de convencer (la reacción de los personajes me refiero).
-Que contraten tan rápido a un detective al no poder contactar con Luisa, no me resulta del todo creíble.

¿Quién debería verla?
Si te gustan las películas con mansiones y oscuras leyendas sobre éstas y las antiguas películas de la Hammer.

La pregunta:
¿Es medianamente fiel al universo de Lovecraft? Yo apenas he leído nada del autor, así que ni idea...


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09 febrero 2010

Especies absurdas

Leyendo la prensa o mirando las noticias, escuchando las declaraciones de muchos políticos, banqueros, economistas o dirigentes de patronales cuyas empresas se han venido a pique, han timado a cientos o miles de clientes y no han pagado a sus empleados desde hace meses, parece que España se viene abajo, que está a punto de caer en la ruina, que los pensionistas van a dejar de cobrar su paga si no trabajamos hasta los 70 u 80 años; que no tenemos otro remedio que bajarnos los sueldos, no, mejor, que pagar a los empresarios y al Estado para poder trabajar; que tenemos que comprar todas las gilipolleces que nos quieran vender para reactivar la economía...

No sé si los economistas, banqueros y empresarios y políticos se habrán percatado, pero siempre dan las mismas soluciones. Siempre son los trabajadores los que deben pagar el pato, los que deben reducir su sueldo, los que deben cotizar más, los que tienen que trabajar más horas, los que se tienen que conformar con paupérrimas pensiones después de trabajar 30, 40 o incluso más años. Siempre hay que recortar derechos de los trabajadores para que el mundo vaya mejor, pero ellos nunca se recortan nada, como mucho se auto-aumentan el sueldo para posteriormente anunciar a bombo y platillo que se lo congelan, y se quedan tan panchos.

Creo que ya es hora que nos dejen de pisotear, que los parlamentarios tengan que cotizar tanto tiempo como cualquiera para obtener UNA pensión como la de cualquiera, que los banqueros devuelvan el dinero que se les dio con intereses o que sean nacionalizados, que no suban las cotizaciones a aquellos que cobramos lo justo para vivir, que los sueldos comiencen a ser dignos para la gran mayoría, que meterse a político no resulte ser un negocio... En definitiva que nuestra clase política recupere la cordura... o que la adquiera.

06 febrero 2010

La cinta blanca

Lo reconozco, hasta ahora no había visto (entera) ninguna película de Michael Haneke, el director de la perturbadora La pianista y la violenta Funny Games y su remake americano nos trae ahora otro film no menos inquietante, en el que intenta dilucidar los orígenes del fascismo, La cinta blanca (Das weisse band).

La acción comienza poco antes que dé comienzo la Primera Guerra Mundial, nos encontramos en un pequeño pueblo de Alemania donde han acaecido dos hechos que han perturbado la vida de sus habitantes. No obstante pronto parece que la vida sigue su cauce y la tranquilidad se vuelve a instalar en la cotidianeidad, en el día a día...

Seguramente leyendo la pobre sinopsis que he hecho pensaréis que nos encontramos con una de esas rarezas fílmicas en las que no pasa nada, pero os equivocáis. Aunque es cierto que Haneke ha preferido no dar demasiadas respuestas (explícitas al menos) no por ello dejan de suceder cosas, pequeños hechos y detalles de la vida de las aprensivas familias. Como la cinta blanca que da nombre al largometraje, que la usa el párroco del pueblo para recordar a sus hijos que hay que ser puros y es eso mismo, el ambiente que se respira en el pueblo, lo que marca realmente la diferencia. La opresión y represión a la que se ven sometidos los personajes, muy especialmente los infantes; la doble moral de los adultos, la desconfianza en el vecino que promulga el barón cuando se ve afectado por otro de los "incidentes", conforman una atmósfera inquietante y por momentos lóbrega a pesar de lo aparentemente bucólico que es el pueblo. Ayuda a lograr ésta ambientación, y mucho, el que Haneke decidiera rodar en blanco y negro, la magnífica fotografía es realmente sugestiva; y si eso le añadimos la ausencia casi absoluta de banda sonora (que se limita a la música de la la fiesta del pueblo y poco más) lo que consigue es dejarnos fascinados además de desasosegados mientras vemos pasar hechos que incluso, en un primer vistazo, pueden resultar sin importancia, pero que luego se revelan en la mente del espectador como absolutamente conturbadores.

Todo lo dicho anteriormente sobre la atmósfera no se habría logrado sin un reparto que diera la talla, y La cinta blanca lo tiene. Por encima de todos destacan los niños, de belleza casi angelical pero de miradas insanas, malvadas incluso, que no son sino reflejos de sus progenitores, que como ya apunto en el anterior párrafo, no hacen sino reprimir a sus vástagos a la vez que tienen dos caras muy diferentes. Aunque no todos los personajes son oscuros en este film, como el profesor (Christian Friedel) y sobre todo la chica de la que se queda prendado, Eva (Leonie Benesch), que desprende timidez e inocencia con cada gesto; una pequeña historia de amor que nos muestra la moralidad reinante en algunos aspectos, y a la par hace que nos relajemos de la artificial paz que se respira en el lugar durante todo el metraje.

La cinta blanca es pues una inquietante película que invita a la reflexión, que da pie a que el espectador tome sus conclusiones. Conclusiones que difícilmente pueden ser halagüeñas, plácidas.



LO MEJOR:
-El uso del blanco y negro. Un gran acierto visto los resultados.
-El variopinto elenco interpretativo. Los inquietantes niños.
-La dirección de Haneke y el guión, también del mismo.

LO PEOR:
-Quizás el final, desconcierta un poco.

¿Quién debería verla?
Si te gusta salir del cine y continuar pensando en lo que has visto, o sea, si te gustan las películas que te hagan pensar.

¿Y quién no?
Si gozas exclusivamente con el cine palomitero y espectacular.

Premios y más premios:
Ha sido la gran triunfadora en los Premios del Cine Europeo, asimismo logró la Palma de Oro en Cannes y el Globo de Oro a mejor película de habla no inglesa, es una de las favoritas para conseguir este mismo galardón en los Oscar (y etcétera, etcétera...).


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01 febrero 2010

Donde viven los monstruos

Hasta ahora no había visto ninguna película de Spike Jonze (Adaptation, Cómo ser John Malkovich), no obstante eso no me impedía saber que es uno de los adalides del cine indie estadounidense y que tiene un estilo bastante personal. Ahora que he visto esta película, supuestamente destinada al público infantil (al menos eso entiendo viendo la publicidad), no dejo más que confirmar que sí, que Jonze es un director con un estilo bastante peculiar.

Al ver, hace unos meses, el primer trailer de Donde viven los monstruos (Where the Wild Things Are) me quedé un tanto perplejo, ello se debió sobre todo al diseño de los monstruos que me resultaron bastante feos aunque a la par entrañables, un poco como me ocurrió en su día con títulos como Dentro del laberinto, El cristal oscuro o La historia interminable. De hecho ni siquiera sabía que la película se basaba en el cuento ilustrado de Maurice Sendak, que fue publicado por primera vez en el año 1963. Viendo el cuento, que no llega a las 40 páginas, es evidente que los diseños del film son fieles a los originales, y que haber hecho un largometraje de hora y media inspirándose en una historia tan corta (sus escasas frases se leen en pocos minutos), y a la par ser tan fiel a su espíritu tiene bastante mérito.

Max (Max Records, todo un descubrimiento que espero ver en futuros proyectos) es un niño que se siente ignorado. Su hermana no le hace mucho caso y prefiere estar con los amigos, su madre (Catherine Keener) tiene problemas en el trabajo por lo que dedica mucho tiempo a solucionarlos, y su padre no está en casa ya que sus progenitores se divorciaron. Una noche de esas que Max reclama la atención de su madre y ésta no le hace mucho caso debido a que está con el novio (Mark Ruffalo, en un brevísimo papel), Max tiene una pataleta y su progenitora también pierde los estribos, así el chico sale huyendo de casa y acaba entre unos árboles a la orilla del mar, allí ve una pequeña barca en la que no duda embarcarse. Tras un largo viaje llega a una isla habitada por unos extraños y enormes seres, de los cuales Max acabará convirtiéndose en rey, pues piensan que los podrá unir para así nunca volver a estar tristes.

Ya desde el momento en que aparece los logotipos de la Warner y demás estudios y productoras (todos pintarrajeados con dibujos infantiles) vemos que no nos vamos a encontrar con una película de temática infantil al uso, hecho que se corrobora nada más ver las primeras imágenes, con Max jugando en su iglú. Y es que el estilo visual escogido por Jonze es muy realista, hecho que acentúa el uso continuo de la cámara en mano y la fotografía, más cercana a filmes dramáticos que a productos dirigidos a niños. Este hecho se hace más patente cuando Max llega a la isla, donde más que conservar ese estilo pasa a ser más oscuro, a veces muy oscuro, con momentos como el encuentro del pequeño con los monstruos en el que están a punto de zampárselo, y que según mi punto de vista debe de cagar de miedo a cualquier niño. Con todo esto quiero indicar que no nos encontramos con un filme que realmente vaya dirigido a los niños, sino que estamos ante una obra adulta con envoltorio infantil (una prueba de ello es que en la sala había, además de mí, un padre con su hija pequeña, que se fueron mucho antes del final porque la niña tenía miedo). Prácticamente durante todo el metraje no pude dejar de sentir desasosiego, muy especialmente en los momentos que el protagonista permanece en la isla, donde no dejaba de pensar que tarde o temprano terminarían por comérselo, y es que las criaturas son más siniestras que adorables, con unos dientes que dan desconfianza a cualquiera, y muchas con un carácter para nada agradable.

Tal y como yo lo veo, cada uno de los monstruos (muy especialmente Carol) son alter egos de Max, partes de su personalidad: una nunca está de acuerdo con nada y es agresiva, otro es tímido y nadie le escucha, otro no habla, otra es dulce, otro se deja llevar, y el carácter de otro puede cambiar hasta convertirse en muy peligroso... Todos ellos son caras de la misma moneda, y a todos ellos les cuesta llevarse bien, ya que sus diferentes formas de ser son complicadas de reconciliar, o sea, que son como cualquier persona: contradictorios.

Donde viven los monstruos es una atípico film que estoy seguro disfrutarán sobre todo aquellos que en su niñez leyeron (o les leyeron) el cuento original, pero que veo difícil que entusiasme a los infantes actuales, al menos a aquellos que tengan menos de 8 ó 9 años ya que no sólo resulta oscura en lo que se refiere a lo visual, sino también en lo argumental. De hecho su propio director ha dicho que no quería hacer una película infantil, sino sobre la infancia.


LO MEJOR:
-La recreación del oscuro mundo impúber de Max, poblado de no menos oscuros personajes.
-Que se haya hecho tal y como se ha hecho, a pesar de lo arriesgado de la propuesta. Es muy raro ver eso en el Hollywood actual.
-Lo expresivos que son los monstruos.

LO PEOR:
-La cámara marea en ocasiones.

¿Quién debería verla?
Los antiguos lectores del cuento de Maurice Sendak.

¿Y quién no?
No es una película infantil al uso, de hecho si la consideramos adulta tampoco lo sería, por lo que no se la recomiendo a aquellos que sean espectadores "al uso".

Taquilla:

A veces arriesgar merece la pena. En Estados Unidos ha obtenido un notable éxito (con más de 60 millones recaudados hasta el mes de noviembre) y en el resto del mundo, sin ser un exitazo, tampoco parece que le haya ha ido mal.


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