Sí, lo sé, lo afirmé el jueves pasado (como podéis leer un poco más abajo), pero me es imposible, fue demasiado el shock, fue algo tan espantoso, una experiencia tan terrorifica, tan aterradora... que me es imposible escribir de ella, y mucho menos hablar, ni tan siquiera puedo pensar en la pasada semana sin que unos escalofríos me recorran por todo el cuerpo.
Y es que pocas veces he vivido lo que viví, lo que sentí aquellos fatídicos días y, sobre todo, lo que viví aquel extraño viernes, el pasado viernes 10 de febrero de 2006. Fue el día del apocalipsis, de la apoteósis final, fue el día del examen.
Mas no daré detalles, por favor, no me obliguéis a ello. Pues soy un tipo sensible, y tengo mis sentimientos. Aunque ya sé, repito, que prometí hablar de ello, pero... ¡¡es que no puedooorrr!!
Lo siento, de verás.
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