Casi sin quererlo, hemos alcanzado ese futuro intangible de nuestra infancia, la lástima es que no haya coches ni patinetes voladores, aunque las grandes urbes cada vez se parecen más a aquella que hollaba Rick Deckard, no existiendo un mundo virtual tan inmersivo y sofisticado como el de Matrix o Ghost in the Shell, pero que sin duda tiene un impacto en el real y, de hecho, los troles de uno y otro mundo se confunden, retroalimentan y hasta parece que, como afirmaba Marty, nos hemos vuelto gilipollas.
Lo extraño es que en un futuro tan tecnificado y decadente como el nuestro, todavía existan cosas tan modernas a la vez que viejunas como los blogs. Espacios decrépitos donde tipos viejóvenes (o maduritos) como un servidor, insisten en verter su verborrea contenida sobre el tema o temas que le interesan.
Lo extraño es que en un futuro tan tecnificado y decadente como el nuestro, todavía existan cosas tan modernas a la vez que viejunas como los blogs. Espacios decrépitos donde tipos viejóvenes (o maduritos) como un servidor, insisten en verter su verborrea contenida sobre el tema o temas que le interesan.