Vacaciones en el infierno

En estos últimos años el nombre de Mel Gibson, por desgracia, está más cerca de titulares que nada tienen que ver con el cine, así que el director y héroe de Braveheart está haciendo lo que puede para limpiar su imagen y, aunque sus anteriores películas como interprete, el interesante thriller Al límite y el drama dirigido por Jodie Foster El castor, no tuvieron una acogida muy amplia en lo que se refiere al público, él sigue insistiendo. En esta ocasión con un film rodado muy al sur de Hollywood, y con un presupuesto escueto si lo comparamos con otras producciones del país del JapyMil.

Un tipo, cuyo verdadero nombre nunca sabremos pero que en los créditos lo nombran como Driver, huye de la policía tras cometer un robo. La persecución terminará al atravesar la valla que separa los territorios de Estados Unidos y México, cruzando al lado del segundo país y siendo detenido por policías del mismo que lo alojarán amablemente en una de sus prisiones.

Dirigida por el debutante Adrian Grunberg, y escrita por el mismo junto con Mel Gibson y Stacy Perskie (el primero y la última fueron ayudantes de dirección en Apocalypto), Vacaciones en el infierno (Get the Gringo, 2012) combina varios géneros con sabiduría y a ello hay que añadirle un personaje principal, al que da vida Gibson, que no es un modelo a seguir, pero al que si comparamos con aquellos que controlan la cárcel donde lo encierran (y alguno que otro de fuera) no es un mal tipo. Dicho cocktail no es nuevo, pero no siempre ha sido llevado a buen puerto como sí que ha ocurrido en esta ocasión.

Todo ello gracias a un libreto que destila desde la primera secuencia mala baba e ironía, y que nos cuenta una historia donde la corrupción está en todas partes, y eso se refleja en “El Pueblito”, la pintoresca prisión donde se desarrolla la mayor parte de la acción. Dicha prisión podría considerarse un personaje más, es un lugar atestado de presos, donde estos viven con sus familias por un módico precio, donde para conseguir un lugar decente para dormir hay que pagar y quien no tiene dinero bien podría morir de hambre al no poder costearse los burritos de los tenderetes de comida. Lo más chocante es que la realidad no está tan lejos, o incluso puede que supere a la ficción; así que es esta cárcel, con todos sus habitantes, uno de los atractivos de la cinta, eso y ver cómo Driver se va haciendo hueco en la clasista mini-sociedad de la misma.

A propósito del reparto. A destacar que uno de los papeles clave del filme es el de Javi, al que da vida el español Daniel Giménez Cacho (el padre torero de la Blancanieves de Pedro Berger), pero la mayor parte del elenco son actores poco conocidos, exceptuando caras que, aunque en roles secundarios, quien más quien menos los habrá visto alguna vez. Como Peter Stormare (MS1: Máxima seguridad, Prison Break), Dean Norris (Terminator 2: La rebelión de las máquinas) y Bob Gunton (Argo). Otros intérpretes importantes para la historia son el niño Kevin Hernández (El canguro), Dolores Heredia (Vantage Point), Roberto Sosa (Matador) o Peter Gerety (Enemigos públicos).

Así pues, Vacaciones en el infierno es una película policíaca y carcelaria, una cinta con buenas dosis de acción y humor, y a ello hay que sumarle no poca crítica social, además Mel Gibson está en su salsa, haciendo de anti-héroe como solo él puede hacer. Merece la pena verla, sobre todo si se es fan del protagonista de Mad Max.

LO MEJOR:

-Mel Gibson.

-El guion, hecho a la medida del protagonista y, aunque parezca increíble, muy cercano a la realidad.

-Una dirección eficaz de Adrian Grunberg.

-La ejecución del plan de Driver para acabar con un malo maloso.

LO PEOR:

-Que Gibson todavía no haya realizado esa película de vikingos...

¿Quién debería verla?

Quien, como yo, sea seguidor del protagonista de Arma letal, y a quien guste el cine policíaco y carcelario.