18 septiembre 2014

Buda, de Osamu Tezuka

Cuando quebró la revista COM donde publicaba Fénix, Osamu Tezuka no sabía si proseguir con la misma o cancelarla. Al proponerle el editor de otra revista que continuara, pensó en ello y creyó que no sería adecuado, ya que se vería obligado a rebajar su contenido para adaptarlo al público al que se dirigía la publicación. Finalmente, lo que hizo fue sugerir al editor empezar una seríe del mismo estilo, pero inspirada en la vida de Buda, y así fue como nació una de las obras más importantes del Dios del manga.

Como el propio Tezuka afirma en el prólogo, Buda no es una obra que se base fidedignamente en la vida del sabio, sino que se inspira en ella y sus enseñanzas para crear una historia que casi en su totalidad es ficción. Es por ello por lo que en su momento le llovieron las críticas, pero aún así obtuvo el favor del público y también una buena acogida por parte de la crítica comiquera.

Polémicas aparte (que me son ajenas al fin y al cabo, pues mis conocimientos acerca del budismo y la vida de Siddartha son nulos), Buda es una obra coral que no comienza con el nacimiento del que sería predestinado a convertirse en “el rey del mundo”, sino años antes, y a partir de ahí va tejiendo historias que se enredan con otras historias, personajes que se cruzan, que se conocen, se aman y se odian, creando una tela de araña donde todo está unido, y en cuyo centro está Siddartha. Es esa capacidad de Tezuka de crear innumerables personajes, de tener cada uno de ellos su pasado, sus desgracias y alegrías, sus motivaciones, y hacer que interaccionen de forma directa o indirecta y de, al final, formar un todo coherente, uno de los grandes logros de su legado, y una de las características más interesantes de este manga de 10 tomos y cerca de 3000 páginas en total. En esa enorme extensión de páginas somos testigos del nacimiento, la vida y la muerte de multitud de personajes, vemos cómo Tatta el sudra conoce a Chapra el esclavo, cómo se marcan sus crueles destinos; observamos el primer amor de un joven Siddartha, un amor prohibido, y cómo Mighera termina conociendo a Tatta; sufrimos con los primeros años de formación de Siddartha junto con el orgulloso y obstinado Depa, mientras que sentimos compasión por el rey Bimbisara y nos horrorizamos con las maquinaciones de Devadatta o la crueldad de Pasenadi y su hijo Ajase... Mil historias en las que Tezuka vuelve a mostrar su grado de humanismo, donde nos ofrece mil lecciones.

Otro punto que destacaría es el sentido del humor, la intención de Tezuka no era hacer una obra muy densa ni excesivamente “budista”, así que el humor es imprescindible para rebajar la seriedad de los acontecimientos que narra, y para ello recurre en innumerables ocasiones a anacronismos, algunos tales como la televisión o la radio, o juegos de cartas coleccionables, o simplemente nombrando a personas que por aquella época ni sabía que iban a nacer (como JFK o Nostradamus), consiguiendo de este modo en muchos momentos la carcajada del lector.
El dibujo es uno de los hándicap por el que muchos lectores no se terminan por decidir a leer un manga de Tezuka, lo ven feo o anticuado. Desde aquí les animo a que sean valientes y olviden los prejuicios al respecto, porque una vez empiecen a leer no es que se vayan a olvidar del trazo o de los diseños de los personajes, sino que, probablemente, acabarán por gustarle por el simple hecho de que la historia les enganchará. Buda tiene viñetas muy curradas, y las expresiones de los personajes transmiten con claridad sus sentimientos y estados de ánimo; nos podemos poner perfeccionistas y mencionar que las manos, y particularmente los dedos, en muchas ocasiones están desdibujados o que no guardan las proporciones, pero son detalles perdonables que no empañan el conjunto.

Respecto a la edición, mencionar brevemente que fue Planeta DeAgostini quien se encargó de la misma, publicándola entre 2002 y 2003 en su colección Trazado (que inauguró otro cómic imprescindible de Osamu Tezuka, Adolf). Y es muy correcta, tanto la traducción como el entintado e impresión, así como el papel tienen una buena calidad (sobre todo los dos primeros), lo más discutible es el empeño de occidentalizar el estilo de lectura, haciendo de este modo que Buda tenga el corazón en la parte derecha, entre otros detalles, que no molestan, pero que tampoco hace que disfrutemos de la obra tal y como fue concebida.

A veces, cuando me pongo a escribir, pienso que si consiguiera que una persona se emocionara sería el mayor logro que pudiera alcanzar. Osamu Tezuka consiguió eso y mucho más con Buda (y otras obras, como Black Jack, Ayako u Oda a Kirihito), pues su historia de Buda Gautama y sus discípulos, amigos y enemigos logra agarrarte, y te emociona y finalmente, al terminar de leerla, sientes que no eres exactamente la misma persona que cuando empezaste. Imprescindible para todo amante del cómic y de las buenas historias.


LO MEJOR:
-La historia, maravillosa de principio a fin.
-El sentido del humor, con muchas referencias a tecnologías, personas o hechos históricos que no existían o habían acaecido en la época donde se desarrollan las historias.
-El dibujo, fiel al estilo Tezuka. Se podría decir que su estilo pertenece a una etapa intermedia, entre serio y cómico.

LO PEOR:
-Que muchos ni se atrevan a darle una oportunidad a un cómic de Osamu Tezuka (y de autores clásicos en general) solo por su dibujo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Fantástica obra que leí pero no compré en su momento. El budismo es de esas religiones que están ahí pero que casi pasan desapercibidas. Pues no veo 'fanáticos' como sí puede haber en otras. Además nos coge un poco lejos...

No obstante, esta obra hizo que me llamase la atención Sidharta, sobre todo su vida, y que a pesar de las licencias que dice Tezuka que se tomó, me parece muy correcta para conocer la figura central del Budismo.

Para mí un acierto y una obra que no dejo de recomendar.

Neovallense dijo...

Yo me le leí de la biblioteca.

Sobre budismo sé poco, salvo los tópicos, pero desde luego leyendo este manga le entran a uno ganas de meterse a budista xD

Es una gran historia.

Saludos, y gracias por tu aporte ^^

Santiago Bobillo dijo...

Me ha hecho gracia lo de las referencias a inventos futuros todavía no creados o hechos no sucedidos, ja, ja, ja.

Neovallense dijo...

Es un recurso que usa a menudo Tezuka en esta y otras obras y que funciona muy bien.