Michael Milo es un veterano cowboy cuya mejor época ya pasó y al que Howard Polk, viejo amigo y dueño de los caballos de los que se encargaba, le pide que vaya a México y se traiga con él a su hijo Rafael, el cual sospecha está siendo maltratado.
Las críticas y todos los comentarios, y su fracasado estreno en Estados Unidos (aunque eso menos), indicaban que Cry Macho (ídem, 2021) era un film menor de la extensa y brillante filmografía de Clint Eastwood. Aún así mi gusanillo cinéfilo me impelió ir a verla en pantalla grande y verificar de paso si era mediocre.
Y lo cierto es que lo es, se trata de un Eastwood menor. El libreto (que se inspira en una novela de N. Richard Nash) no es una maravilla, tampoco se encuentra entre sus trabajos más destacables como director y, seguramente, en lo que se refiere a interpretación, mas no deja de ser una película disfrutable con algún instante reseñable.
Cry Macho es una especie de road movie con pocos viajes, el encuentro entre un anciano que estuvo en la cima tiempo atrás, y que cayó a un profundo hoyo, y el de un joven, casi niño, que vive en un hoyo pero que, quizá, podría llegar a la cima. La relación entre ambos es sobre la que se vertebra la historia, Mike se convierte en una especie de figura paterna para Rafael, y este en algo así como un hijo para Mike, al menos durante un tiempo, todas esas semanas que pasan en un pueblo mexicano donde las manecillas del reloj parece que se han detenido.
Puede que lo más endeble de Cry Macho no sea su guion, ni mucho menos su dirección, sino la mencionada relación y, específicamente, la elección de Eduardo Minett (Papá a toda madre) como Rafael (alias Rafo). El chaval se esfuerza, y algo debe de tener si Eastwood lo seleccionó, pero no convence su interpretación, y yo al menos me pregunto qué le vieron en el momento de su elección, porque en la pantalla no lo transmite. Otros papeles relevantes son la de Dwight Yoakam (El otro lado de la vida) como el padre arrepentido, Fernanda Urrejola (Narcos: México) como la pérfida madre y Natalia Traven (Daño colateral) como la buena samaritana y regidora de una fonda.
Con Cry Macho Clint Eastwood nos vuelve a mostrar su lado más sensible. Es un drama amable con muchos toques de humor (y lugares comunes), y del que muchos dicen que es, a sus 91 años, la despedida del mítico actor y director. Yo, dado que ya nos hemos “despedido” de él, cinematográficamente hablando, en más de una ocasión, no me atrevo a afirmar tal cosa, porque ya ha demostrado y vuelto a demostrar su capacidad de trabajo y su pasión por hacer cine.
Las críticas y todos los comentarios, y su fracasado estreno en Estados Unidos (aunque eso menos), indicaban que Cry Macho (ídem, 2021) era un film menor de la extensa y brillante filmografía de Clint Eastwood. Aún así mi gusanillo cinéfilo me impelió ir a verla en pantalla grande y verificar de paso si era mediocre.
Y lo cierto es que lo es, se trata de un Eastwood menor. El libreto (que se inspira en una novela de N. Richard Nash) no es una maravilla, tampoco se encuentra entre sus trabajos más destacables como director y, seguramente, en lo que se refiere a interpretación, mas no deja de ser una película disfrutable con algún instante reseñable.
Cry Macho es una especie de road movie con pocos viajes, el encuentro entre un anciano que estuvo en la cima tiempo atrás, y que cayó a un profundo hoyo, y el de un joven, casi niño, que vive en un hoyo pero que, quizá, podría llegar a la cima. La relación entre ambos es sobre la que se vertebra la historia, Mike se convierte en una especie de figura paterna para Rafael, y este en algo así como un hijo para Mike, al menos durante un tiempo, todas esas semanas que pasan en un pueblo mexicano donde las manecillas del reloj parece que se han detenido.
Puede que lo más endeble de Cry Macho no sea su guion, ni mucho menos su dirección, sino la mencionada relación y, específicamente, la elección de Eduardo Minett (Papá a toda madre) como Rafael (alias Rafo). El chaval se esfuerza, y algo debe de tener si Eastwood lo seleccionó, pero no convence su interpretación, y yo al menos me pregunto qué le vieron en el momento de su elección, porque en la pantalla no lo transmite. Otros papeles relevantes son la de Dwight Yoakam (El otro lado de la vida) como el padre arrepentido, Fernanda Urrejola (Narcos: México) como la pérfida madre y Natalia Traven (Daño colateral) como la buena samaritana y regidora de una fonda.
Con Cry Macho Clint Eastwood nos vuelve a mostrar su lado más sensible. Es un drama amable con muchos toques de humor (y lugares comunes), y del que muchos dicen que es, a sus 91 años, la despedida del mítico actor y director. Yo, dado que ya nos hemos “despedido” de él, cinematográficamente hablando, en más de una ocasión, no me atrevo a afirmar tal cosa, porque ya ha demostrado y vuelto a demostrar su capacidad de trabajo y su pasión por hacer cine.
LO MEJOR:
-El momento en el que Mike cuenta su historia a Rafael.
-Que es amena en todo momento.
LO PEOR:
-Eduardo Minett se esfuerza, pero está lejos de hacer un buen papel.
-Una historia a la que le falta chispa y una dirección con menos garbo que en otras ocasiones.
¿Quien debería verla?
Quien no se canse de ver a Clint Eastwood.
¿Y quién no?
Quien espere una obra mayor.
Otras películas de Clint Eastwood:
-El momento en el que Mike cuenta su historia a Rafael.
-Que es amena en todo momento.
LO PEOR:
-Eduardo Minett se esfuerza, pero está lejos de hacer un buen papel.
-Una historia a la que le falta chispa y una dirección con menos garbo que en otras ocasiones.
¿Quien debería verla?
Quien no se canse de ver a Clint Eastwood.
¿Y quién no?
Quien espere una obra mayor.
Otras películas de Clint Eastwood:
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