02 mayo 2019

Power Rangers

La verdad es que los Power Rangers me pillaron un poquito mayor, yo fui más bien de los que flipó con los olvidados Bioman, con los que gozaba y alucinaba con cada nuevo episodio. A los Power Rangers les he ido cogiendo el gusto poco a poco, no enganchándome al principio hasta llegar a un punto en el que, sin seguir en ningún momento ninguna de sus temporadas con regularidad, sí que me he terminado quedando viendo episodios al “encontrármelos” por casualidad.

Se trata de una franquicia que nunca ha destacado artísticamente, ni en el terreno visual ni mucho menos en el guion, y tampoco lo ha pretendido, así que probablemente este sea su secreto para mantenerse en antena durante tantos años: ofrecer una historia tontuna y peleas con monstruos feos en canteras y en maquetas más o menos detalladas.

Cuando se confirmó que estos superhéroes de colores iban a regresar a la gran pantalla me sorprendió bastante, sobre todo porque se sumaron al reparto nombres como Bryan Cranston (Breaking Bad) y Elizabeth Banks (Los juegos del hambre: Sinsajo) (hecho que demuestra que deben de ser muy friquis), pero no se me pasó por la cabeza verla en pantalla grande. No obstante, cuando llegó a la cartelera me entró la curiosidad y terminé viéndola con unos amigos. Y la verdad es que no me lo pasé mal.

La de Power Rangers (ídem, 2017) es una historia de presentación de los héroes. Unos héroes que, curiosamente, no se tratan de los tipos más populares del instituto, solo uno de ellos cuadra en dicho “estrato social” e igualmente está con los apestados por una cagada con una vaca. Estos chicos, cinco en principio, encuentran unas especies de monedas de colores que les otorgan unos superpoderes, y la responsabilidad de ser los Power Rangers, los defensores del cristal que otorga la vida en la Tierra.

Una cosa hay que dejar clara desde el principio: estamos ante una película mala. Sin embargo no estamos ante una producción mala que pretendiera ser buena, una especie de El caballero oscuro sentai, sino ante un producto consciente de sus puntos flacos y que, por tanto, tampoco se toma muy en serio a sí mismo. Eso se ve desde el inicio con los personajes, tan típicos-tópicos como en cualquiera de las sagas de la serie de Haim Saban (que parten de la japonesa Super Sentai), pero quizá por ello lo hace más gracioso y próximo, e incluso se hacen querer, sobre todo cuando el grupo se une por casualidad y van descubriendo sus poderes.

Power Rangers era lo que esperaba, una historia tonta con personajes igual de tontos interpretados por un elenco prácticamente desconocido (aunque la Power Ranger rosa este año la veremos como Jasmine en la nueva Aladdín), con peleas contra monstruos no muy imaginativos y una lucha final, con el megazord por supuesto, contra un bicho gigante que siembra el terror en la ciudad. Mala pero divertida.


LO MEJOR:
-Que es entretenida. Personalmente su primera mitad es con la que me lo he pasado mejor, aunque la lucha final también tiene su miga.
-Tiene bastante sentido del humor.

LO PEOR:
-A una cinta como esta no le pido gran cosa, así que tampoco se me ocurre mucho que poner aquí.

¿Quién debería verla?
Quien no sepa qué ver y disfrute con el tokusatsu.

¿Y quién no?
Quien espere una historia y personajes innovadores y sorprendentes.

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