10 octubre 2024

Aposimz: Tierra de Glenes, de Tsutomu Nihei

Etherow vive relativamente bien en un pequeño asentamiento llamado la Viga del Losange Blanco, pero siempre con la precaución de no llamar la atención de Libedore, un peligroso imperio en expansión. Un día, durante un entrenamiento, salvará a una misteriosa chica a la que persiguen soldados de Libedore. Tras ello, su pueblo será atacado e iniciará junto a Titania, emisaria del Ctonos, un viaje para ejecutar a Suau Nitzschyco, el emperador de Libedore, y con ello obtener venganza y salvar Aposimz de su tiranía.

Después de pasarse al shonen en Knights of Sidonia (quizás algún día lo reseñe) y triunfar, Tsutomu Nihei regresó al seinen con Aposimz: Tierra de Glenes, una historia que mantiene las señas de identidad del genial creador de Blame!: un grafismo impactante, buenas dosis de acción, un mundo desolado y una terminología tan cuidada como peculiar.

He de aclarar que aunque su demografía sea seinen, lo cierto es que por el tono de la historia y ciertos toques de humor (marca de la casa) bien podría ser considerado un shonen, o al menos eso pienso viendo que Knights of Sidonia lo era. No obstante, a qué tipo de lector se dirija supuestamente es lo de menos, ya que, dentro de unos límites, estas etiquetas son un tanto reduccionistas y hay que hacer caso lo justo de ellas.

Porque lo importante en una historia es que aporte buenas dosis de entretenimiento y si además de ello hay más valores detrás, son puntos que harán que perdure en el tiempo. Aposimz tiene no pocos, más, creo, para los que leímos el anterior cómic del autor. Es muy fuerte el contraste de una obra que transcurría en el espacio a esta que, aunque también es un cuerpo celeste artificial, es un entorno níveo. Pasa de la oscuridad a la blancura, de la predominancia de la tinta negra a la de las líneas finas en un horizonte blanco. Quizás lo hace por pura economía, pues muchas veces con apenas unas líneas dibuja un paisaje, pero funciona sorprendentemente bien y el mundo resulta de lo más atractivo, y si a eso le añadimos la rica fauna que lo puebla, hace que sea si cabe más interesante.

A nivel antropológico también tiene su chicha, puesto que Nihei se ha currado las formas de vivir de los diferentes pueblos. Llama mucho la atención cómo cazan, obtienen recursos y sobreviven en un entorno extremadamente hostil. Todo esto hace que Aposimz sea un entorno vivo y que la historia se vea reforzada, haciéndola más verosímil a pesar de que la definan como una “fantasía oscura”.
Una fantasía que empieza realmente bien, metiendo en una situación muy complicada al protagonista desde el principio, y que es implacable, puesto son muchos los personajes que mueren a lo largo del relato (a menudo de forma cruel), pero que aún así surge el lógico temor de que se repita la tan típica (y triunfadora) estructura de que el héroe se enfrente a rivales cada vez más fuertes hasta el duelo contra al jefe final. Cosa que ocurre en cierta manera (por otra parte, es lo lógico) pero que Nihei elude a partir del tercer tomo, donde empieza a sorprendernos con giros y la aparición de nuevos personajes (aliados y enemigos) que complican la situación y desvían el avance lineal de la historia.

Algo que sorprende un poco, y que usa habitualmente, son las elipsis. Aposimz es un manga de nueve tomos, pero bien podrían haber sido el doble si hubiera entrado en detalles y, sobre todo, hubiera optado por mostrar todas las batallas. En ocasiones estas omisiones dan un toque cómico, otras generan cierto misterio, siempre aligeran la historia y, en ocasiones, también crean confusión. Quizás donde más abusa sea en el noveno volumen, donde se resuelven grandes batallas que bien podrían haber durado uno o varios tomos en un par de viñetas (y ninguna de lucha), lo que genera cierta sensación de apresuramiento. Este último acto también tiene otros puntos negativos, como ciertos pasajes confusos. Puesto si bien el dibujo minimalista (o casi) le sienta bien, Nihei tiende de cuando en cuando a dibujar unas pocas líneas sin situar correctamente y complicar las cosas al lector. A ello se suma algunos detalles a lo largo de la historia, como la aparición repentina, casi providencial, de algún nuevo actor, o, en el penúltimo tomo, de cierta capacidad de Titania que no se había manifestado hasta ese momento y que tampoco se manifestará a posteriori.

Como viene siendo habitual, Panini se ha encargado de la edición, que mantiene el formato de la obra previa del autor, tomos de 13x18 cm., que viran entre las 168 y 184 páginas, con algunas de ellas a color y algún extra de vez en cuando, como diseños, tiras y las típicas ilustraciones de los personajes en diferentes escenarios. Me gusta siempre destacar el uso de papel certificado FSC.

Aunque, como he apuntado, tiene sus puntos negros, he disfrutado mucho de Aposimz: Tierra de Glenes. A quien le guste el estilo de Tsutomu Nihei disfrutará no solo de su, a mi parecer, excelente dibujo (aunque, como en otras ocasiones, los personajes se pueden parecer mucho entre sí), sino de una historia muy bien hilvanada, con buenos giros y, generalmente, bien narrada, unos personajes carismáticos y heterogéneos, con sus motivaciones, sus puntos fuertes y débiles; buenas dosis de acción con peleas muy emocionantes y divertidas, y un mundo fascinante muy bien construido. Puro Nihei.
 

LO MEJOR:
-Una historia con muchas sorpresas y personajes la mar de atractivos.
-Los poderes y enfrentamientos llegan a ser muy emocionantes y sorprendentes.
-Buen dibujo, con un gran trabajo de creación del mundo.
-Hay que felicitar al traductor, Jesús Espí, que no creo que lo haya tenido fácil con toda la terminología que usa Nihei.
-La edición de Panini, muy correcta.

LO PEOR:
-Que en ocasiones es confuso, sobre todo en el último tomo.
-En líneas generales el uso de la elipsis me parece adecuado, pero en el último tomo da la sensación de precipitación.

Otras obras del autor:
Abara
Biomega