
En esta ocasión nos encontramos con que Andy ya es mayorcito y está a punto de ingresar en la universidad, por lo que los juguetes temen por su futuro. Y bien que hacen, puesto que por avatares del destino acaban atrapados en una guardería llena de criajos muy peligrosos.
Si bien la sinopsis que he escrito es breve y sencilla, eso no quiere decir que el argumento sea tan simple, sino que tiene sus entresijos que siempre es mejor que los descubráis por vosotros mismos. Yo lo hice a pesar de que tampoco era un filme que tuviera marcado como ineludible, de hecho, en principio me daba pereza ir a verlo, no obstante al leer un par de comentarios muy positivos y el ser consciente de que Totoro hace más que un cameo (además de tener cierto mono tras casi un mes sin acudir a una sala), me sirvió de excusa para acercarme a mi cine habitual, acomodarme en la butaca entre niños, padres y gente joven en general, y disfrutar de una película que uno se olvida por completo que es de animación (aunque tampoco creo que recordarlo sea un inconveniente). ¿Y con esto qué quiero decir?, pues que estamos ante una obra que no es simplemente entretenida, que no se queda en la pura diversión, sino que consigue atraparte a medida que avanza la historia, que te entusiasma, que te enganchan la mayoría de sus personajes, que te ríes con su magnífico sentido del humo

Técnicamente es brillante, desde la escena aparentemente más sencilla hasta la más compleja están cuidadas al detalle, las texturas, los diseños de los personajes así como sus expresiones y movimientos (especialmente graciosos Ken y algún que otro -tronchante- momento, muy hispano, de Buzz Lightyear) resultan tremendamente naturales, habiendo instantes en que uno no sabe si lo que está viendo es real o no (y sí, no tienen la misma “piel” los muñecos y los humanos...). Acompaña a todo ello una buena banda sonora (en la línea de las dos entregas anteriores, de hecho es Randy Newman el compositor de las tres partituras), y un muy buen sonido; pero lo más importante, y que no falla, es la historia, mucho más dramática y oscura que las anteriores.
En definitiva, Toy Story 3 no desmerece en absoluto de las películas que le preceden (si acaso es superior), está plagada de momentos geniales, de aventura y mucho humor, pero sobre todo tiene una capacidad enorme para emocionar. Merece la pena verla.

LO MEJOR:
-Todo (y que salga Totoro).
-Por su espectacularidad: la escena del vertedero. Por su emotividad: el final.
LO PEOR:
-Nada (y que no saliera Totoro).
-Bueno, si me pongo, quizá el malo, aunque de aspecto atípico, en el fondo sí que es típico.
¿Quién debería verla?
Grandes y pequeños disfrutarán por igual, o sea, todo el mundo.
¿Y quién no?
¿No has leído lo anterior?
La curiosidad:
Como ya he indicado, uno de los personajes secundarios es el mismísimo Totoro del filme Mi vecino Totoro de Hayao Miyazaki, esto hace ver la buena relación que hay entre Pixar y Ghibli, o lo que es lo mismo: Lasseter y Miyazaki.
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