Al enterarme, vía Twitter, que el último y esperado nuevo trabajo de Hayao Miyazaki iba a ser la película inaugural del Festival de San Sebastián, no solo me llevé una grata alegría, sino que, rápidamente, mi mente maquinó la posibilidad de acudir a verla.
Ello conllevaba cambiar por completo los planes vacacionales, lo que me hizo pensármelo, pero también suponía una oportunidad de conocer la capital guipuzcoana a la par que ver antes de su estreno (que en ese momento no se conocía, pero se esperaba que fuera con suerte a inicios de 2024) la película que más esperaba del año.
Ello conllevaba cambiar por completo los planes vacacionales, lo que me hizo pensármelo, pero también suponía una oportunidad de conocer la capital guipuzcoana a la par que ver antes de su estreno (que en ese momento no se conocía, pero se esperaba que fuera con suerte a inicios de 2024) la película que más esperaba del año.