08 noviembre 2019

Una reflexión para el 10N (y todas las elecciones futuras)

He de reconocer que las dos últimas elecciones me han producido inquietud, y hasta angustia. Y es que el hecho de que se haya multiplicado cual virus el discurso de la ultraderecha, el que señala como culpables a personas que están en peor situación que tú o que yo, me parece grave. Es un discurso que busca separar, enfrentar y generar odio, y que, si no se para, probablemente engendre violencia.

A la hora de votar, como con cualquier decisión importante, hay que pararse a reflexionar, hay que pensar en las cosas que a uno verdaderamente le importan, en aquello que uno sabe que es imprescindible. Para mí lo son la Sanidad, Educación y Pensiones públicas de calidad y dignas, unas políticas ambiciosas para proteger el medio ambiente, que la precariedad laboral sea un mal recuerdo, que no te puedan despedir por enfermar y faltar unos pocos días al trabajo; que tengamos una Ley de Seguridad Ciudadana que no busque callarnos; que se luche contra la evasión fiscal y los paraísos fiscales, que los impuestos sean progresivos; que la igualdad entre hombres y mujeres no se quede en los discursos, que cumplir la Ley de Dependencia sea una prioridad; que la electricidad tenga un precio justo y se fomente, de verás, las energías renovables; que no se firmen tratados comerciales a espaldas de la ciudadanía y cuyo precio medioambiental y social siempre pagan los mismos; que se abandonen los tribunales de arbitraje privados que solo sirven para que las grandes corporaciones impongan leyes que les benefician...

Hay que votar por todo eso y por aquello que es importante para ti y otros muchos. Hay que ir a votar. Sí, a mí también me tienen harto, pero aunque algunos lancen el mensaje de que para qué votar, de que es mejor “castigarles” no yendo a las urnas y que "todos son iguales", tengo muy claro que el mayor perjudicado si no fuera sería yo, y tú y todas esas personas que no tienen grandes fortunas ni multitud de propiedades.

07 noviembre 2019

Abominable

Yi es una chica que no para quieta, realizando todo tipo de trabajos a pesar de que supuestamente está de vacaciones. Y es que quiere reunir todo el dinero que pueda para cumplir su sueño, pero su frenética vida se verá interrumpida cuando se encuentre con un yeti, el cual está huyendo de una temible corporación. Yi dejará a un lado sus problemas personales para llevar de nuevo a su hogar al abominable hombre de las nieves.

Jill Culton (Colegas en el bosque) escribe y dirige (y, curiosamente, Todd Wilderman, codirector de Colegas en el bosque 2, codirige esta cinta) Abominable (ídem, 2019) la nueva producción de DreamWorks Animation, que en esta ocasión se ha aliado con Pearl Studio, un estudio chino. No por casualidad la historia se sitúa en dicho país, y no solo porque el yeti vive en el Himalaya, sino porque el de China es un mercado cada vez más importante para Hollywood como se viene viendo desde hace pocos años, así que cada vez abundan más tanto las películas que transcurren parcial o totalmente en el gigante asiático, como los actores chinos que intervienen en grandes producciones hollywoodienses.