Si bien Insensibles (ídem, 2012) me llamaba un poco la atención por alguna que otra línea positiva que había leído en varios medios, tampoco era un estreno que tuviera marcado a fuego en el almanaque cinéfilo. No obstante, después de la magnífica iniciativa de A Contracorriente Films de regalar entradas de cine, me animé a ir en compañía y descubrir qué tal era el debut de Juan Carlos Medina en el largometraje.
La historia de Insensibles se divide en dos tramas, por un lado en la actualidad, donde un cirujano de éxito descubre cosas de su pasado y el de su familia que no creía posibles; y por otra parte la historia se desarrolla entre los años previos a la Guerra Civil hasta décadas más tarde, tiempo en el que descubren que unos niños son incapaces de sentir dolor, por lo que resultan peligrosos para ellos mismos y los que le rodean.