Que si es un insulto, un despropósito, una chapuza, una caca pincha en un palo..., vamos, con tales comentarios me ha sido imposible no ver Cuatro Fantásticos (Fantastic Four, 2015) una de las adaptaciones de superhéroes que más interés (y suspicacias) parecían despertar entre el respetable y, probablemente, la mayor decepción del año..., para la mayoría.
Reed Richards y Ben Grimm son amigos desde niños, además de socios en esto de la ciencia, uno pone los sesos y el otro material de la chatarrería de sus padres. En una feria científica de su instituto, Richard es fichado por la Fundación Baxter en la que, junto con Victor Von Doom (o Muerte), Sue Storm y Johnny Storm tendrán que terminar con el diseño de un aparatejo que les permita teletransportarse a otra dimensión.