Eggsy es un joven problemático, huérfano de padre, y con una madre que tiene como novio a un mafioso (no, no parece una buena influencia), es, por tanto, un probable futuro delincuente. Sin embargo Harry Hat, quien está vivo gracias al padre de Eggsy, viene en su rescate dispuesto a cumplir una antigua promesa y a proponerle que se convierta en un Kingsman.
A Matthew Vaughn le deben de gustar mucho los cómics puesto que es el responsable de adaptaciones como X-Men: Primera generación, Kick-Ass: Listo para machacar y Stardust, todas películas que han conseguido el favor de buena parte del fandom y de la crítica. Con Kingsman: Servicio secreto (Kingsman: The Secret Service, 2014) vuelve a llevar a la gran pantalla un tebeo de Mark Millar y Dave Gibbons, y encima logra meterse en el bolsillo tanto a público como a crítica.
Las intenciones de Vaughn son tan claras que los propios protagonistas se encargan de decirlas: hacer una peli de espías que no sea seria. Dicho y hecho, Kingsman: Servicio secreto pasa de lo tenebroso y de lo realista, decantándose por un ambiente más colorido y comiquero, con mucho humor y personajes y momentos hilarantes, sin que por ello no deje de tener una historia un tanto oscura y, por supuesto, un villano chalado.
Villano encarnado por Samuel L. Jackson (Django desencadenado) que, como él mismo dice, define en gran medida el tono del film. Como en alguna que otra peli de la saga Bond, se trata de un multimillonario dueño de una gran compañía de telecomunicaciones, solo que este odia la violencia (echa la pota nada más ver la sangre), lo que no le impide ordenar a otros que la apliquen por él, y tiene una forma de hablar, o quizá sea acento, cercana a un niño de tres años; como buen malo que se precie tiene una secuaz fiel que le hace el trabajo sucio, le sigue a todas partes y que, además, tiene un particular físico, para ser más precisos un juego de piernas letales, la actriz que le da vida es Sofia Boutella (Monsters: Dark Continent). Colin Firth (La última legión) es el perfecto galán inglés y, de un tiempo a esta parte, un intérprete muy solicitado, lo que no había hecho hasta la fecha era muchos papeles de acción, cosa que hace aquí luciéndose con algunas secuencias de luchas divertidas y espectaculares, como la del bar y la gran carnicería de la iglesia. El joven agente secreto y, por tanto, el centro de la trama es interpretado por Taron Egerton (The Smoke, Legend), que cumple sobradamente su papel como chico de barrio que se transforma en un caballero al estilo My Fair Lady. Está bien acompañado por la bella Sophie Cookson (Moonfleet), su compañera y a la vez competidora por el puesto de espia, y Mark Strong (John Carter), su instructor y superior. También pulula por ahí Michael Caine (Interstellar).
No es una película perfecta y, creo yo, tampoco lo pretende, pero sí es una buena muestra de cine de entretenimiento, con mucha acción y humor, con unos personajes que se hacen querer, carismáticos, y que depara a lo largo de sus 129 minutos más de una sorpresa, de hecho la película en sí es una de las sorpresas de 2015.
LO MEJOR:
-La acción y el sentido del humor.
-Ese toque entre lo clásico, el homenaje y lo gamberro, paródico en ocasiones.
-La realización de Vaughn.
-El reparto, destacando a Colin Firth y a Samuel L. Jackson como el malo maloso.
-El culo de la princesa.
LO PEOR:
-Alguna cosilla hay..., pero no me acuerdo ahora xD
¿Quién debería verla?
Quien guste de las películas de acción y de espías con personalidad.
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