Gladiator, el exitazo de Ridley Scott con Russell Crowe de protagonista, terminó con un duelo de notable épica y, tras la muerte de su protagonista, fue un final muy cerrado, pero no hay que minusvalorar a la maquinaria de Hollywood y sus ansias de repetir viejos éxitos, y más con un realizador que empezó repudiando realizar secuelas y después las abrazó con fuerza. Pero se trata de uno de los directores más influyentes (y brillantes) de las últimas décadas, así que siempre hay que tenerlo en cuenta.
Porque cuando se empezó a hablar de hacer una segunda entrega de la película responsable de la resurrección (temporal) del péplum, el personal se preguntaba cómo se las iba a apañar habida cuenta del susodicho final (incluso se llegó a plantear una surrealista continuación con Máximo luchando contra los dioses), pero tampoco creo yo que fuera tan complicado imaginar qué personaje tenía todas las papeletas para alzarse con el protagonismo.
Porque era sabido que Lucio era el hijo secreto de Máximo y Lucila, así que lo lógico es que sobre él cayera la pesada losa del recuerdo de su padre. Losa que ha soportado el tonificado cuerpo de Paul Mescal (Desconocidos), que si bien no ha sido espachurrado cual cucaracha bajo las alpargatas de cualquier romano, es verdad que según mi punto de vista, y después del primer visionado del film de Scott, le falta la fuerza y el carisma del ahora orondo actor australiano. No es porque no le eche ganas, pero es que no son muchos los intérpretes con el carácter indómito del australiano (por suerte, pensarán los cineastas y compañeros de reparto).
En Gladiator II (ídem, 2024) Scott nos sitúa 17 años después, en una Roma más decadente que nunca dominada por dos hermanos emperadores de certificada locura y mano de hierro, con sed de sangre y conquistas y pocas ganas de hacerse querer por el pueblo llano. Numidia es su última triunfo gracias al general Acacio, y de ahí saldrá Hanno, un valeroso guerrero que es capturado y comprado por Macrino, un ambicioso y maquiavélico individuo que ve en su nuevo gladiador la herramienta ideal para medrar en la capital imperial.
Porque cuando se empezó a hablar de hacer una segunda entrega de la película responsable de la resurrección (temporal) del péplum, el personal se preguntaba cómo se las iba a apañar habida cuenta del susodicho final (incluso se llegó a plantear una surrealista continuación con Máximo luchando contra los dioses), pero tampoco creo yo que fuera tan complicado imaginar qué personaje tenía todas las papeletas para alzarse con el protagonismo.
Porque era sabido que Lucio era el hijo secreto de Máximo y Lucila, así que lo lógico es que sobre él cayera la pesada losa del recuerdo de su padre. Losa que ha soportado el tonificado cuerpo de Paul Mescal (Desconocidos), que si bien no ha sido espachurrado cual cucaracha bajo las alpargatas de cualquier romano, es verdad que según mi punto de vista, y después del primer visionado del film de Scott, le falta la fuerza y el carisma del ahora orondo actor australiano. No es porque no le eche ganas, pero es que no son muchos los intérpretes con el carácter indómito del australiano (por suerte, pensarán los cineastas y compañeros de reparto).
En Gladiator II (ídem, 2024) Scott nos sitúa 17 años después, en una Roma más decadente que nunca dominada por dos hermanos emperadores de certificada locura y mano de hierro, con sed de sangre y conquistas y pocas ganas de hacerse querer por el pueblo llano. Numidia es su última triunfo gracias al general Acacio, y de ahí saldrá Hanno, un valeroso guerrero que es capturado y comprado por Macrino, un ambicioso y maquiavélico individuo que ve en su nuevo gladiador la herramienta ideal para medrar en la capital imperial.
Si algo hay que destacar en Gladiator II, como ya pasaba en la primera, son sus batallas, desde la secuencia inicial en Numidia, con un espectacular desembarco, hasta las momentos que se desarrollan en el Coliseo. Scott sigue filmando la acción tan bien como siempre, por algo tiene tantos años de oficio, además aquí ha querido ir más allá de los gladiadores e introducir más animales que también usaban en los espectáculos para deleitar al pueblo que, al contrario de lo que he leído por ahí, considero que están muy bien hechos y y el CGI no canta especialmente (un poquito en ciertos momentos de contacto con los babuinos, y quizás los tiburones, pero el rinoceronte mola mucho). Pero habiendo visto algunos fragmentos de los avances, y por comentarios leídos, esperaba algunas dosis más de acción y que también esta fuese más desatada y desprejuiciada (que tampoco es que tenga muchos prejuicios), un espectáculo mucho más hiperbólico.
Por otra parte, hay más política y conspiraciones de lo que esperaba, lo cual no es algo negativo, pero resulta un tanto familiar al tener el guion no pocos puntos en común (tanto en lo que se refiere al viaje del héroe como a los conspiradores) con la primera entrega. Pero lo que quizá más me ha sorprendido ha sido el uso de la elipsis, hay muchas, dejándome la sensación que se ha descartado mucho material en la sala de montaje para ajustar más la duración, información que imagino importante, que podría servir especialmente para conocer más al personaje interpretado por Denzel Washington (El vuelo), el cual resulta de lo más maquiavélico. Del lado contrario tenemos al mencionado Marco Acacio, personaje interpretado por el popular Pedro Pascal (Extraña forma de vida), un guerrero que se parece a Máximo, pues está curtido en mil batallas pero lo que de verdad desea es vivir en paz con su amada esposa. Otros personas que regresan son los de Connie Nielsen (Nadie) y Derek Jacobi (Tomb Raider), mientras que los locos emperadores están interpretados por Joseph Quinn (Stranger Things) y Fred Hechinger (El cazador de búfalos).
Esta primera vez de Gladiator II me ha parecido una buena cinta de romanos, con una acción más espectacular y una historia entretenida pero a la que le falta alguna sorpresa para ser memorable y, sobre todo, un protagonista que cumple en el plano físico pero que no tiene la presencia de Crowe, lo que le resta bastantes puntos frente a la entrega precedente. Aun así, no deja de ser una película palomitera con la que pasar un rato divertido.
Por otra parte, hay más política y conspiraciones de lo que esperaba, lo cual no es algo negativo, pero resulta un tanto familiar al tener el guion no pocos puntos en común (tanto en lo que se refiere al viaje del héroe como a los conspiradores) con la primera entrega. Pero lo que quizá más me ha sorprendido ha sido el uso de la elipsis, hay muchas, dejándome la sensación que se ha descartado mucho material en la sala de montaje para ajustar más la duración, información que imagino importante, que podría servir especialmente para conocer más al personaje interpretado por Denzel Washington (El vuelo), el cual resulta de lo más maquiavélico. Del lado contrario tenemos al mencionado Marco Acacio, personaje interpretado por el popular Pedro Pascal (Extraña forma de vida), un guerrero que se parece a Máximo, pues está curtido en mil batallas pero lo que de verdad desea es vivir en paz con su amada esposa. Otros personas que regresan son los de Connie Nielsen (Nadie) y Derek Jacobi (Tomb Raider), mientras que los locos emperadores están interpretados por Joseph Quinn (Stranger Things) y Fred Hechinger (El cazador de búfalos).
Esta primera vez de Gladiator II me ha parecido una buena cinta de romanos, con una acción más espectacular y una historia entretenida pero a la que le falta alguna sorpresa para ser memorable y, sobre todo, un protagonista que cumple en el plano físico pero que no tiene la presencia de Crowe, lo que le resta bastantes puntos frente a la entrega precedente. Aun así, no deja de ser una película palomitera con la que pasar un rato divertido.
LO MEJOR:
-Que es menos seria que el film precedente, yendo más allá con el espectáculo del Coliseo.
-Que es muy entretenida, sus 148 minutos pasan rápidos.
-El personaje de Washington es notablemente intrigante, aunque al final quizás actúa con menos inteligencia de la que se supone que tiene.
-Que es menos seria que el film precedente, yendo más allá con el espectáculo del Coliseo.
-Que es muy entretenida, sus 148 minutos pasan rápidos.
-El personaje de Washington es notablemente intrigante, aunque al final quizás actúa con menos inteligencia de la que se supone que tiene.
LO PEOR:
-Paul Mescal, aun cumpliendo, no tiene la fuerza en escena de Crowe.
-La historia tampoco me ha atrapado tanto como la primera.
-No es que Harry Gregson-Williams haya firmado una mala banda sonora, pero se echa en falta el sonido de la composición de Hans Zimmer y Lisa Gerrard.
¿Quién debería verla?
Los que gusten de este tipo de pelis sin preguntarse cuán fieles son a la historia.
¿Y quién no?
Si eres muy tiquismiquis con hechos históricos, anacronismos y demás. Es cine, ficción, no le des más vueltas si quieres disfrutar.
Más pelis de Ridley Scott:
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