Luffy y compañía se tropiezan mientras navegan con Gran Tesoro, un gigantesco barco de 10 kilómetros de eslora que es a la vez nación y casino. Dicha gigantesca embarcación es gobernada con mano férrea por Gildo Tesoro, quien engatusa a la banda del Sombrero de Paja con la posibilidad de conseguir dinero fácil en muy poco tiempo. Pero la suerte puede cambiar en cualquier momento, y quien se deja engañar en Gran Tesoro puede pagarlo con la vida.
Como siempre digo, que se estrene un anime en nuestras salas es todo un acontecimiento que hay que aprovechar si se tiene la suerte de vivir lo suficientemente cerca de un cine donde lo proyecten, así que como ese fue mi caso, raudo que fui a ver el decimotercer filme basado en el universo creado por Eiichiro Oda. Universo que, por cierto, conozco superficialmente (vi “no sé cuántos episodios” cuando empezaron a emitirlos en Boing), pero con el que he disfrutado lo suficiente como para no plantearme si merecería la pena invertir seis euros (tenía unos vales descuentos) en una entrada.