Se podría decir que todo comenzó temprano, sobre las 9:30 de la mañana (del pasado sábado 14 de abril, o sea, de ayer), me levanté a dicha hora, compre pan, vi un poco la tele mientras desayunaba, me preparé el bocata
y la mochila; y sobre las 10:50 de la mañana me dirigí raudo a la estación de Renfe. Compré el billete sin problemas y esperé el tren pacientemente, como suele ser habitual llegó tarde pero como no suele ser habitual, y para mi sorpresa, estaba a reventar de pasajeros y la inmensa mayoría de ellos iban al Salón. No sin cierto trabajo me busqué un hueco entre el personal (de pie, clar
o) y contemplé el paisaje y a los
otakus que allí iban disfrazados mientras escuchaba como unos cuantos de éstos cantaban el
opening de
Doraemon, fue un viaje incómodo pero divertido.
Sobre las 11:50 llegamos a Jerez, bajé rápidamente del vagón y caminando a un ritmo rápido puse rumbo hacia el Ifeca, seguido siempre por multitud de otakus, también aproveché aquellos momentos para llamar a un amigo con el que quedé pero no cogía el teléfono. Cuando llegué a la entrada del recinto los cálidos sudores que tenía de caminar se helaron al contemplar la cola (no tenéis más que mirar las fotos), así que seguí a ésta en orden inverso hasta llegar a su final y allí me "apalanqué", para mi fortuna delante tenía a tres mozas disfrazadas que estaban para mojar pan, así que no me aburrí, de hecho la cola avanzó bastante rápido, y eso era debido a que habían abierto más de una taquilla (todo un acierto, ya que el pasado año sólo abrieron una y aquello avanzaba muy lentamente), también en el tiempo que estuve en la cola aproveché para volver a llamar en reiteradas ocasiones a mi amigo (ya que quedamos que el que llegara antes compraría la entrada del otro), pero seguía sin coger el móvil, y al final llegué a la taquilla y continuaba sin responder a mis llamadas, por lo que decidí que no compraría su entrada (e hice bien, pues no apareció en todo el día). Al comprar la entrada noté que esta había subido respecto al año anterior, ahora ya costaba 2 € (el pasado año era 1, mientras que en las otras seis ediciones era de 0 euros), pero la verdad, tampoco creo que sea una subida tan significativa como para darle importancia. Posteriormente, un tanto emocionado debo admitir, entré en el recinto y como cada año me quedé alucinado del magnífico ambiente que se respiraba, y todavía me sorprendió más el que hubieran aumentado el espacio; ahora había más sitio para todo: más stands (no sólo tiendas, también editoriales, como la ya clásica MangaLine, y las nuevas en este salón, Medea, Banzai y Norma), también había dos (¿o eran tres?) escenarios en vez de uno, dos tatamis, etc....
Lo primero que hice (a parte de estar un instante anonadado), fue dirigirme a información para coger algún folleto, y después eché un vistazo a la mayoría de los stands (aunque sabía que sólo era para que se me pusieran los dientes largos, pues no es que pudiese gastarme mucha pasta); más tarde me dirigí a la zona de videojuegos, que contaba con una PlayStation 3, dos Wii, dos o tres GameCube y otras tantas PlayStation 2, allí jugué (a lo largo de todo el día) un par de veces al Dragon Ball Z Budokai Tenkaichi 2 para Wii, y una vez a MotorStorm y Gundam para Play 3, he de añadir que a la Wii se le tarda de coger el tranquillo, y que los gráficos de Play 3 son bonitos y espectaculares, pero que el mando de dicha consola es una mierda, por lo menos a mí me parece muy incómodo (que por cierto, me regalaron una camiseta y todo al jugar por segunda vez con esta última consola).
Algo más tarde me acerqué a la sala 1 de proyecciones (donde me tope con unos conocidos) para ver la película de imagen real de Death Note, y lo cierto es que estuvo muy entretenida (aunque me parece al final, que el prota se vuelve demasiado retorcido y cruel), y salvo algún que otro fallo técnico se pudo ver bien. Tras el visionado de la peli me comí mi maravilloso bocadillo, y tras ello fui a dar una vuelta por el Salón, durante esa vuelta visité el Torneo Medieval (que consiste en darse mamporrazos básicamente, y el de Humor Amarillo -o algo parecido-), también me acerqué a la zona de karaoke, donde me topé con una muchacha muy simpática con un cartel enorme donde indicaba que regalaba abrazos, lo miré (el cartel), ella vio que yo lo miraba y me regaló uno... lo cierto es que era muy simpática, y eso que ni siquiera hablé con ella (si lees estas líneas pon un comentario ;-) ), posteriormente me percaté que había una ola de gente que regalaban abrazos, pero lo cierto es que no me abracé a nadie más. Tras ello, creo recordar, me dirigí a ojear algún stand, fue entonces cuando me compré un tomito (Gun Crisis, de Masaomi Kanzaki) en el (stand) de Banzai Cómics (y más tarde me compraría una revista a un precio más que asequible).
Después me sentí de repente muy cansado, así que me tendí en el suelo, cerca del escenario del karaoke, y decidí poco más tarde largarme, con cierta tristeza así lo hice, pero justo al salir del recinto ferial (que está justo al lado del Ifeca), di media vuelta y volví al Salón, ¡¡aún no había llegado el momento de la despedida!!
Desde luego fue una buena decisión, ya que me tropecé al poco de volver (y tras observar que se me había olvidado "sellarme" para poder volver a entrar -pero lo cierto es que no me pusieron pegas los chavales de la entrada-) con otro conocido y antiguo compañero del internado (el Limón, para más señas), eché un par de partidas con las consolas (la de la Wii, súperdivertida) y di algún paseíllo para ir despidiéndome de todo aquello (y es que siempre me cuesta un trabajo largarme de allí, y me entra una gran tristeza... y es que es sólo una vez al año); y para mi sorpresa y alegría me topo con otros amigos en el último paseo (Carmen y Fran ;-) ). Y decidimos marcharnos los tres juntos en el siguiente tren (el de las 9:35), ¡y casi lo perdemos! De hecho, no me dio tiempo a sentir lástima por irme del Salón ya que fuimos prácticamente corriendo todo el rato (las mujeres suelen ser las culpables en estos casos, y en esta ocasión no fue menos). Al final lo pillamos justo a tiempo, el tren, por cierto, estaba lleno de gente, la inmensa mayoría de ellos, provenientes del Salón del Manga.
Por cierto, en el tren, un pobre chaval, tuvo que pagar 6,90 € por no llevar billete, y curiosamente mis amigos que estaban al lado de dicho chaval, y que tampoco llevaban billetes, se libraron (yo sí que llevaba billete).
Como conclusión final decir que el Salón Manga de Jerez ya no es un salón de provincias como podrían considerarse las primeras ediciones, sino que estamos ante un evento de importancia nacional, con multitud de actividades y con un ambiente que es la envidia de otros muchos. Evidentemente no es perfecto, por ejemplo yo aún no tengo claro dónde demonios se consiguen los famosos shines; otra cosa son los continuos fallos en las salas de proyecciones, con los consiguientes retrasos y cancelaciones que ello conlleva; o el hecho de que la única fuente que hay el en Ifeca no funcionara (los anteriores años iba de perlas), por lo que si alguien tenía sed no tenía otro remedio que comprar agua o beber de los cuartos de baño. Pero eso sólo son pequeños detalles que no ensombrecen los grandes aciertos, que no empaña ese gran acierto que es el Salón Manga de Jerez.