Tras una incursión en el Kremlin, el agente Ethan Hunt, y todo miembro de la FMI, es considerado terrorista. Hunt y su equipo tendrán entonces que seguir la pista de Kurt Hendricks, un peligroso terrorista sociópata con ínfulas mesiánicas, para no solo demostrar su inocencia, sino también para evitar una guerra nuclear a escala planetaria.
Basándose en la famosa serie emitida entre los años 1966 y 1973, el director Brian de Palma llevó a la gran pantalla, en 1996, Misión: Imposible, un thriller de argumento enrevesado y espectaculares escenas de acción; cuatro años más tarde el hongkonés John Woo fue quien se encargó de una secuela, también espectacular, pero con una trama mucho menos intrigante y elaborada (para que el público medio norteamericano lo asimilara mejor, decían) y con unas erratas de parvulario sobre la cultura española; seis años más tuvieron que transcurrir para que realizaran la tercera parte, en esta ocasión estando a la batuta el productor y realizador televisivo de culto J.J. Abrams, en el que fuera su debut cinematográfico, por lo que las expectativas eran mayúsculas, y si bien el resultado era superior a la segunda entrega (en ese aspecto Woo dejó las cosas fáciles), se quedaba un poco cojo en conjunto. Pasan otros cinco años y el hombre que aparece como cabeza de lista en las tres mencionadas producciones decide que es el momento de hacer otra entrega, para esta ocasión el director seleccionado fue nada más y nada menos que Brad Bird, prestigioso realizador de filmes de animación, tales como los maravillosos El gigante de hierro y Ratatouille, que ha conseguido realizar, posiblemente, la entrega más espectacular y trepidante de la franquicia.
Y es que ya desde el prólogo del rescate de la prisión, el ritmo y la tensión están cuidadosamente medidos, metiéndonos de lleno en la escena; posteriormente, cuando han de infiltrarse en el Kremlin, nos topamos con una de las secuencias de infiltración más singulares que recuerdo, siendo verdaderamente emocionante y divertida; tras ella los agentes son fugitivos, perseguidos y perseguidores a la vez, puesto que su objetivo no deja de moverse en pos de lograr sus ambiciones, así, de Rusia viajan a Dubai, donde están los momentos más espectaculares (impresionante esa escalada y esa carrera sobre el gigantesco rascacielos); para luego llegar a la India, donde tendrán que seducir a un playboy con el rostro del presentador de ¿Quién quiere ser millonario? de Slumdog Millionaire y acabar con una pelea contrarreloj en un sofisticado aparcamiento.
Casi toda la película es un vehículo para el lucimiento de su protagonista y productor, Tom Cruise, que cada vez que ve que su carrera pierde fuelle recurre a la saga para levantarla; no hay que negar que el que fuera El último samurái está en muy buena forma y se arriesga haciendo él mismo escenas que ponen los vellos de punta, su entrega es total y eso se nota en pantalla. El equipo que ha reunido en esta ocasión es tan heterogéneo como siempre, Jeremy Renner, actor que se dio a conocer gracias a En tierra hostil, es Brandt, un analista que esconde más de un as en la manga; Paula Patton (Precious) es la chica del grupo, una mujer hermosa (cómo no) y de armas tomar; Simon Pegg (Zombies Party, Paul) es de los pocos actores que puede decir que ha aparecido en más de una película de la saga, y en esta parte tiene un mayor protagonismo, su personaje es el que da el necesario toque de humor; Michael Nyqvist es el malo maloso de la función, seguro que lo reconoceréis por su trabajo en la trilogía original de Millenium; Tom Wilkinson (La conspiración) y el perdido Josh Holloway, tienen también sus apariciones, breves pero interesantes, así como la bella Léa Seydoux (Robin Hood), que aquí tiene un personaje frío y letal, creo reconocerla de haberla visto en anuncios de perfumes. Otro que no se pierde la función, de hecho es el único junto a Tom Cruise que no se ha perdido ninguna, es Ving Rhames, aunque su papel en esta ocasión no tiene mucha importancia que se diga. Hay algún nombre más, pero no me alargaré, salvo añadir que el equipo es consistente y carismático.
Después de tres entregas había dudas razonables de que una cuarta supliera las ganas de intriga y acción de los seguidores de la franquicia, pero por suerte Misión: Imposible - Protocolo Fantasma (Mission: Impossible – Ghost Protocol, 2011) ha superado con éxito el examen, siendo la mejor de las secuelas, y estando a la altura de la primera película. Muy recomendable.
LO MEJOR:
-Gran estreno en imagen real por parte de Brad Bird.
-Tiene un gran ritmo y es muy espectacular.
-La banda sonora de Michael Giacchino.
-La escena del Kremlin y lo que acontece en Dubai.
LO PEOR:
-Lo poco que hay de negativo se suple con lo positivo.
¿Quién debería verla?
Si te gusta los thrillers de acción, y muy especialmente si eres seguidor de la franquicia.
¿Y quién no?
Si eres detractor acérrimo de Tom Cruise.