Gladiator, el exitazo de Ridley Scott con Russell Crowe de protagonista, terminó con un duelo de notable épica y, tras la muerte de su protagonista, fue un final muy cerrado, pero no hay que minusvalorar a la maquinaria de Hollywood y sus ansias de repetir viejos éxitos, y más con un realizador que empezó repudiando realizar secuelas y después las abrazó con fuerza. Pero se trata de uno de los directores más influyentes (y brillantes) de las últimas décadas, así que siempre hay que tenerlo en cuenta.
Porque cuando se empezó a hablar de hacer una segunda entrega de la película responsable de la resurrección (temporal) del péplum, el personal se preguntaba cómo se las iba a apañar habida cuenta del susodicho final (incluso se llegó a plantear una surrealista continuación con Máximo luchando contra los dioses), pero tampoco creo yo que fuera tan complicado imaginar qué personaje tenía todas las papeletas para alzarse con el protagonismo.
Porque cuando se empezó a hablar de hacer una segunda entrega de la película responsable de la resurrección (temporal) del péplum, el personal se preguntaba cómo se las iba a apañar habida cuenta del susodicho final (incluso se llegó a plantear una surrealista continuación con Máximo luchando contra los dioses), pero tampoco creo yo que fuera tan complicado imaginar qué personaje tenía todas las papeletas para alzarse con el protagonismo.