Durante los pasados días 8, 9, 10 y 11 de marzo, tuve la fortuna de asistir otro año más a la Muestra Syfy de Cine Fantástico, la cual me transportó mágicamente a Marte, me hizo sufrir las inclemencias de una Tierra postapocalíptica, sentir el peligro de unos chupasangre muy parecidos a zombis, viajar a la Luna en una misión que la NASA nos ocultó, vivir el último y soporífero momento del mundo, asistir temeroso a la visita de un extraterrestre que solicita reunirse con todas las naciones del mundo, volver a visitar un planeta dominado por los simios o viajar a una aldea gallega maldita.
Este año la Muestra ha tenido muchas novedades, la más evidente es el cambio de cine, del Palafox al cine Callao, una sala más grande y menos “escondida”, pero no por ello más querida, aunque quizá por eso de tener mayor capacidad de espectadores (y de que este año sí que haya habido patrocinadores, y no haya habido regalos) sea el motivo por el cual tanto las entradas como los bonos han sufrido una rebaja más que considerable (y muy agradecida), y se nota más aún cuando la octava edición sufrió una subida generalizada de precios. Otra novedad radica en que este año ha sido una muestra temática, o al menos el tema del fin del mundo es el asunto que la vertebra; seis de las dieciséis películas proyectadas se pueden considerar que tocan de una u otra manera el mencionado leitmotiv (aunque no sean todas propiamente apocalípticas).