Las sesiones matinales en la Muestra Syfy están destinadas, en principio (todavía recuerdo la proyección de La Bella y la Bestia y al bueno de Paco cantando “qué festín de postín”), al público más menudo, por lo que lo normal es que la sala esté medio vacía (o, si somos optimistas, medio llena), sobre todo porque la jornada anterior suele ser larga y la noche no tiene horas suficientes para descansar. Un servidor, no obstante, tenía mucho interés en no perderse el primer film del sábado.
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Calabacín no es lo que se dice un chico con suerte, primero perdió a su padre, que abandonó a su madre, y luego esta se sumió en una depresión, se refugió en la bebida y... y Calabacín, que en realidad se llama Ícaro, terminó en un hogar para niños sin padres o con malos padres o con padres deportados o encarcelados.