Estaba dudoso, así que preferí ser precavido y poner el despertador a una hora temprana. Y a las 8:30 me despertó, como casi todos los días, The Final Countdow de Europe. Estaba perezoso, pero me dije que era 29 de enero y había que celebrarlo de alguna manera, así que me incorporé y vestí, tomé unos cereales, me hice una tortilla francesa con queso y con ella un bocadillo, lo metí en la mochila junto con un par de zumitos y agua, me lo eché todo a cuestas y emprendí mi camino hacía el Pabellón de Convenciones de la Casa de Campo, lugar donde se celebró el 29 y 30 de enero la cuarta edición de la Japan Weekend madrileña.
Llegué un poco más tarde de lo que me hubiera gustado, sobre las 10:30, mis ojos observaron entonces a un par de frikis en mitad de la calle dándose espadazos, no tardé en entender por qué lo hacían, pues una larga y ancha cola se perdía acera abajo. Con la cabeza gacha me coloqué al final de la fila y allí me quedé, distrayéndome con la conversación de los de delante y observando al personal cosplayeado. Respecto a eso, hay gente que tiene mucho valor o simplemente son unos inconscientes, porque hacer cola un día nublado de enero, con la sola vestimenta de unos pantalones no lo veo muy normal (ni inteligente), ¡con lo fácil que es vestirse en los baños del evento!, pero no, ahí estaban un par de chavales con pose chulesca, pero que se veía desde lejos que tenían la piel de gallina y temblaban como flanes. Aunque no sólo eran tíos, realmente la mayoría que llevaba poca ropa eran féminas, por cuyas faldas cortas les debía de entrar un airecito la mar de fresco que en otras épocas seguro que resulta muy agradable, pero que en invierno debe dejarles el chumino congelado. Pero vamos, no seré yo quien me queje porque las mujeres os decidáis por poneros minifaldas (o cinturones gruesos), de hecho hay estudios científicos que afirman que la vida de los hombres que se recrean la vista con tales paisajes se alarga considerablemente (también habría que preguntarles a qué se refieren exactamente con “vida”). Vamos, que allí estaba yo haciendo cola mientras me recreaba la vista, y menos mal que tenía algo que mirar, pues estuve al menos tres cuartos de hora, por lo que cuando llegué a la entrada mi alivio fue mayúsculo.
La Japan Weekend tiene una cosa que se denomina “entrada anticrisis”, dicha entrada cuesta 10 euros (en su modalidad 1) y con ella te puedes llevar una de las series disponibles. En las tres pasadas ediciones me he pillado GITS Stand Alone Complex (el pack de los episodios de “El hombre que ríe”), GITS Stand Alone Complex 2nd GiG, y los DVD sueltos de Cowboy Bebop (aunque para mí que acabaré por comprarme el pack, me mola más), empero, en esta ocasión no me llamaba la atención ninguna serie en particular, así que opté por la entrada normal, que son ni más ni menos que 6 euracos, o sea, un precio bastante alto para entrar a un sitio donde, básicamente, hay tiendas. Una vez tuve la entrada en mis manos pasé al recinto y observé un poco el panorama: a mí izquierda estaba la zona de videojuegos, donde había unas cuantas Xbox 360, una de ellas con Kinect, una PS3, una PSP (con la que jugué al Split/Second, un juego de coches entretenido pero con poca sensación de velocidad), una Wii con el Tatsunoko Vs. Capcom, y varias Nintendo DS (probé el Dragon Quest IX, y me dio buenas sensaciones); cerca de allí, bastante escondida, también había una maquinilla de baile y un estand; justo en frente estaba el puesto de Selecta, lugar donde haría mis mayores compras, pues acabé por agenciarme con los DVD de La chica que saltaba a través del tiempo, El verano de Coo, Demon City y Wicked City, todos a un precio bueno o muy bueno; a la derecha de la entrada había un estand y tras éste estaba el escenario B, que en la práctica era una sala de proyecciones. Y hablando de sala de proyecciones, como estaba cansado de estar tanto tiempo de pie me fui a la misma, ya que estaba prevista la proyección de los dos primeros episodios de Freedom (serie de OVA con el diseño de personajes de Katsuhiro Otomo), pero me llevé un pequeño chasco, puesto que eran las 12:30 y aún seguían echando Kat-Kun, que es un programa de una TV japonesa que le hacía mucha gracia a muchos (muchas sobre todo) de los que había allí presentes, pero que para quien esto escribe en la mayoría de las ocasiones, aunque comprendía por qué se reían, no le veía la gracia. Más tarde medité un poco sobre el asunto y llegué a la conclusión de que era posible que finalmente proyectaran Freedom en el escenario B, ya que lo que era la sala de proyecciones (bueno, ése es el nombre que le pusieron, pero de sala tenía poco, ya que no estaba aislada del resto del recinto por ninguna barrera física) carecía de altavoces suficientemente potentes para que nos enterásemos en condiciones de los diálogos.
Harto de ver a un grupo de mozos con los ojos rasgados haciendo tonterías, me fui a dar un paseo. En los puestos no había nada del otro mundo, de hecho en ninguno me compré nada de manga, aunque sí que me hice con tres fanzines (los dos de Katz a un precio muy barato, y mira que el papel y la impresión son de mucha calidad) y de paso me percataba, o al menos tuve la sensación, de que habían menos puestos que de costumbre, lo que conllevaba que no estuviésemos hacinados como borregos, sólo en algunas zonas había aglomeraciones apañadotas. Una vez vista la parte baja, incluido el escenario, que está donde siempre, al fondo del todo, me fui a la parte de arriba, por donde además de comprobar que había juegos de mesa, más consolas (incluyendo algún torneo, como el de Mario Kart, o Street Fighter IV) y una pequeña zona de conferencias, también pude gozar de la vista general del evento, y comprobé que para ser sábado no estaba tan abarrotado como en anteriores ediciones, ¿quiere decir esto que la gente ya está un poco saturada de tanto evento? Pues es muy posible, teniendo en cuenta que se celebran dos Japan Weekend al año, un Expomanga y un Expocómic, además de multitud de jornadas y algunas jornadas que afirman ser salones, la gente pide a veces un respiro a sus bolsillos y a su frikismo. Por cierto, desde esa misma zona, aunque más tarde, vi un espectáculo bastante currado en el escenario, era un grupo de otakus recreando algunas escenas de alguna serie que no supe reconocer, y que me hubiese gustado grabar si no me hubiera olvidado la cámara de fotos; lo cierto es que la representación que ofrecieron me recordó a una del Expomanga 2008.
Después del paseillo me fui al escenario B, donde visioné parte de un documental, Japón, tesoro perdido, donde se explicaba la historia del país del sol naciente de forma bastante amena. A continuación proyectaron Sword of the Stranger, un film animado del estudio Bones muy divertido, repleto de samuráis, de sangre y de miembros amputados. Mientras disfrutaba del mismo me comí el bocata y me bebí los dos zumos... otra vez me había quedado un poco corto con la comida, pero no pasé hambre.
Una vez terminó el filme que en España ha editado Selecta Visión, me fui a dar otro garbeo, donde volví a deleitar mi sentido de la vista con algunas mozas de vestimenta escasa, y también otras y otros de cosplays bastante trabajados y con más tela o cartones del telepizza (o de lo que se tercie). Lo siguiente que vino de interés fue la conferencia de Ediciones Babylon, que versaba sobre el manga de creación nacional. Estaban presentes en el acto Henar Torinos, la autora de Mala Estrella, Kaoru Okino (Fátima para su familia), que ha realizado Joker, el editor (o alguien que se le presupone editor, ya que no se presentó -o no lo oí en todo caso-) además de dos chavalas, creo que estas últimas es posible que fuesen de la organización, ya que una de ellas fue la que movió los hilos para que acudieran al evento los anteriormente nombrados. Bien, la conferencia estuvo entretenida, nos explicaron su visión del manga hispano, así como del mundo editorial, nos enteramos si vivían del cómic o hacían otras cosillas (Henar parece que también se dedica a la animación), de cómo era su proceso creativo, etcétera. Al final del todo nos invitaron a quien quisiera a comprar un ejemplar y pedirle una firma a las autoras. Yo me compré ambas obras, ya que me quedé en el Expocómic pasado con el gusanillo, y les pedí un garabato, por supuesto, y de paso tuve la oportunidad de conversar un poco con las mangakas, sobre todo con Henar, y lo cierto es que me cayó muy bien (también Kaoru, cuyo sentido del humor me resultó muy curioso), además le sonaba mi cara de algo, así que supongo que nos habremos cruzado en algún evento.
Una vez dadas las gracias, deseado suerte y decir “hasta luego” di otro paseo dubitativo. Con dudas sobre todo porque no sabía si irme o esperar un poco más, al final acabé otra vez en el escenario B, donde había una especie de presentación del film de imagen real de Gantz, basado en el manga hiperviolento e hiperhormonado de Hiroya Oku que actualmente edita Glénat. Yo tenía la idea de que iban a proyectar la peli también, pero se ve que se ha estrenado en tierras niponas este mismo sábado por lo que quizá no la proyectaran (y digo ahora “quizá” porque resulta que me acabo de acordar de que se estrenó antes en EEUU, pero la actitud de las “presentadoras” no me hacía presagiar que efectivamente la fueran a poner), así que cuando iban a sortear algunos tomos me fui, y esta vez sí que me fui del evento en sí. Estaba cansado.
Para concluir podría decir que fui a la IV Japan Weekend de Madrid sin ningún tipo de expectativas, ya que las ediciones anteriores no había salido muy contento que se diga. No obstante, analizando un poco las cosas, llego a la conclusión de que esta vez lo han hecho algo mejor, primero por dejar más espacio para que la fauna local pudiera desplazarse entre los puestos de manera más o menos holgada (en un recinto que por regla general se suele quedar muy pequeño), segundo porque había al menos una “sala” donde se proyectaba anime y lo que no es anime y se enteraba uno y todo (y se veía bien con el pedazo de televisor que pusieron), y tercero por la conferencia de Ediciones Babylon y la presencia de sus autoras, realmente resulta muy gratificante conocer y conversar (aunque sean tan sólo unas pinceladas) con los mangakas. Como notas negativas habría que decir que en el escenario B te quedabas helado cuando pasabas un rato allí, el precio de la entrada normal es caro, que la sala de proyecciones oficial dejaba mucho que desear, y que nos están saturando con tanto salón, así que sería lógico que la Japan Weekend pasara a celebrarse sólo una vez al año.
Para acabar os dejo una imagen con el material que me compré:
Nota: las otras dos fotos las he pillado de Ramen para dos y de Antonio Tajuelo, y no sé si son de esta edición del evento, pero al menos adornan un poco.