Introducción
Lunes 1 de julio de 2024, voy al trabajo cansado y con la mente abotargada. Voces en un idioma ininteligible se mezclan con el traqueteo del tren. Mis recuerdos me llevan pocos días atrás, a un casi ininterrumpido y respetuoso silencio, al traqueteo de otro tren cuyo destino era bien distinto.
No me gusta hacer grandes viajes. Me estresa solo pensarlo, me resulta tedioso planificar rutas o lugares a visitar (de hecho, preferiría no planificar y simplemente pasear de un lado a otro e ir descubriendo sitios), además no me siento bien al ser consciente de cuán contaminante es el transporte aéreo. Pero hay viajes que, si deseas realizarlos, te tienes que estresar previamente y debes hacer una mínima planificación si no quieres perderte lugares que merecen la pena ser visitados (y, por supuesto, no tienes otra que tomar un avión, salvo que tengas tanto tiempo y dinero como Willy Fog).
Lunes 1 de julio de 2024, voy al trabajo cansado y con la mente abotargada. Voces en un idioma ininteligible se mezclan con el traqueteo del tren. Mis recuerdos me llevan pocos días atrás, a un casi ininterrumpido y respetuoso silencio, al traqueteo de otro tren cuyo destino era bien distinto.
No me gusta hacer grandes viajes. Me estresa solo pensarlo, me resulta tedioso planificar rutas o lugares a visitar (de hecho, preferiría no planificar y simplemente pasear de un lado a otro e ir descubriendo sitios), además no me siento bien al ser consciente de cuán contaminante es el transporte aéreo. Pero hay viajes que, si deseas realizarlos, te tienes que estresar previamente y debes hacer una mínima planificación si no quieres perderte lugares que merecen la pena ser visitados (y, por supuesto, no tienes otra que tomar un avión, salvo que tengas tanto tiempo y dinero como Willy Fog).