Malos tiempos corren en los Montes Raajniakiri, el invierno está siendo atrozmente crudo y el pueblo de Nergal, si quiere sobrevivir, no tiene otra opción que recurrir a oscuros ritos que hará que el mencionado y dos miembros más del Clan del Lobo se conviertan en avatares de la Muerte. Contra todo pronóstico Nergal, al contrario que sus compañeros, sobrevive, lo que le convierte en un habitante incómodo en su aldea, por lo que deberá buscar su lugar en un mundo donde hombres, dioses y otros seres oscuros intentarán utilizarlo para sus fines.
Aunque no soy un gran conocedor, la literatura pulp (y toda historia que pueda encajar en la amplia variedad de la misma, incluyendo en los medios audiovisuales y los tebeos) siempre me ha atraído y me ha divertido mucho. Recuerdo muy bien la fascinación que me produjeron, cuando era un retaco, películas como Conan el bárbaro, El señor de las bestias, Krull, Flash Gordon o cualquiera de las aventuras de Tarzán protagonizadas por, entre otros, Johnny Weismuller. Curiosamente todavía no he leído (casi) ninguno de los relatos originales de Robert E. Howard ni de Edgar Rice Burroughs (pero sí mucho de otro grande como Edgar Allan Poe, que aunque no se pueda incluir en este grupo, sí influyó a muchos de sus escritores), aunque últimamente me estoy culturizando un poco gracias a publicaciones como la revista Barsoom... Y ahora también he rellenado un poco de hueco gracias a Sergio Mars, quien durante años se ha dedicado a indagar en los archivos de Sean Thorgier Prescott para completar su inconclusa obra y darle forma en esta antología.
Aunque no soy un gran conocedor, la literatura pulp (y toda historia que pueda encajar en la amplia variedad de la misma, incluyendo en los medios audiovisuales y los tebeos) siempre me ha atraído y me ha divertido mucho. Recuerdo muy bien la fascinación que me produjeron, cuando era un retaco, películas como Conan el bárbaro, El señor de las bestias, Krull, Flash Gordon o cualquiera de las aventuras de Tarzán protagonizadas por, entre otros, Johnny Weismuller. Curiosamente todavía no he leído (casi) ninguno de los relatos originales de Robert E. Howard ni de Edgar Rice Burroughs (pero sí mucho de otro grande como Edgar Allan Poe, que aunque no se pueda incluir en este grupo, sí influyó a muchos de sus escritores), aunque últimamente me estoy culturizando un poco gracias a publicaciones como la revista Barsoom... Y ahora también he rellenado un poco de hueco gracias a Sergio Mars, quien durante años se ha dedicado a indagar en los archivos de Sean Thorgier Prescott para completar su inconclusa obra y darle forma en esta antología.