Los relatos del asedio a Troya (o Ilión) y el regreso de Odiseo (o Ulises) a Ítaca son ampliamente conocidos gracias a sus innumerables adaptaciones a diversos medios, desde el cómic a la televisión (¿cuántos no recuerdan Ulises 31?), pasando por el cine o el teatro. A este humilde bloguero, como otras historias mitológicas de la Grecia clásica, le apasionan desde bien pequeño, especialmente el viaje del rey de Ítaca contra los designios de los dioses (la mayoría de ellos al menos). Tanto es así que solo me leí La Ilíada una vez que la lectura de La Odisea despertó mi curiosidad por conocer la historia completa.
Los dos poemas épicos de Homero, cómo no, también han servido de inspiración para multitud de escritos, muchas reimaginaciones (como la tetralogía de Dan Simmons, por ejemplo), algunas más apegadas al original y otras más tangenciales. Javier Negrete, un escritor conocido de este blog y todo un experto en la antigua Grecia (y Roma) y su mitología, optó por ser de los del primer grupo.
Imaginaba que en Odisea Negrete, forzosamente, daría más de una vuelta de tuerca a la historia original, de hecho pensaba que era más que probable que contara los hechos de forma realista o, en todo caso, que pudieran tener los acontecimientos fantásticos una explicación más o menos verosímil. Durante buena parte del relato esa era mi impresión, pero a medida que avanzan las páginas y las tramas se complican, esa sensación desapareció. También es verdad que dentro de la fantasía, tal y como se describen algunos de los artefactos fabricados por Hefesto (por ejemplo), subyace cierto componente científico.
Más allá de mis presunciones iniciales, el autor ya nos sorprende (al menos a quienes tenemos la sana costumbre de no leer la sinopsis) cuando, a pesar de que el título de la obra haga referencia al más famoso de los relatos del más famoso de los aedos griegos, una gran parte de la misma se centra en los hechos previos, en esa descarnada y larga guerra contra Troya a cuenta de un cornudo rey y una bellísima e infiel esposa. La narración empieza in medias res, es más, el anticipo de la página 11 es de muy avanzada la historia, abriéndonos boca después con una conversación entre Odiseo y Aquiles que se repetirá más adelante y que ya nos anticipa el tema central de la novela: el libre albedrío.
Y es curioso, porque al leer (y releer) los dos libros de Homero tiempo atrás (quizás debería volver hacerlo antes de que Nolan estrene su nueva película), nunca vi la situación de los hombres como la describe Javier Negrete, atinadamente, en esta historia. Puesto si los dioses se inmiscuyen constantemente en los asuntos humanos, no ya solo susurrándole órdenes de forma habitual sino llegando a tomar el control de sus acciones, está claro que no tienen capacidad de elección o si la tienen es un abanico muy limitado. Es más, la mayoría de los habitantes del mundo que describe Negrete parecen sentirse bien así, siendo muy pocos los que se resisten a las voces de los dioses, que piensan por sí mismos y, todavía más, que deseen emanciparse de la influencia del Olimpo. Esta faceta de la personalidad de Odiseo se nos muestra ya desde su infancia, pues Negrete indaga en el pasado del mismo y, con ello, nos deja alguno de los pasajes más sugerentes (como el primer encuentro con Atenea) y nos permite así profundizar en la psicología del héroe.
Los dos poemas épicos de Homero, cómo no, también han servido de inspiración para multitud de escritos, muchas reimaginaciones (como la tetralogía de Dan Simmons, por ejemplo), algunas más apegadas al original y otras más tangenciales. Javier Negrete, un escritor conocido de este blog y todo un experto en la antigua Grecia (y Roma) y su mitología, optó por ser de los del primer grupo.
Imaginaba que en Odisea Negrete, forzosamente, daría más de una vuelta de tuerca a la historia original, de hecho pensaba que era más que probable que contara los hechos de forma realista o, en todo caso, que pudieran tener los acontecimientos fantásticos una explicación más o menos verosímil. Durante buena parte del relato esa era mi impresión, pero a medida que avanzan las páginas y las tramas se complican, esa sensación desapareció. También es verdad que dentro de la fantasía, tal y como se describen algunos de los artefactos fabricados por Hefesto (por ejemplo), subyace cierto componente científico.
Más allá de mis presunciones iniciales, el autor ya nos sorprende (al menos a quienes tenemos la sana costumbre de no leer la sinopsis) cuando, a pesar de que el título de la obra haga referencia al más famoso de los relatos del más famoso de los aedos griegos, una gran parte de la misma se centra en los hechos previos, en esa descarnada y larga guerra contra Troya a cuenta de un cornudo rey y una bellísima e infiel esposa. La narración empieza in medias res, es más, el anticipo de la página 11 es de muy avanzada la historia, abriéndonos boca después con una conversación entre Odiseo y Aquiles que se repetirá más adelante y que ya nos anticipa el tema central de la novela: el libre albedrío.
Y es curioso, porque al leer (y releer) los dos libros de Homero tiempo atrás (quizás debería volver hacerlo antes de que Nolan estrene su nueva película), nunca vi la situación de los hombres como la describe Javier Negrete, atinadamente, en esta historia. Puesto si los dioses se inmiscuyen constantemente en los asuntos humanos, no ya solo susurrándole órdenes de forma habitual sino llegando a tomar el control de sus acciones, está claro que no tienen capacidad de elección o si la tienen es un abanico muy limitado. Es más, la mayoría de los habitantes del mundo que describe Negrete parecen sentirse bien así, siendo muy pocos los que se resisten a las voces de los dioses, que piensan por sí mismos y, todavía más, que deseen emanciparse de la influencia del Olimpo. Esta faceta de la personalidad de Odiseo se nos muestra ya desde su infancia, pues Negrete indaga en el pasado del mismo y, con ello, nos deja alguno de los pasajes más sugerentes (como el primer encuentro con Atenea) y nos permite así profundizar en la psicología del héroe.
No es que tenga frescos los detalles de La Ilíada y La Odisea, pero diría que el autor opta por mantenerse bastante cerca de los modelos originales gran parte del relato, divergiendo de los mismos poco a poco, añadiendo algún punto de giro muy disruptivo (como el del capítulo 31) y, sobre todo a partir del Libro II, virando hacia el desenlace que se adelanta muy someramente al principio. Esto lo hace de entrada haciendo constantes saltos temporales y espaciales, hilando una madeja que no se desenredará hasta los últimos capítulos del Libro III. Por otra parte, la historia está narrada mayoritariamente desde el punto de vista de Odiseo, él es el personaje central; no obstante, Atenea también tiene su propia trama, y otros personajes, como Calipso y Nausícaa, a su vez gozan de sus momentos. De hecho esta última, y a diferencia de La Odisea original, tiene un papel amplio y destacado, ejerciendo una mayor influencia en el atribulado y astuto rey de Ítaca.
La narración cuenta con el buen hacer de Negrete, lo cual hace que fluya a buen ritmo, ofreciéndonos por el camino emocionantes escenas, batallas vibrantes y dosis de erotismo. Pero tiene momentos donde el relato se me hizo perezoso, especialmente entre los capítulos 49 y 50, donde se ralentiza la acción como el ritmo de vida de los feacios, recreándose en demasía en los detalles. Cosa que arregla cuando nuestro protagonista se sincera contando todos los pormenores de su viaje a la sagaz Isasara.
La narración cuenta con el buen hacer de Negrete, lo cual hace que fluya a buen ritmo, ofreciéndonos por el camino emocionantes escenas, batallas vibrantes y dosis de erotismo. Pero tiene momentos donde el relato se me hizo perezoso, especialmente entre los capítulos 49 y 50, donde se ralentiza la acción como el ritmo de vida de los feacios, recreándose en demasía en los detalles. Cosa que arregla cuando nuestro protagonista se sincera contando todos los pormenores de su viaje a la sagaz Isasara.
Otro elemento importante es que a partir de un punto de, precisamente, esta crónica que le cuenta a la reina me surgiera una cuestión. Y es que el autor parece haber olvidado la influencia que ejercen los dioses sobre los hombres y, aparentemente, sobre la tripulación de la Penélope y las otras embarcaciones itacenses no hay sombra de ella. Negrete debió darse cuenta de igualmente, puesto que poco después de que me asaltaran dichos pensamientos saca a relucir el tema.
Como viene siendo habitual en lo que se refiere a su obra de ficción, Espasa Libros, sello del gran (de grande) grupo que es Editorial Planeta, se encargó de su edición allá por 2019 (y me la he leído en 2025... creo que es mi récord). Publicándose en tapa blanda con sus solapas (me encantan las solapas, debería haber una ley que obligara a que siempre que se encuaderne un libro en tapa blanda debe llevar solapas), en un volumen que ocupa 584 páginas de las cuales 570 corresponden a la novela propiamente dicha, con un precio de salida de 19,90€. Una edición muy correcta, empero he de decir que me sorprendieron las erratas de los primeros capítulos, algo muy poco habitual del escritor madrileño afincando en Plasencia.
Odisea no me ha parecido una obra mayor de Javier Negrete, pero es una notable reimaginación de los poemas homéricos. Tiene todo su saber hacer y, además, se agradece mucho que con ella regresara a la fantasía después de centrarse en la novela histórica y los ensayos. Es una novela que no solo pueden disfrutar las personas apasionadas de Homero, sino todas aquellas que disfruten de las aventuras y, especialmente, de la rica mitología griega. Una divertida lectura, con sus intrigas, sus momentos épicos e, incluso, con una imagen (en su último acto) muy superheróica (al fin y al cabo, los tebeos de superhéroes nacen de la mitología clásica), con un final muy bonito y de gran carga emocional, que me dejó ese poso de tristeza típico de las buenas lecturas.
Como viene siendo habitual en lo que se refiere a su obra de ficción, Espasa Libros, sello del gran (de grande) grupo que es Editorial Planeta, se encargó de su edición allá por 2019 (y me la he leído en 2025... creo que es mi récord). Publicándose en tapa blanda con sus solapas (me encantan las solapas, debería haber una ley que obligara a que siempre que se encuaderne un libro en tapa blanda debe llevar solapas), en un volumen que ocupa 584 páginas de las cuales 570 corresponden a la novela propiamente dicha, con un precio de salida de 19,90€. Una edición muy correcta, empero he de decir que me sorprendieron las erratas de los primeros capítulos, algo muy poco habitual del escritor madrileño afincando en Plasencia.
Odisea no me ha parecido una obra mayor de Javier Negrete, pero es una notable reimaginación de los poemas homéricos. Tiene todo su saber hacer y, además, se agradece mucho que con ella regresara a la fantasía después de centrarse en la novela histórica y los ensayos. Es una novela que no solo pueden disfrutar las personas apasionadas de Homero, sino todas aquellas que disfruten de las aventuras y, especialmente, de la rica mitología griega. Una divertida lectura, con sus intrigas, sus momentos épicos e, incluso, con una imagen (en su último acto) muy superheróica (al fin y al cabo, los tebeos de superhéroes nacen de la mitología clásica), con un final muy bonito y de gran carga emocional, que me dejó ese poso de tristeza típico de las buenas lecturas.
LO MEJOR:
-La habitual buena mano de Javier Negrete para sumergirnos en el mundo clásico, su rico vocabulario es de los que se gozan (y provocan sana envidia), cada página supura su erudición sobre la Grecia antigua y su cultura.
-Una lectura siempre amena, por instantes muy inspirada e inspiradora, que logra transmitir multitud de emociones y hasta reflexiones en torno a la condición humana.
-El epílogo me ha resultado particularmente hermoso y emotivo, creo que es el final que se merecía el protagonista.
LO PEOR:
-Esos errores ortotipográficos de los primeros capítulos, algunos relativamente seguidos.
-Algunos capítulos que se desarrollan en el país de los feacios se hacen menos dinámicos.
-La habitual buena mano de Javier Negrete para sumergirnos en el mundo clásico, su rico vocabulario es de los que se gozan (y provocan sana envidia), cada página supura su erudición sobre la Grecia antigua y su cultura.
-Una lectura siempre amena, por instantes muy inspirada e inspiradora, que logra transmitir multitud de emociones y hasta reflexiones en torno a la condición humana.
-El epílogo me ha resultado particularmente hermoso y emotivo, creo que es el final que se merecía el protagonista.
LO PEOR:
-Esos errores ortotipográficos de los primeros capítulos, algunos relativamente seguidos.
-Algunos capítulos que se desarrollan en el país de los feacios se hacen menos dinámicos.
-Ese pasaje de la infancia de Odiseo en la que se enfrentan él y su
hermano Medón a un jabalí... me resulta familiar, juraría que aparecía en su novela previa.
Otros libros de Javier Negrete:
El espartano
Otros libros de Javier Negrete:
El espartano
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