Perseo está llamado a ser el heredero al trono de Esparta, aunque su corazón lo que ansía es ser un espartiata más y luchar escudo con escudo con sus compañeros. A pesar de su linaje, las Moiras no le pondrán las cosas fáciles, pasará por numerosos y duros avatares, será el último de los espartanos… y renacerá como el primero de ellos.
Quien haya indagado un poco por esta minúscula bitácora, se habrá dado cuenta de que hay un escritor al que dirijo halagadoras palabras, dicho autor es, obviamente, Javier Negrete, del cual intento leer todo lo que le han publicado (no lo estoy consiguiendo) desde que me engatusó con su Saga de Tramórea. Su periodicidad de publicación era más o menos anual, pero desde la novela anterior a El espartano (que, si no me falla la memoria, fue La hija del Nilo) pasó un tiempo considerable, de hecho descubrí que le habían editado por pura casualidad, al ver el volumen en la estantería de una librería. Al observar su grosor, mil páginas ni más ni menos, no me extrañó que hubiese tardado más de lo acostumbrado, y pensé que probablemente tuvo que ser un parto complicado (sospechas ratificadas en los agradecimientos), y también me pregunté, de hecho lo temí, si sería una lectura menos entretenida que sus otros libros. Por diversas cuestiones he tardado mucho en ponerme a leerlo (lo tenía en mis manos desde junio de 2018… y me lo he leído en mayo de 2021), y cualquier temor que tuviera sobre su nivel de hacerme viajar a otra época y lugar se vio rápidamente disipado.
El espartano es una secuela de Salamina. En dicha exitosa novela (de la que tengo vagos recuerdos… debería volverla a leer) el héroe es el inteligente y astuto Temístocles, pero, aunque su presencia es importante, aquí el ateniense tiene un papel secundario, ya que el protagonismo de la historia recae en los hombros del mencionado Perseo (un personaje, al contrario que el anterior, ficticio), el formidable guerrero espartano que da título al libro.
La novela recorre la vida de Perseo, el último y el primero de los espartanos, desde que era niño y soñaba con ir a la agogé, hasta pasar la dura prueba de la caída en desgracia, sobrevivir al odio ajeno y al de personas muy cercanas, luchar como mercenario en guerras lejos de su tierra y regresar para salvarla en la batalla definitiva contra el imperio Persa como el mejor de los guerreros. Es Perseo el personaje principal y, por tanto, la historia se centra en él pero no nos cuenta todo sobre él, ya que lo que Negrete quiere relatarnos en realidad es un buen trozo de historia de Esparta y las Guerras Médicas, por lo que cuando la narración lo requiere son otros personajes, como el noble Leónidas, la dura Gorgo, el tímido Pausanias o el cruel y conspirador Cleómenes, quienes toman el timón y es a través de sus ojos que conocemos importantes pasajes de la historia.
Y, como adelanto en el segundo párrafo, a pesar de ser una novela tan larga y con una estructura en ocasiones complicada, con constantes saltos en el tiempo y cambios de puntos de vista (y, por tanto, puede imponer el acercarse a ella), lo cierto es que lo más difícil es cómo sujetar el libro sin que se te descoyuntes las muñecas (y eso que han eludido la tapa dura para que no se haga muy pesado) o resulte incómodo de leer, porque una vez te pones a ello es muy fácil que te olvides de todo y te sumerjas en la sobria Esparta y sus orgullosas gentes (tan orgullosas en ocasiones, que resultan arrogantes), en sus duras e incluso crueles costumbres, y que hasta aquellos personajes que no merecen simpatía terminen por caerte bien y llegues a derramar alguna lágrima (o más de una) por ellos.
Quien haya indagado un poco por esta minúscula bitácora, se habrá dado cuenta de que hay un escritor al que dirijo halagadoras palabras, dicho autor es, obviamente, Javier Negrete, del cual intento leer todo lo que le han publicado (no lo estoy consiguiendo) desde que me engatusó con su Saga de Tramórea. Su periodicidad de publicación era más o menos anual, pero desde la novela anterior a El espartano (que, si no me falla la memoria, fue La hija del Nilo) pasó un tiempo considerable, de hecho descubrí que le habían editado por pura casualidad, al ver el volumen en la estantería de una librería. Al observar su grosor, mil páginas ni más ni menos, no me extrañó que hubiese tardado más de lo acostumbrado, y pensé que probablemente tuvo que ser un parto complicado (sospechas ratificadas en los agradecimientos), y también me pregunté, de hecho lo temí, si sería una lectura menos entretenida que sus otros libros. Por diversas cuestiones he tardado mucho en ponerme a leerlo (lo tenía en mis manos desde junio de 2018… y me lo he leído en mayo de 2021), y cualquier temor que tuviera sobre su nivel de hacerme viajar a otra época y lugar se vio rápidamente disipado.
El espartano es una secuela de Salamina. En dicha exitosa novela (de la que tengo vagos recuerdos… debería volverla a leer) el héroe es el inteligente y astuto Temístocles, pero, aunque su presencia es importante, aquí el ateniense tiene un papel secundario, ya que el protagonismo de la historia recae en los hombros del mencionado Perseo (un personaje, al contrario que el anterior, ficticio), el formidable guerrero espartano que da título al libro.
La novela recorre la vida de Perseo, el último y el primero de los espartanos, desde que era niño y soñaba con ir a la agogé, hasta pasar la dura prueba de la caída en desgracia, sobrevivir al odio ajeno y al de personas muy cercanas, luchar como mercenario en guerras lejos de su tierra y regresar para salvarla en la batalla definitiva contra el imperio Persa como el mejor de los guerreros. Es Perseo el personaje principal y, por tanto, la historia se centra en él pero no nos cuenta todo sobre él, ya que lo que Negrete quiere relatarnos en realidad es un buen trozo de historia de Esparta y las Guerras Médicas, por lo que cuando la narración lo requiere son otros personajes, como el noble Leónidas, la dura Gorgo, el tímido Pausanias o el cruel y conspirador Cleómenes, quienes toman el timón y es a través de sus ojos que conocemos importantes pasajes de la historia.
Y, como adelanto en el segundo párrafo, a pesar de ser una novela tan larga y con una estructura en ocasiones complicada, con constantes saltos en el tiempo y cambios de puntos de vista (y, por tanto, puede imponer el acercarse a ella), lo cierto es que lo más difícil es cómo sujetar el libro sin que se te descoyuntes las muñecas (y eso que han eludido la tapa dura para que no se haga muy pesado) o resulte incómodo de leer, porque una vez te pones a ello es muy fácil que te olvides de todo y te sumerjas en la sobria Esparta y sus orgullosas gentes (tan orgullosas en ocasiones, que resultan arrogantes), en sus duras e incluso crueles costumbres, y que hasta aquellos personajes que no merecen simpatía terminen por caerte bien y llegues a derramar alguna lágrima (o más de una) por ellos.
LO MEJOR:
-Que, a pesar de ser tan extensa, se haga tan entretenida y absorbente durante la mayor parte de sus páginas.
-La primera parte, la brutalidad de todo lo que acaece en el lago Estigia, los personajes, las batallas…
-No sé si pondrá con ello, pero el autor deja los suficientes hilos sueltos para escribir una tercera entrega.
LO PEOR:
-Algún texto recordatorio de más, aunque nunca jamás llegue a molestar como en el caso de autores de best sellers (Dan Brown, por ejemplo).
-El nivel de las 200 (o quizá 300) primeras páginas es tan alto, que hay un bajón considerable tras ellos (durante el encierro con Tisámeno, por ejemplo), no obstante el interés no tarda en subir de forma constante.
-Alguna aparición demasiado oportuna (como las de Tisámeno y la de Perseo al final).
La edición:
Como las anteriores novelas históricas de Javier Negrete, es Espasa la editorial afortunada que la publica. El volumen tiene 1.008 páginas en total, la mayoría son de la historia de Perseo, pero también hay una nota del autor donde nos explica la base histórica de la novela y de sus personajes; como ya he señalado, incluye un texto de agradecimiento donde deja bien claro que el proceso de escritura no fue sencillo. Posteriormente, hay un par de mapas, el primero de Grecia y toda la zona del mar Egeo, y el segundo de la batalla de Platea, regalándonos al final un árbol genealógico de las dos dinastías reales de Esparta, los Euripóntidas (a la que pertenece Perseo) y los Agíadas.
Hay alguna erratilla, pero muy contadas.
Al ser tan voluminoso, no resulta tan cómodo de leer en transporte público, empero si se va sentado no hay problema, mas si habitualmente no te puedes sentar...mejor leérselo en casa.
-Que, a pesar de ser tan extensa, se haga tan entretenida y absorbente durante la mayor parte de sus páginas.
-La primera parte, la brutalidad de todo lo que acaece en el lago Estigia, los personajes, las batallas…
-No sé si pondrá con ello, pero el autor deja los suficientes hilos sueltos para escribir una tercera entrega.
LO PEOR:
-Algún texto recordatorio de más, aunque nunca jamás llegue a molestar como en el caso de autores de best sellers (Dan Brown, por ejemplo).
-El nivel de las 200 (o quizá 300) primeras páginas es tan alto, que hay un bajón considerable tras ellos (durante el encierro con Tisámeno, por ejemplo), no obstante el interés no tarda en subir de forma constante.
-Alguna aparición demasiado oportuna (como las de Tisámeno y la de Perseo al final).
La edición:
Como las anteriores novelas históricas de Javier Negrete, es Espasa la editorial afortunada que la publica. El volumen tiene 1.008 páginas en total, la mayoría son de la historia de Perseo, pero también hay una nota del autor donde nos explica la base histórica de la novela y de sus personajes; como ya he señalado, incluye un texto de agradecimiento donde deja bien claro que el proceso de escritura no fue sencillo. Posteriormente, hay un par de mapas, el primero de Grecia y toda la zona del mar Egeo, y el segundo de la batalla de Platea, regalándonos al final un árbol genealógico de las dos dinastías reales de Esparta, los Euripóntidas (a la que pertenece Perseo) y los Agíadas.
Hay alguna erratilla, pero muy contadas.
Al ser tan voluminoso, no resulta tan cómodo de leer en transporte público, empero si se va sentado no hay problema, mas si habitualmente no te puedes sentar...mejor leérselo en casa.
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