El Emperador decreta que la casa Harkonen, actuales señores de Arrakis, abandonen el desértico planeta y que la casa Atreides tome su lugar. Pero lo que puede parecer un honor para los Atreides también puede ser un regalo envenenado, eso es algo que el joven Paul Atreides, heredero de la casa, aprenderá rápido.
Dune (Dune, 2021) era la película más esperada de 2020, y para un servidor también lo era, de hecho incluso saldé la asignatura pendiente de leerme la novela de Frank Herbert por la urgencia de hacerlo antes de ver su traslación a la pantalla grande (la versión de Lynch no recuerdo haberla visto completa, aunque sí que hace tiempo visioné una miniserie de TV). Pero la pandemia, con el poco exitoso estreno en salas de Tenet mediante, echó por tierra las ansias de muchos cinéfilos. Las expectativas estaban justificadas, por ser una nueva adaptación de una obra literaria que es un clásico de la ciencia ficción (y que generó toda una saga), que muchos consideraban inadaptable (que se lo pregunten a Jodorowsky) o al menos de muy difícil traslación, y también porque el director encargado era nada más y nada menos que Denis Villeneuve, que venía de firmar la maravillosa La llegada y la notable (y muy ambiciosa) Blade Runner 2049.
Los calificativos que más vienen a la cabeza al empezar a ver Dune pueden ser fácilmente grandilocuencia y magnificencia. Y es que la escala de la presentación del universo es realmente grande, mostrándonos desde el primer plano lo ambicioso de la propuesta mientras nos deja (o al menos a mí así me dejó) fascinados por la majestuosidad de las imágenes y el impactante diseño de producción (que, por otra parte, recuerda por momentos al anterior film de Villeneuve), sumado a ello la tenebrosa atmósfera y la aparición de no pocos oscuros personajes (los Harkonen a la cabeza). Dicha presentación es la parte más fascinante del film, la combinación de lo reseñado anteriormente junto a la sobria puesta en escena hacen que te sumerjas por completo (también debe ayudar, creo yo, el que la haya visto en una sala IMAX y en 3D), sin embargo pierde un poco de fuelle (al menos en este primer visionado) tras la caída de los Atreides, especialmente cuando madre e hijo se las tienen que apañar para sobrevivir.
Sobre los hombros de Timothée Chalamet (Mujercitas) recae el peso del papel de Paul Atreides, un personaje que no es fácil y con el que Chalamet cumple pero no destaca, así que habrá que ver cómo evoluciona en la próxima entrega; sus progenitores son interpretados por Oscar Isaac (Star Wars: Los últimos jedi), quien también cumple, y Rebecca Ferguson (Misión: Imposible - Fallout), cuyo personaje es más relevante. Por otra parte Jason Momoa (Aquaman) da vida a uno de los mejores personajes de la novela, Duncan Idaho, mentor de Paul, aunque aquí se ve un poco deslucido, y Josh Brolin (Sicario) a Gurney, otro de los maestros del heredero de los Atreides, y otro carismático personaje que debería tener mucho por decir. Por parte de los Harkonen destacar a Stellan Skarsgard (Un traidor como los nuestros), que interpreta al patriarca al más puro estilo Kurt de Apocalypse Now (homenaje mas que evidente incluido), mientras que Dave Bautista (Ejército de los muertos) pone cuerpo al violento Rabban. Charlotte Rampling (Benedetta) es Gaius Helen Moiam, la Reverenda Madre de las Bene Gesserit, quienes manejan en las sombras el destino del Imperio; mientras que Sharon Duncan-Brewster (Rogue One: Una historia de Star Wars) se mete en la piel de Kynes, personaje que era un hombre en la novela; y Javier Bardem (El buen patrón) interpreta al líder fremen Stilgar.
Dune (Dune, 2021) era la película más esperada de 2020, y para un servidor también lo era, de hecho incluso saldé la asignatura pendiente de leerme la novela de Frank Herbert por la urgencia de hacerlo antes de ver su traslación a la pantalla grande (la versión de Lynch no recuerdo haberla visto completa, aunque sí que hace tiempo visioné una miniserie de TV). Pero la pandemia, con el poco exitoso estreno en salas de Tenet mediante, echó por tierra las ansias de muchos cinéfilos. Las expectativas estaban justificadas, por ser una nueva adaptación de una obra literaria que es un clásico de la ciencia ficción (y que generó toda una saga), que muchos consideraban inadaptable (que se lo pregunten a Jodorowsky) o al menos de muy difícil traslación, y también porque el director encargado era nada más y nada menos que Denis Villeneuve, que venía de firmar la maravillosa La llegada y la notable (y muy ambiciosa) Blade Runner 2049.
Los calificativos que más vienen a la cabeza al empezar a ver Dune pueden ser fácilmente grandilocuencia y magnificencia. Y es que la escala de la presentación del universo es realmente grande, mostrándonos desde el primer plano lo ambicioso de la propuesta mientras nos deja (o al menos a mí así me dejó) fascinados por la majestuosidad de las imágenes y el impactante diseño de producción (que, por otra parte, recuerda por momentos al anterior film de Villeneuve), sumado a ello la tenebrosa atmósfera y la aparición de no pocos oscuros personajes (los Harkonen a la cabeza). Dicha presentación es la parte más fascinante del film, la combinación de lo reseñado anteriormente junto a la sobria puesta en escena hacen que te sumerjas por completo (también debe ayudar, creo yo, el que la haya visto en una sala IMAX y en 3D), sin embargo pierde un poco de fuelle (al menos en este primer visionado) tras la caída de los Atreides, especialmente cuando madre e hijo se las tienen que apañar para sobrevivir.
Sobre los hombros de Timothée Chalamet (Mujercitas) recae el peso del papel de Paul Atreides, un personaje que no es fácil y con el que Chalamet cumple pero no destaca, así que habrá que ver cómo evoluciona en la próxima entrega; sus progenitores son interpretados por Oscar Isaac (Star Wars: Los últimos jedi), quien también cumple, y Rebecca Ferguson (Misión: Imposible - Fallout), cuyo personaje es más relevante. Por otra parte Jason Momoa (Aquaman) da vida a uno de los mejores personajes de la novela, Duncan Idaho, mentor de Paul, aunque aquí se ve un poco deslucido, y Josh Brolin (Sicario) a Gurney, otro de los maestros del heredero de los Atreides, y otro carismático personaje que debería tener mucho por decir. Por parte de los Harkonen destacar a Stellan Skarsgard (Un traidor como los nuestros), que interpreta al patriarca al más puro estilo Kurt de Apocalypse Now (homenaje mas que evidente incluido), mientras que Dave Bautista (Ejército de los muertos) pone cuerpo al violento Rabban. Charlotte Rampling (Benedetta) es Gaius Helen Moiam, la Reverenda Madre de las Bene Gesserit, quienes manejan en las sombras el destino del Imperio; mientras que Sharon Duncan-Brewster (Rogue One: Una historia de Star Wars) se mete en la piel de Kynes, personaje que era un hombre en la novela; y Javier Bardem (El buen patrón) interpreta al líder fremen Stilgar.
Estoy por completo de acuerdo con Villeneuve en que Dune es una película para ver en cines, en la pantalla más grande posible (en IMAX es impresionante), es un espectáculo épico repleto de hipnotizantes imágenes que merece ser una experiencia compartida. Un film para ver más de una vez.
LO MEJOR:
-El soberbio diseño de producción.
-Los dos primeros actos son un gran goce sensorial, por el mencionado diseño de producción y la lograda y oscura atmósfera. Es una excelente presentación al universo de Dune.
LO PEOR:
-El último tercio carece de la fuerza y la capacidad de sorprender de los dos primeros.
-La BSO de Hans Zimmer me parece demasiado ruidosa, quita protagonismo a las imágenes, quizá porque pretende ser durante todo momento demasiado grandilocuente.
-Que no logra que te encariñes con los personajes como lo consigue la novela (como el mencionado Duncan).
¿Quién debería verla?
Todo el que haya leído con deleite el clásico de Frank Herbert (que a mi juicio, salvo fanáticos fundamentalistas, la disfrutarán más), y los amantes de la ciencia ficción en general.
¿Y quién no?
-El soberbio diseño de producción.
-Los dos primeros actos son un gran goce sensorial, por el mencionado diseño de producción y la lograda y oscura atmósfera. Es una excelente presentación al universo de Dune.
LO PEOR:
-El último tercio carece de la fuerza y la capacidad de sorprender de los dos primeros.
-La BSO de Hans Zimmer me parece demasiado ruidosa, quita protagonismo a las imágenes, quizá porque pretende ser durante todo momento demasiado grandilocuente.
-Que no logra que te encariñes con los personajes como lo consigue la novela (como el mencionado Duncan).
¿Quién debería verla?
Todo el que haya leído con deleite el clásico de Frank Herbert (que a mi juicio, salvo fanáticos fundamentalistas, la disfrutarán más), y los amantes de la ciencia ficción en general.
¿Y quién no?
Los que no acepten el mínimo cambio a la hora de las adaptaciones.
Ambiciosas (y sorprendentes) películas de ciencia ficción:
No hay comentarios:
Publicar un comentario