18 julio 2019

Aquaman

Atlanna, la reina de Atlantis, huye de un matrimonio concertado y se tropieza con un farero, del cual se enamora perdidamente. Fruto de dicho amor nace un niño, el cual, muy a su pesar, está destinado a unir los reinos del mar y la tierra.

Aquaman fue uno de los personajes que más me gustaron de Liga de la Justicia, su carácter socarrón y pasota y el buen hacer de Jason Momoa me hacía querer ver una película dedicada solo al personaje, y el hecho de que fuera James Wan (Insidious, Fast & Furious 7), un director que ha demostrado tener buena mano con el cine comercial, el encargado de llevarla a cabo me daba esperanzas de que iba a ser un buen divertimento sin pretensiones.

Y, desde el primer hasta el último fotograma, podríamos decir que Aquaman (ídem, 2018), en efecto, no tiene grandes pretensiones. Es una aventura fantástica con un marcado carácter pulp (ese pulpo tocando los tambores), que se deja llevar por su simplicidad sin prejuicio alguno, intentando engatusar al espectador con personajes planos y dramas y traumas que uno no se cree..., y ahí es donde está el problema.

Porque el hecho de que el guion, del que se encargan David Leslie Johnson-McGoldrick y Will Beall, sea flojito, es lo de menos, no se le pide un nivel de Hamlet a una cinta como esta, pero donde a mí me ha fallado en buena medida es en los personajes, hecho que ha supuesto que en bastantes puntos fuera incapaz de entrar en la historia.

Un buen ejemplo es el de Manta y su padre. Su presentación no puede ser más torpe, nos intentan mostrar su estrecha relación con el regalo del cuchillo del segundo al primero cuando apenas han aparecido y luego, cuando cae el que tiene que caer, simplemente nos importa un comino.
Algo parecido me ha pasado con algunos diálogos entre otros personajes. Las interpretaciones no me las he creído (en parte por cuestiones estéticas, de fotografía, diría yo) y me importaban bien poco lo que estuvieran diciendo (pensé en más de una escena que debería haber optado por verla en versión doblada). Para rematar la faena y redondear la parte de los desaguisados, aparece Black Manta y más cutre y ridículo no puede ser; que será fiel al diseño del cómic y tal, ¿pero de verdad les gustaba como quedaba en cámara? Porque al menos a mí me parece un enemigo digno de un episodio de Power Rangers, pero para una película de gran presupuesto va ser que no me lo trago (de nuevo la fotografía, demasiado televisiva por momentos, también juega en su contra).

Por otra parte, también tiene secuencias potentes y divertidas, como puede ser esa lucha/persecución que mantiene Mera con los atlantes (en paralelo a la de Aquaman con Black Manta), el encuentro del prota con el karathen (al que le pone voz Julie Andrews), cuando llegan a la fosa o el enfrentamiento final, así como la propia ciudad sumergida de Atlantis y, en general, el diseño de producción, que nos regala escenarios muy molones. En realidad, durante todo el film se salpican escenas de interés con otras que no convencen, siendo por tanto muy irregular, lo cual es una pena.

Del reparto Jason Momoa (Una bala en la cabeza) me sigue convenciendo como héroe atlante, aunque no mantiene el mismo nivel durante toda la cinta, tiene instantes en los que muestra su carisma y saca a relucir la personalidad socarrona del personaje; mientras que la mayoría del resto del elenco me convence a ratos, especialmente Amber Heard (En tierra de hombres), Willen Dafoe (Siete hermanas) y Nicole Kidman (La seducción) (por cierto, muy buena la lucha en la casa del faro). A Patrick Wilson (Watchmen) me lo he creído como el hermano maloso, y al que no me he tragado en ningún segundo es a Yahya Abdul-Mateen II (El gran showman), aunque hay que decir a su favor que con el desarrollo que tiene en el guion poco podía hacer.

Pues sí, Aquaman ha sido una decepción, pero una decepción que no me ha aburrido. Es una película harta irregular, con escenas imposibles de creer y otras en las que te diviertes mucho, con momentos ridículos (¡Black Manta, por diox!) y situaciones forzadas que dice uno ¡venga ya! (esa secuencia romántica en Italia). Al menos no se toma en serio a sí misma.


LO MEJOR:
-El diseño de producción (no tanto el de ciertos trajes), su espíritu pulp sin pretensiones, las secuencias de acción (excepto en las que aparece Black Manta).
-Patrick Wilson, Jason Momoa... ¡y Dolph Lundgren!.

LO PEOR:
-Black Manta, cutre hasta decir basta.
-Que es muy irregular, no te crees la mayoría de momentos dramáticos (o sin drama).
-El rejuvenecimiento digital (sobre todo de Temuera Morrison) de algunos personajes tampoco ayuda mucho.

¿Quién debería verla?
Fanes del personaje (supongo) y de las películas de superhéroes.

Opiniones divergentes:
Como la de Sergio Mars en Rescepto Indablog.

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