07 julio 2019

La cura del bienestar

Lockhart es un ambicioso ejecutivo de una gran compañía a la que los jefazos de la misma le hacen el encargo de traer de vuelta a uno de sus miembros de un balneario perdido en lo Alpes, del cual no quiere salir. Cuando llega a tal idílico lugar se encuentra con que no le facilitan la visita, no tardando en sospechar que la tan cacareada cura que ofrecen quizás no sea tal.

La cura del bienestar (A Cure for Wellness, 2016) me conquistó con su tráiler. Era enigmático, era atrayente y era inquietante, además de que el nombre de Gore Verbinski me da confianza, pues ha dirigido varias películas con las que me lo he pasado bien (o mal), como la trilogía Piratas del Caribe, The Ring en su versión yanqui o la cinta animada Rango.

El inicio ya apunta maneras, con la muerte de un personaje y la lectura de una carta en la que se resume el gran mal de nuestro tiempo: la ambición. Todos los que están alrededor de la mesa coinciden en el diagnóstico, la locura, no obstante en sus rostros, sus gestos y sus palabras no se percibe mucha cordura. Ese ambiente gris de la ciudad, de Wall Street, cambia drásticamente al bucólico, a la par que siniestro, paisaje del balneario suizo (el castillo Hohenzollern en realidad, situado en Alemania) donde se sitúa la mayor parte de la acción, donde el protagonista se ve atrapado a su pesar y donde los ricachones van a curar una enfermedad que desconocen, ese deseo de tener más y más que los consume por dentro...

Verbinski ha conseguido hacer un filme pausado pero de notable atmósfera, que juega más con lo inquietante que con el terror y el susto fácil, aunque hay mucho horror, miedos primigenios, atávicos, dudas sobre lo real o lo irreal (sobre la misma cordura), y monstruos de níveas batas y sonrisas.

Dane DeHaan es un actor cuyo rostro no es muy conocido pero que sin duda está en ascenso, participó en la exitosa Chronicle, en The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro y también lo hemos visto en la superproducción de Luc Besson, Valerian y la ciudad de los mil planetas; aquí convence como joven y muy ambicioso ejecutivo, con trauma incluido. Mia Goth (Nymphomaniac. Volumen 2) tiene una belleza muy particular, un rostro angelical y todo un halo misterioso en la cinta que nos ocupa; siendo Jason Isaacs (Harry Potter y la Orden del Fénix) el otro vértice donde se apoya la trama, un doctor afable y de buenos modales pero quizá menos de fiar de lo que aparenta.

La cura del bienestar, a pesar de tratarse de un film largo, no causa sopor, mantiene un constante interés, si bien hay alguna secuencia (como cuando bajan Lockhart y Hannah al pueblo) mejorable. Otro de sus puntos fuertes es su atmósfera, lograda gracias a una buena realización, una estupenda fotografía y una música que encaja perfectamente. Una película recomendable para amantes de lo inquietante.


LO MEJOR
-La magnífica fotografía, una buena realización y música.
-Que se puede tomar como una crítica a un sistema que nos lleva al abismo.
-El reparto cumple muy bien.

LO PEOR:
-Muy rápido baja el prota hasta el sótano en el desenlace.
-No se ve el porqué o cómo cierto personaje ve la enfermedad que corroe al mundo.

¿Quién debería verla?
Quien guste de filmes que se cuecen a fuego lento, que buscan antes crear atmósfera que el susto fácil; los seguidores de Lovecraft.

¿Y quién no?
Quien espere asesinos descuartizadores.

No hay comentarios: