01 agosto 2019

Su mejor historia

Catrin Cole consigue un trabajo en el Ministerio del Cine británico en plena II Guerra Mundial, y es elegida para colaborar en el guion (“escribir las monsergas”) en un film que pretende no solo animar la moral de los británicos, sino empujar a los estadounidenses a apuntarse a la guerra.

Creo que lo que verdaderamente me impulsó (o al menos lo que más lo hizo) a ver Su mejor historia (Their Finest, 2016) fue el hecho de haberme perdido Primavera en Normandia. Sí, son dos historias que poco tienen que ver, aunque tienen en común que está ahí Gemma Arterton como protagonista, simplemente es una actriz que me tiene conquistado desde que vi La desaparición de Alice Creed.

Así que se puedo afirmar que el factor principal que me ha hecho pagar una entrada para ver el filme de Lone Scherfig (An Education) escrito por Gaby Chiappe (Gente de barrio) basándose en la novela de Lissa Evans, fue la coprotagonista de Melanie. The Girl With All the Gifts. Pero, como en alguna ocasión he dicho con otras obras, por suerte no es por ella solo por lo que merece la pena verla.

Y es que Su mejor historia es, en esencia, un film romántico, pero tiene el valor añadido de situarse en un momento histórico relevante y centrarse en algo tan interesante como cinéfilo como es el cine en tiempos de guerra y, por tanto, realizado con el fin último de realizar propaganda, de animar a la nación y las tropas.

Resulta muy curioso cuando, a pesar de que los guionistas están encerrados en su desordenado despacho, los detalles del guion trascienden a los diferentes ministerios, y aun siendo nimios en apariencia tener que modificarlos porque pueden dar una idea de que la ingeniera del país no es fiable o de resultar moralmente cuestionable; por no hablar de añadidos de última hora en pos de aumentar el impacto internacional de la película, aunque el elegido sea incapaz de actuar lo más mínimo. Detalles que dan una idea de lo difícil que puede resultar de hacer cine en tiempos revueltos y en tiempos de paz, puesto siempre hay alguien por arriba que piensa que añadir o quitar elementos pueden darle una mayor proyección comercial, y el cómo lo hagan les importa poco aparentemente.

También me ha gustado mucho el sentido del humor de la cinta, especialmente el referido a los propios intérpretes, al arte de actuar, siendo el personaje de Bill Nighy (que ya coincidió con Gemma Arterton en Radio encubierta) el destacado al respecto, un actor en horas bajas con un ego demasiado inflado, incapaz de aceptar su edad y, por tanto, de seleccionar papeles que encajen con la misma.

En cuanto al resto del reparto, me ha sorprendido Sam Claflin, al que conocía por papeles en blockbusters como Los juegos del hambre: En llamas o la mediocre Piratas del Caribe: En mareas misteriosas, y que aquí hace un papel notable como guionista amargado. Mientras que Jack Huston (Outlander) da vida a un artista sin demasiado éxito, esposo de Catrin; Paul Ritter (La legión del águila) es otro de los guionistas, Richard E. Grant (Logan) es un alto funcionario del Ministerio del Cine (o el ministro, no lo recuerdo), Jake Lacy (El caso Sloane) es el yanqui valiente pero con poco talento, Henry Goodman (Altamira) un atribulado productor, Rachael Stirling (Blancanieves y la leyenda del cazador) una secretaria del Ministerio del Cine de armas tomar y Jeremy Irons (Batman v Superman: El amanecer de la justicia), en un brevísimo papel, es el Secretario de Guerra. Y otros actores que me dejo en el tintero, que conforman un sólido reparto.

En definitiva, Su mejor historia es una comedia dramática que deja un poso de tristeza, un film en el que los actores son su mayor baza. Una buena historia.


LO MEJOR:
-Ese regusto amargo que deja al final, aunque su último mensaje sea eminentemente positivo.
-El reparto, destacando la siempre estupenda Gemma Arterton, Bill Nighy y un sorprendente Sam Claflin.

LO PEOR:
-Cierta deriva sentimental en algunos de los compases finales.
-Esa muerte al final, aunque sea coherente con cierto diálogo.

¿Quién debería verla?
Quien guste de las historias metacinematográficas, así como de los dramas que no renuncien a la comedia o a la inversa.

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