Cuenta la historia de cómo se conformó la selección española de waterpolo para las Olimpiadas de 1992, de ser un equipo sin aspiraciones a realizar un buen papel y llegar a la final.
Los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 fueron uno de los dos acontecimientos internacionales que se produjeron en España ese año (el otro, para los más bisoños, fue la Expo de Sevilla) y que colocaron para muchos en el mapa a nuestro país. Un cuasi mozalbete imberbe como un servidor, se sumó a la fiebre olímpica y vio no pocas competiciones, especialmente de atletismo, y tengo el vago recuerdo de que también debí ver algo de waterpolo, pero es tan impreciso que no me acordaba cómo acabó España en la competición.
Hecho que es una ventaja, puesto que entiendo que debe ayudar a que el último partido sea más emocionante, pero no un requisito para disfrutar de esta historia dirigida por Álex Murrull y Dani de la Orden (Mamá o papá) y escrita por Carlos Franco (Cites). Y es así porque ya desde el minuto cero, cuando se nos muestra a una despreocupada selección, es una película intensa, y que gana en intensidad a medida que se acerca la fecha del evento y somos testigos del duro entrenamiento (digno de cualquier película épica deportiva hollywoodiense) a los que son sometidos los deportistas por parte de un entrenador que se muestra frío e implacable, pero cuyas acciones, vamos percibiendo, van enfocadas a hacer que el grupo sea un equipo, y que la motivación de los jugadores no sea simplemente divertirse o pasar el rato, sino ganar.
Un equipo encabezado por Álvaro Cervantes (El árbol de la sangre) y Jaime Lorente (El Cid), dos jugadores muy competitivos pero totalmente opuestos, que chocan irremediablemente desde el primer instante, dirigidos por un entrenador de frases cortantes y exigente como pocos, encarnado más que convincentemente por Tarik Filipovic (Nestali). El resto del reparto lo completa un variopinto número de actores entre los que se cuentan Pep Ambròs (El olivo) y Roger Casamajor (Pa negre).
Tras ver tantas películas anglosajonas donde se muestran sus hazañas deportivas, se agradece que se haya realizado una cinta como 42 segundos (ídem, 2022) una agradable sorpresa, de buena factura, gran ritmo y emocionante final, y un elenco que cumple tanto a nivel físico (debió ser un rodaje exigente) como dramático. Muy recomendable.
Los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 fueron uno de los dos acontecimientos internacionales que se produjeron en España ese año (el otro, para los más bisoños, fue la Expo de Sevilla) y que colocaron para muchos en el mapa a nuestro país. Un cuasi mozalbete imberbe como un servidor, se sumó a la fiebre olímpica y vio no pocas competiciones, especialmente de atletismo, y tengo el vago recuerdo de que también debí ver algo de waterpolo, pero es tan impreciso que no me acordaba cómo acabó España en la competición.
Hecho que es una ventaja, puesto que entiendo que debe ayudar a que el último partido sea más emocionante, pero no un requisito para disfrutar de esta historia dirigida por Álex Murrull y Dani de la Orden (Mamá o papá) y escrita por Carlos Franco (Cites). Y es así porque ya desde el minuto cero, cuando se nos muestra a una despreocupada selección, es una película intensa, y que gana en intensidad a medida que se acerca la fecha del evento y somos testigos del duro entrenamiento (digno de cualquier película épica deportiva hollywoodiense) a los que son sometidos los deportistas por parte de un entrenador que se muestra frío e implacable, pero cuyas acciones, vamos percibiendo, van enfocadas a hacer que el grupo sea un equipo, y que la motivación de los jugadores no sea simplemente divertirse o pasar el rato, sino ganar.
Un equipo encabezado por Álvaro Cervantes (El árbol de la sangre) y Jaime Lorente (El Cid), dos jugadores muy competitivos pero totalmente opuestos, que chocan irremediablemente desde el primer instante, dirigidos por un entrenador de frases cortantes y exigente como pocos, encarnado más que convincentemente por Tarik Filipovic (Nestali). El resto del reparto lo completa un variopinto número de actores entre los que se cuentan Pep Ambròs (El olivo) y Roger Casamajor (Pa negre).
Tras ver tantas películas anglosajonas donde se muestran sus hazañas deportivas, se agradece que se haya realizado una cinta como 42 segundos (ídem, 2022) una agradable sorpresa, de buena factura, gran ritmo y emocionante final, y un elenco que cumple tanto a nivel físico (debió ser un rodaje exigente) como dramático. Muy recomendable.
LO MEJOR:
-Que es muy entretenida, de principio a fin.
-Su intensidad y emoción crecientes.
-Un buen reparto y realización.
LO PEOR:
-Ese público, en los planos generales, hecho en CGI. Donde queden un buen puñado de extras de carne y hueso.
¿Quién debería verla?
A quien se le encienda la llama olímpica cada cuatro años.
¿Y quién no?
¿Alérgicos al agua?
-Que es muy entretenida, de principio a fin.
-Su intensidad y emoción crecientes.
-Un buen reparto y realización.
LO PEOR:
-Ese público, en los planos generales, hecho en CGI. Donde queden un buen puñado de extras de carne y hueso.
¿Quién debería verla?
A quien se le encienda la llama olímpica cada cuatro años.
¿Y quién no?
¿Alérgicos al agua?
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