Nos encontramos en un futuro cercano, Frank vive solo en su casa en mitad del campo, su hijo viaja cada semana durante diez horas para visitarlo sin mucho agradecimiento por parte de su progenitor, preocupado por la memoria cada vez más voluble de éste, y con pocas ganas de gastar su escaso tiempo libre, le regala un robot asistente para que le ayude en las tareas y de paso mejore su capacidad cognitiva. Frank muestra su rechazo al principio, no quiere ninguna ayuda porque él se las apaña muy bien solo, pero poco a poco se da cuenta de que el autómata puede ser no solo una buena compañía, sino útil para repetir hazañas de juventud.
Un amigo para Frank (Robot & Frank, 2012) es una de esas películas que pasan por la cartelera sin hacer mucho ruido, pero que raramente desagrada a todo aquel que se pasa a verla, para finalmente el boca-oreja hacer que tenga cierto éxito. Las claves de que esto sea así son varias, pero si tenemos que elegir la principal prácticamente todo el mundo no dudaría en señalar a su protagonista, Frank Langella, cuya interpretación del bueno de Frank, ese hombre de memoria decadente que no es consciente de ello, es sensacional. Y es que su personaje es entrañable, cascarrabias, atento, egoísta, osado y generoso, ningún rasgo claramente exagerado, sin cabidas para las estridencias, sin sobreactuaciones, pues la economía de gestos del protagonista de El desafío - Frost contra Nixon o Lolita, no es tacaña, pero tampoco en exceso generosa.
Un amigo para Frank supone el debut en el largometraje de Jake Schreier, que ha demostrado con este film que tiene talento, puesto que ha sabido llevar a buen puerto el guion de Christopher D. Ford sin artificios y sí con mucha ironía y no poco drama, porque si bien el film se sustenta en el humor, lo que cuenta al fin y al cabo es algo tan natural como duro, que no es otra cosa que el hecho de hacerse viejo y encima perder la memoria con ello. Lograr que el espectador sonría durante toda la cinta, y que también se compadezca e identifique con el protagonista, y dejarte con esa sensación final de pérdida y resignación, ese regusto agridulce, es toda una odisea que muy pocas historias transmiten.
Acompañando a Langella tenemos un reparto no muy largo pero sí que bien seleccionado. James Marsden (Superman Returns) y la casi desparecida Liv Tyler (El increíble Hulk) dan vida a los hijos de Frank, tan diferentes como suelen ser los hermanos, uno un tanto estirado, la otra una especie de hippie que intenta ayudar a la gente a la par que no se lleva muy bien con los robots. Susan Sarandon (El atlas de las nubes) como la simpática bibliotecaria del pueblo, de una biblioteca que está a punto de desaparecer para convertirse en una especie de remedo futurista, puesto que la gente se ve que ya ha perdido totalmente el gusto por la lectura (en papel al menos). Precisamente el culpable de ello es el personaje de Jeremi Strong (La noche más oscura), un tipo pijo apasionado de la batería virtual y casado con la dominante Bonnie Bentley (En la mente del asesino), mientras que Jerimy Sisto (Ley y orden) es el sheriff del pueblo. No se le ve en ningún momento la cara, ni siquiera se escucha su voz, pero no hay que olvidar el nombre de la persona que iba metida en el robot, Rachael Ma (Smash), una bailarina y actriz que las pasó canutas embutida como iba y gracias a que el tiempo no fue precisamente fresco durante parte del rodaje.
Sin duda Un amigo para Frank es una película con la que entra uno a la sala con cierta ligereza, se sonríe uno al ver las aventuras de su protagonista, pero que poco a poco, y sin olvidarse del humor en ningún momento, te dirige hacia otros derroteros para finalmente dejarte una sensación agridulce que satura las glándulas lacrimales sin usar para ello música machaconamente sensiblera. Fantástico Frank Langella y fantástico film. Merece la pena.
LO MEJOR:
-Frank Langella, simplemente sensacional.
-La historia, sencilla pero que cuenta muchas cosas.
-Muy buen debut de Jake Schreier.
LO PEOR:
-Frank se extraña mucho de que Jake y Shoplady (encarnados por los nombrados Strong y Bentley) vivan tan opulentamente, y lo repite varias veces, pero la cosa se queda ahí, ¿por qué no se desarrolla una subtrama al respecto? ¿Es solo para despistar al espectador?
¿Quién debería verla?
Quien guste de historias sencillas, y sobre todo que al final te dejan con una sensación entre dulce y amarga.
¿Y quién no?
Aquel que si no hay tiros a los cinco minutos ya está dormido en la butaca.
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