John Garrity es un ingeniero que está sufriendo un momento complicado en su matrimonio, a eso se le suma que su hijo de 7 años padece diabetes y el detalle de que un cometa va a pasar muy cerca de la Tierra. La situación se complicará más cuando resulte que el cometa es más peligroso de lo que se creía, y que podría causar una extinción similar a la del meteorito que cayó hace 65 millones de años.
Cómo nos gusta ver como se va el mundo al garete en la ficción, disfrutamos con grandes terremotos, tsunamis o incluso con el choque de planetas, la destrucción nos fascina y eso es algo que el cine nunca deja de explotar. Un servidor no es menos y también le gusta evadirse de la cuasi apocalíptica (o al menos un poquito surrealista) realidad con historias de hecatombes, de ahí que le echara rápidamente el ojo a Greenland: El último refugio (Greenland, 2020), catástrofe escrita por Chris Sparling (Buried) y dirigida por Ric Roman Waugh, quien ya había trabajado con Butler en Objetivo: Washington D.C.
No se puede decir que Greenland, en su inicio sobre todo, intente evitar los caminos ya transitados. El modelo familiar protagonista es de lo más típico que han podido parir, así que uno no puede sino sonreír en los primeros compases donde se nos presentan a los personajes; no obstante, cuando la acción comienza, consigue con notable eficacia mantenernos atentos, y hasta tensos, durante los primeros avatares de los protagonistas para alcanzar su objetivo, y nos sigue manteniendo interesados cuando el drama se adueña definitivamente de su viaje.
Quizá esa sea una de las características a destacar de la cinta de Waugh, su apuesta por mostrar el drama humano, dejando en un segundo pero bien visible plano el del evento. Así que en más de un pasaje a lo largo de las desventuras consigue emocionar, y eso que puede que por su propia naturaleza tiende en algunos puntos a exagerar (yo me decía en algunos pasajes que estaba viendo un melodrama), usando y abusando de la música dramática y, aún así, o puede que por ello, nos deja con los ojos pegados a la pantalla. También es cierto que hay que hacer concesiones, sobre todo en su tramo final, pero al menos a mí ese hecho no me ha estropeado la experiencia.
En cuanto al reparto, la familia encabezada por Gerard Butler (Geostorm) y Morena Baccarin (Deadpool), así como su retoño interpretado por Roger Dale Floyd (Doctor Sueño) (que a lo tonto al final nos conquista), es sobre lo que gira el argumento. Juntos o por separado no dejan de aparecer en pantalla, y el resto son solo secundarios con mayor o menor incidencia en las vicisitudes de los protagonistas. Algunos de estos son Scott Glenn (En honor a la verdad), como el abuelo de aspecto rudo pero que tiene buen corazón; o Andrew Bachelor (A todos los chicos de los que me enamoré) un buen chico con el que se cruza el personaje de Butler y le será de mucha ayuda; o Holt McCallany (Alien 3), un piloto que decide arriesgarse; por no hablar de Hope Davis (American Splendor) y David Denman (Outcast), una pareja que ayuda a Allison Garrity y su hijo en un momento dado.
En definitiva, Greenland: El último refugio satisfará a los seguidores del cine de catástrofes, ya que tiene sus secuencias espectaculares (algo menos que en otros filmes similares), momentos de pillaje, muchas desgracias ajenas, lloros varios y un final que deja una luz de esperanza para esta loca humanidad a la que nos ha tocado pertenecer.
Cómo nos gusta ver como se va el mundo al garete en la ficción, disfrutamos con grandes terremotos, tsunamis o incluso con el choque de planetas, la destrucción nos fascina y eso es algo que el cine nunca deja de explotar. Un servidor no es menos y también le gusta evadirse de la cuasi apocalíptica (o al menos un poquito surrealista) realidad con historias de hecatombes, de ahí que le echara rápidamente el ojo a Greenland: El último refugio (Greenland, 2020), catástrofe escrita por Chris Sparling (Buried) y dirigida por Ric Roman Waugh, quien ya había trabajado con Butler en Objetivo: Washington D.C.
No se puede decir que Greenland, en su inicio sobre todo, intente evitar los caminos ya transitados. El modelo familiar protagonista es de lo más típico que han podido parir, así que uno no puede sino sonreír en los primeros compases donde se nos presentan a los personajes; no obstante, cuando la acción comienza, consigue con notable eficacia mantenernos atentos, y hasta tensos, durante los primeros avatares de los protagonistas para alcanzar su objetivo, y nos sigue manteniendo interesados cuando el drama se adueña definitivamente de su viaje.
Quizá esa sea una de las características a destacar de la cinta de Waugh, su apuesta por mostrar el drama humano, dejando en un segundo pero bien visible plano el del evento. Así que en más de un pasaje a lo largo de las desventuras consigue emocionar, y eso que puede que por su propia naturaleza tiende en algunos puntos a exagerar (yo me decía en algunos pasajes que estaba viendo un melodrama), usando y abusando de la música dramática y, aún así, o puede que por ello, nos deja con los ojos pegados a la pantalla. También es cierto que hay que hacer concesiones, sobre todo en su tramo final, pero al menos a mí ese hecho no me ha estropeado la experiencia.
En cuanto al reparto, la familia encabezada por Gerard Butler (Geostorm) y Morena Baccarin (Deadpool), así como su retoño interpretado por Roger Dale Floyd (Doctor Sueño) (que a lo tonto al final nos conquista), es sobre lo que gira el argumento. Juntos o por separado no dejan de aparecer en pantalla, y el resto son solo secundarios con mayor o menor incidencia en las vicisitudes de los protagonistas. Algunos de estos son Scott Glenn (En honor a la verdad), como el abuelo de aspecto rudo pero que tiene buen corazón; o Andrew Bachelor (A todos los chicos de los que me enamoré) un buen chico con el que se cruza el personaje de Butler y le será de mucha ayuda; o Holt McCallany (Alien 3), un piloto que decide arriesgarse; por no hablar de Hope Davis (American Splendor) y David Denman (Outcast), una pareja que ayuda a Allison Garrity y su hijo en un momento dado.
En definitiva, Greenland: El último refugio satisfará a los seguidores del cine de catástrofes, ya que tiene sus secuencias espectaculares (algo menos que en otros filmes similares), momentos de pillaje, muchas desgracias ajenas, lloros varios y un final que deja una luz de esperanza para esta loca humanidad a la que nos ha tocado pertenecer.
LO MEJOR:
-Que es muy entretenida, mezcla mucho drama con sus dosis de acción, sus momentos espectaculares y conseguida tensión.
-Que sabe usar bien los tópicos a su favor.
-El trío protagonista cumple, y eso que al principio piensa uno que pueden ser pastelosos.
-Esa crítica, más o menos abierta, a los nacionalistas estadounidense más recalcitrantes.
LO PEOR:
-Su último tramo cojea un poco, hay que ser más condescendiente con lo que se ve. Pero su final es bonito.
¿Quién debería verla?
Quien, como yo, disfruta del cine de catástrofes.
¿Y quién no?
Si buscas originalidad.
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