Carlos, un ejecutivo de una petrolera, tiene el encargo de mediar en el secuestro de uno de los trabajadores de la misma en un país de África, lo cual hace peligrar la explotación de un suculento yacimiento, pero llegado al país las cosas se irán torciendo inexorablemente.
A pesar de los comentarios poco entusiastas que leí sobre Black Beach (ídem, 2020), decidí darle una oportunidad tras visionar su avance. Y es que un thriller político con ambientación internacional y secuencias de acción no es algo muy común en la cinematografía española (aunque cada vez se lancen más al vacío, por lo menos en lo que se refiere a thrillers de (o con) acción), y ese fue el primer motivo por lo que me animé, y también está el hecho de que sea protagonizado por Raúl Arévalo (La isla mínima), que ninguna de las películas que he visto del mismo me ha disgustado, y probablemente también me habría ayudado saber que su realizador y coguionista, Esteban Crespo (Amar), hizo un corto que fue nominado al Oscar.
Que si “una película desequilibrada”, “confusa”, “adrenalina sin alma”, “que no llega a encandilar”, con dichas palabras puede uno dudar de ver cualquier película, pero a veces el criterio ajeno no se ajusta al propio, como he comprobado en varias ocasiones y también en esta. Porque esta intriga me interesó desde el principio, esa sesión de ejercicio del protagonista con parada en un sórdido garito que sirven desayunos poco apetitosos, donde se nos presenta a un personaje que no parece que sea trigo limpio, haciendo ciertos trabajillos de dudosa ética para una petrolera, con la ambición de ascender y cruzar el charco. El último encargo que se le viene por delante no le termina de convencer, pero su ambición le hará dar el paso y aunque donde va se topa con parte de su pasado, las cosas no son igual que antaño y lo que sabe puede que esté lejos de la verdad.
Gran parte del metraje está dedicado a la investigación que realiza Carlos, el cual, sabiendo lo que hay, no tiene mucha fe en las autoridades locales, y encuentro a encuentro se van desvelando detalles de la verdad, aunque quizá sea tarde cuando se entere de para qué lo han contratado precisamente a él. El clímax de la narración se supone que está en una secuencia de acción de persecución que, aunque rodada con tino, me ha parecido la parte más endeble de la cinta, ya que, como en otras películas patrias (me viene Toro a la memoria), les falta algo para transmitir toda la tensión y emoción del momento, sobre todo cuando se da la persecución en vehículos. No obstante, tras la huida, y aunque el último tramo se puede considerar anticlimático, sí que transmite el desasosiego interno del protagonismo y, también, su pesar, que culmina con un plano final que lo que es a mí, y sumado a lo visto antes, me dejó poso.
Acompañan a Raúl Arévalo, que sale en prácticamente todos los planos, Candela Peña (La boda de Rosa), con un papel secundario pero importante; Babou Cham (Cargo), como el general Mba, un tipo no muy majo que se diga; Melina Matthews (La peste), como Susan, la mujer de Carlos; también tiene un papel corto pero vital Jimmy Castro, que un servidor siempre lo recuerda por el Club Disney, pero que también tiene una carrera como actor en series como Los hombres de Paco o películas como El increíble finde menguante; Claude Musungayi (Traumland) es Graham, el superior directo de Carlos, y Paulina García (Gloria) da vida a la madre del protagonista, que es una mandamás de la ONU. Otros papeles de cierta enjundia son interpretados por Lidia Nené, Fenda Drame (Merlí) y Emilio Buale (El hoyo).
Black Beach es una buena combinación de suspense, acción (no mucha) y drama (de esto más), un film con el que Esteban Crespo me ha convencido, puesto me ha gustado su puesta en escena y cómo mueve la cámara, y que además no es un mero entretenimiento liviano, sino que te hace pensar sobre los grandes intereses que mueven al mundo.
Gran parte del metraje está dedicado a la investigación que realiza Carlos, el cual, sabiendo lo que hay, no tiene mucha fe en las autoridades locales, y encuentro a encuentro se van desvelando detalles de la verdad, aunque quizá sea tarde cuando se entere de para qué lo han contratado precisamente a él. El clímax de la narración se supone que está en una secuencia de acción de persecución que, aunque rodada con tino, me ha parecido la parte más endeble de la cinta, ya que, como en otras películas patrias (me viene Toro a la memoria), les falta algo para transmitir toda la tensión y emoción del momento, sobre todo cuando se da la persecución en vehículos. No obstante, tras la huida, y aunque el último tramo se puede considerar anticlimático, sí que transmite el desasosiego interno del protagonismo y, también, su pesar, que culmina con un plano final que lo que es a mí, y sumado a lo visto antes, me dejó poso.
Acompañan a Raúl Arévalo, que sale en prácticamente todos los planos, Candela Peña (La boda de Rosa), con un papel secundario pero importante; Babou Cham (Cargo), como el general Mba, un tipo no muy majo que se diga; Melina Matthews (La peste), como Susan, la mujer de Carlos; también tiene un papel corto pero vital Jimmy Castro, que un servidor siempre lo recuerda por el Club Disney, pero que también tiene una carrera como actor en series como Los hombres de Paco o películas como El increíble finde menguante; Claude Musungayi (Traumland) es Graham, el superior directo de Carlos, y Paulina García (Gloria) da vida a la madre del protagonista, que es una mandamás de la ONU. Otros papeles de cierta enjundia son interpretados por Lidia Nené, Fenda Drame (Merlí) y Emilio Buale (El hoyo).
Black Beach es una buena combinación de suspense, acción (no mucha) y drama (de esto más), un film con el que Esteban Crespo me ha convencido, puesto me ha gustado su puesta en escena y cómo mueve la cámara, y que además no es un mero entretenimiento liviano, sino que te hace pensar sobre los grandes intereses que mueven al mundo.
LO MEJOR:
-La solvente realización de Esteban Crespo.
-Raúl Arévalo me ha convencido, y no menos el resto del elenco.
-Que es muy entretenida, consigue mantener la atención del espectador en todo momento.
LO PEOR:
-Lo que me ha resultado un poco por debajo del nivel del resto ha sido el tramo con más acción.
-La denuncia de una tuitera de que los trabajadores africanos no cobraron. Aunque me resulta muy creíble, me gustaría que no fuera cierta o, cuanto menos, que ya les hayan pagado.
¿Quién debería verla?
Si te gusta el cine de suspense, con intrigas políticas y empresariales y personajes (e intereses) oscuros.
¿Y quién no?
Quien espere una cinta de James Bond.
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