Irlanda, año 1939, William Franklin, un maestro de vocación, encuentra trabajo en un reformatorio regido por la Iglesia, es el primer maestro no eclesiástico que pisa el lugar, por lo que además de enfrentarse a los típicos problemas con los alumnos, tendrá que lidiar con las rígidas y severas normas que impone el prefecto John.
Dirigida por Aisling Walsh, realizadora irlandesa de carrera televisiva (Fingersmith, Policía de barrio, Wallander) y escrita por esta misma más Kevin Byron Murphy, basándose en el libro autobiográfico de Patrick Galvin, Los niños de San Judas (Song for Raggy Boy, 2003) es una de tantas películas inspiradas en hechos reales y que pretenden denunciar aquello que cuentan.
Si bien no es un filme ejemplar, diría que cae en más de un tópico, tampoco hay que negar que tiene más de una imagen que logra llegar al espectador. Se agradece, por ejemplo, que no se haya cortado en exceso a la hora de retratar la impartición de disciplina, pero sin embargo la atmósfera del film, salvo en algunas escenas concretas, no resulta a mi juicio lo suficientemente represiva; además se echa en falta un poco más de dificultades para Franklin en lo que se refiere a su quehacer diario de dar lecciones, o sea, unos alumnos un poco más conflictivos (sobre todo al principio, luego se entendería que no lo fueran). Pero, sinceramente, quitando esos detalles más o menos negativos, al final Los niños de San Judas te deja con buenas sensaciones (aunque, ahora que lo pienso, quizá eso no sea tan bueno, porque un film que cuenta cosas tan duras como la que cuenta este debería dejarte con un poco de mal cuerpo, como hizo Haneke con La cinta blanca por ejemplo -a pesar de las diferencias evidentes entre ambos filmes-).
A destacar el buen trabajo de Aidan Quin, actor que, aunque no le falta el trabajo, no se prodiga últimamente en producciones muy conocidas (Sin identidad y La llave de Sarah quizá sean las dos últimas más famosas, aunque seguro que lo reconoceréis más por su labor en Leyendas de pasión y su breve pero intensa aparición en La misión), aquí convence como maestro, tiene instantes que con gran economía de gestos logra transmitir muchas cosas. Como reverso tenebroso tenemos a Iain Glen (Lara Croft: Tomb Raider, La dama de hierro, Juego de Tronos), que si bien creo que lo hace perfectamente, también pienso que su personaje es demasiado malo, tiene pocos matices; el padre Mac, interpretado por Marc Warren (Wanted), por ejemplo, es un personaje no mucho más bueno que el padre John, pero que la culpa carcome por dentro, de ahí que sea interesante. También hay que mencionar a los niños, especialmente John Travers.
En fin, que lo que es a mí Los niños de San Judas me ha terminado gustando. No es, desde luego, la quintaesencia del cine social, pero sí que es una producción que tiene muy buenos detalles, y que mientras recorremos los pasillos del reformatorio y vemos cómo actúan las personas que se suponen tienen que educar a los chicos un poco descarriados, no puede uno sino sorprenderse que hasta hace no tantos años se emplearan ese tipo de métodos
LO MEJOR:
-Aidan Quinn.
-La banda sonora de Richard Blakford, aunque al principio me recordó levemente a una de un maravilloso anime.
LO PEOR:
-Que cae en algunos tópicos.
¿Quién debería verla?
Si te gustan los dramas inspirados en hechos reales, esta es una opción interesante.
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