Último día (el 6 de marzo), última película y último exorcismo. En la última sesión de la última Muestra Syfy nos llegó lo último de lo último en el subgénero de los exorcismos, un film que ha triunfado por medio mundo y que consiguió una muy buena taquilla en EEUU. Pero lo que realmente importaba es que ya se acababa la cosa, parecía que no iba a hacerlo pero sin apenas darnos cuenta se bajó el telón y nos fuimos a casa un tanto saturados pero contentos de haber disfrutado con cine del bueno y del malo (sobre todo del malo, todo sea dicho), de haber gozado de un ambiente excepcional y de una gran compañía, de un grupo heterogéneo que raramente coincidíamos en nuestro veredicto, por lo que hacía la cosa más interesante. Y ahora a esperar a la próxima edición... Mientras tanto os dejo con la última reseña... Adelantada por eso de que se estrena este viernes, o sea, que no es la última reseña de la Muestra Syfy.
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Cotton Marcus es un reverendo y predicador que se dedica a desmontar supuestas posesiones, va al hogar del poseído, simula hacerle un exorcismo y el individuo se cura de su mal a pesar de que no estaba siendo usado por demonio alguno. Para difundir la mentira de las posesiones se deja grabar en un trabajito por unos reporteros que preparan un documental sobre el tema, pero lo que parece al principio un claro caso de muchacha sobreprotegida que desea salir de su jaula acaba por convertirse en algo mucho más peligroso.
Daniel Stamm dirige (con el guión de Huck Botko y Andrew Gurland) la que es su segunda película tras la inédita A necessary death, filme que al igual que esta que nos ocupa también hacía uso del estilo documental o cinema verité.
El último exorcismo (The Last Exorcism, 2010) que, como ya he escrito en la introducción, ha tenido una muy buena acogida en festivales internacionales, logrando multitud de premios y aplausos, era probablemente la película que más ganas tenía de ver después de Thirtheen assassins (que no pude ver, snif) y eso que tampoco soy un gran fan del subgénero, pero se me apetecía pasar un poco de miedo. Al final se podría decir que si bien me generó tensión no me causó el pavor que me esperaba.
La cosa comienza con la presentación de los personajes (sí, es lo lógico, pero aún así hay pelis que no se molestan en hacerlo), además en cada presentación usan rótulos donde nos ponen el nombre y la profesión de los mismos, por lo que la sensación de que estamos viendo un documental se acrecienta. Así estamos un buen rato para nada aburrido donde conocemos las motivaciones del reverendo Cotton, su pasado, a su familia y finalmente cómo acaba metiéndose en su lucha contra los falsos exorcistas. De esta parte habría que destacar su fino humor y un momento en particular donde el protagonista nos sermonea una receta a base de plátano, muy divertida. Luego, cuando la acción se desplaza hacia una apartada granja de Luisiana, la cosa se va poniendo más seria, poco a poco, sin prisa, lo que Cotton daba por terminado con relativa facilidad se tuerce y es a partir de dicho “torcimiento” cuando se pone más siniestro el asunto y la chiquilla con cara de no haber roto un plato empieza a subirse por las paredes y a coger posturas raras que bien seguro ningún médico recomendaría que adoptásemos; es ahí, obviamente, donde abundan los momentos de tensión, y todo ello siempre con la duda, ya que Daniel Stamm nos cuenta de tal modo la historia que siempre hay cierta ambigüedad, que genera dudas de si estamos, en efecto, ante una auténtica posesión o si es cosa del fanatismo religioso; incluso en su fantástico (y muy acojonante) giro final uno no podría aseverar si el diablo forma parte de los acontecimientos o si son partícipes exclusivamente los hombres.
Es cierto que toda la película se ha rodado cámara en mano y buena parte de los nombres de los personajes son los mismos que el de sus intérpretes para así dar mayor verosimilitud (incluso el cámara, que es un personaje más, lo llaman como al director, aunque no es él), sin embargo, si las actuaciones de éstos hubiesen sido impostadas tanto esfuerzo por alcanzar cotas altas de realismo habrían sido en balde. Empero, para nuestro disfrute los actores están que se salen, empezando por el carismático Patrick Fabian (End Game) que nos convence por completo de sus cualidades como predicador en crisis; pasando por Ashley Bell (United States of Tara), cuyo rostro y voz son tremendamente dulces cuando así lo requiere, para luego desencajarse su rictus y convertirse en una auténtica poseída, que además, por cierto, esta chica realiza todas (o casi) las contorsiones que aparecen en el film, y algunas son de esas que dan grima; o el padre de la criatura, Louis Herthum (Tekken), un tipo que sólo desea proteger a su hija, pero que está dispuesto a lo que sea por librarla del diablo; y, aunque aparece poco, también hay que señalar a Caleb Landry Jones, que hace del hermano, y al que veremos dentro de nada en X-Men: First Class.
El último exorcismo es un film que te mantiene en tensión constante, tiene sus puntillos de humor para que así se relaje el espectador y un final, con giro incluido, que me gustó mucho y fue el momento que me hizo agarrarme bien a la butaca. En definitiva, que es una buena película de terror y un magnífico broche final para la 8ª Muestra Syfy de Cine Fantástico.
LO MEJOR:
-El reparto, sobre todo Patrick Fabian, Ashley Bell y Louis Herthum.
-La dirección de Stamm.
-Esa última y breve imagen del reverendo Cotton, y la posterior huida de los otros personajes.
LO PEOR:
-Lo que es a mí me resultó entretenida de principio a fin, lo que sí que me esperaba es que fuera más terrorífica.
¿Quién debería verla?
Si te gusta el cine de terror y el subgénero de exorcismos.
Próximo proyecto:
La segunda entrega de Las crónicas de Night, será la nueva película de Daniel Stamm.
Aquí el vídeo de la despedida del evento:
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