22 junio 2017

Nymphomaniac. Volumen 1

 
Un hombre se encuentra a una mujer herida tirada en mitad de la calle, se la lleva a su casa donde le atiende y le pregunta por qué estaba allí. La mujer le cuenta su historia.

Lars von Trier, a base de generar polémica, sabe venderse muy bien. Nymphomaniac (ídem, 2013) la empezó a vender desde que estrenó Melancolía, y más cuando comenzaron a sacar carteles, cada cual más sugerente. A mí, no lo voy a negar, me impelía a ir a visionarla principalmente el morbo, la cuestión de qué sería capaz de hacer el realizador de Anticristo con la historia de una mujer que se autodiagnostica como ninfómana.

Y allá que fui, el miércoles, que salía más barato, con cierta emoción, y observando con satisfacción que acudía público de un amplio espectro: jovencitas estudiantes, hombre maduros, mujeres de mediana edad, abuelos y abuelas. Vamos, que digan lo que digan aquellos que intentan imponer su moral, el sexo siempre es un buen reclamo publicitario.

Por suerte Lars von Trier, a pesar de vendernos sexo, nos da más, aunque para saber más concretamente de qué va Nymphomaniac es necesario ver la segunda entrega (el realizador quería estrenar su montaje original de más de cuatro horas y con sexo -más- explícito, pero por razones comerciales el film se dividió en dos y las escenas sexuales se recortaron), cosa que dudo que vaya a hacer (aunque lo hice). ¿Y por qué, os preguntaréis? La respuesta es bien simple y es que, si bien Nymphomaniac. Volumen 1 es un film con un buen acabado técnico, grandes interpretaciones, jugosas (aunque escuetas) escenas de cama, un sentido del humor muy curioso y secuencias cuasi surrealistas, también es una película aburrida. Sí, quien esto suscribe se vio sumido en el aburrimiento en más de un momento del filme, no todas las conversaciones ni las andanzas de Joe en su etapa juvenil y adulta le resultaron interesantes y, sobre todo, entretenidas.

Lo que no puedo negar es la capacidad que tiene el film de hacerte reflexionar. Si entré a la sala con actitud un tanto jovial, al salir el cielo estaba encapotado. Empuja a realizar un autodiagnóstico sobre las relaciones interpersonales.

El llamarse Lars von Trier tiene sus inconvenientes, como ser persona non grata en Cannes (aunque sí que reciben a sus películas), pero, viendo el enorme elenco del film, da la impresión que tiene un mayor número de connotaciones positivas. Charlotte Gainsbourg (Anticristo, 21 gramos) le ha cogido el gusto a trabajar con el director de Los idiotas, pues esta es su tercera vez consecutiva; Stellan Skarsgard (Thor), que también repite; mientras que Stacy Martin (El cuento de los cuentos) debutó en la interpretación como la joven Joe, a la que le gusta experimentar y realizar travesuras sexuales. Le acompañan Shia LaBeouf (Transformers: El lado oscuro de la Luna); Uma Thurman (Un buen partido), que protagoniza la escena más surrealista de la cinta; Sophie Kennedy Clark (Sombras tenebrosas); un recobrado Christian Slater (Amor a quemarropa), así como Connie Nielsen (Gladiator), entre otros (a los que habría que sumar los intérpretes que hacen acto de aparición en la segunda entrega).

Concluyendo. El último trabajo de Trier es una cinta interesante, con una buena realización y unas interpretaciones de altura, pero cuyo desarrollo se hace aburrido en demasiados momentos, por lo que, aunque el final es todo un coitus interruptus, no deja con ganas de más.


LO MEJOR:
-La dirección de Lars von Trier, la música.
-El reparto.

LO PEOR:
-Que es aburrida en buena parte de su metraje.

¿Quién debería verla?
Obviamente, seguidores incondicionales del realizador danés, así como gente curiosa

¿Y quién no?
Aquellos que sienten tanta vergüenza de su cuerpo que afirman que tocarse es pecaminoso y perjudicial (además de egoísta), y que el sexo solo debe de practicarse para fines procreadores y siempre dentro del matrimonio. (Así como que el semen es un líquido sagrado.)

El volumen 2:
Tiempo después, y a pesar de que dije que no iba a hacerlo, vi la segunda parte. Y la verdad es que me sorprendió, ya que me esperaba algo más oscuro y esta segunda mitad (de un todo, recordemos que se trata de un filme partido en dos) tiene más humor y es menos deprimente, aunque el final resulta forzado y abrupto.

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