18 septiembre 2016

Chappie

 
Nos encontramos en un futuro cercano en la ciudad de Johannesburgo, ante la gran delincuencia se opta por implantar una policía robótica, incorruptible y, además, que lucha sin temer a morir por un disparo. Detrás de esos robots está la empresa Tetravaal y el genio informático Deon Wilson, obesionado con crear una IA que no solo tome decisiones de a qué objetivo disparar, sino que tenga sentimientos.

Con apenas unas semanas de diferencia se estrenaron dos filmes que ahondaban en la problemática de la inteligencia artificial, por un lado Ex Machina, film intimista y con una visión pesimista del asunto, y por otro la cinta que nos ocupa, Chappie (ídem, 2015), cuya postura es más luminosa, sin el Síndrome de Frankenstein de por medio.

El tono de la tercera película de Neill Blomkamp, realizador de la imprescindible Distrito 9 y la fallida a la par que interesante Elysium, a pesar de desarrollarse en un ambiente de delincuencia y un futuro-presente no muy halagüeño, es inconfundiblemente amable, con un toque Spielberg pero manteniendo las señas de identidad de sus anteriores filmes. Y esta amabilidad viene sobre todo presentada en la relación maternofilial que se establece entre el robot protagonista y Yolandi y, por contraste, por la relación paternofilial que es en buena medida el reverso de la anterior aunque haya motivaciones detrás que no son del todo egoístas. En la primera prima la ternura sin esperar nada a cambio, mientras que en la segunda el “progenitor” intenta forzar el aprendizaje de la criatura para llevarlo a su terreno y utilizarlo, usando para ello la mentira y el engaño, aunque, como he comentado, todo ello bajo una motivación y, además, la relación evoluciona a lo largo de la cinta.
Chappie, por tanto, se centra más en la idea de la evolución y aprendizaje de un ser artificial inteligente que en la relación del mismo con su creador (así como las cuestiones morales que conlleva crear una IA con emociones y conciencia, que apenas se tocan) que, aunque no lo parezca por los avances y la mercadotecnia, es una parte secundaria de la historia, siendo los verdaderos protagonistas el robot y sus padres adoptivos.

Hecho que tampoco quiere decir que no haya otras tramas de importancia, como la que enfrenta a los personajes de Dev Patel y Hugh Jackman, con visiones completamente enfrentadas de la IA y con sendos proyectos diferentes tanto en la forma como en el fondo; uno apuesta por la inteligencia artificial emocional, el otro por la humana y la bélica. Es esta parte del argumento el que aporta buena parte de la acción, sobre todo gracias al enfrentamiento final, creación versus creación, humano-máquina versus IA-humana.

Como he comentado, a pesar de las apariencias, los protagonistas humanos no son Dev Patel (El hombre que conocía el infinito), el belicoso Hugh Jackman (Pan: Viaje a Nunca Jamás), ni Sigourney Weaver (Luces rojas), que tiene un papel muy secundario, sino el propio Chappie, al que le presta la voz y, supongo, también movimientos mediante captura, Sharlto Copley (Powers, El equipo A), actor fetiche del director, que lo descubrió al mundo, y los padres adoptivos de este, los cantantes Ninja y Yo-Landi Visser, principalmente la segunda. Completa el reparto, entre otros, Jose Pablo Cantillo (The Walking Dead).

En definitiva, que Chappie es una muy interesante cinta de ciencia ficción que se sumerge en la evolución de una inteligencia artificial desde un punto de vista amable, sin que la IA se rebele contra el ser humano (aunque sí lo cuestione), y que además mantiene las señas de identidad del realizador sudafricano. No defrauda.


LO MEJOR:
-Chappie, y la relación maternofilial de este con Yolandi.
-Una buena realización y una historia que se desarrolla manteniendo el interés.

LO PEOR:
-El guion tiene algún que otro hueco e incoherencia.
-El final happy end total (o casi) está un poco forzado.

¿Quién debería verla?
Para quien guste del estilo de Blomkamp es imprescindible, luego a cualquiera que disfrute de la ciencia ficción.

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