Puesto se me acaban las vacaciones, puesto esta misma semana volveré a mí tierra (algo añorada, todo sea dicho), y volverán con ello las preocupaciones.
Este curso que se avecina lo veo, ciertamente, oscuro, y no estoy pensando tanto académicamente (peor que el pasado curso me parece casi imposible) sino en todo lo demás: encontrar un piso (que de eso ya se están encargando unos amigos y futuros compañeros -de piso-) ya que lo más seguro no pueda (y tampoco lo deseo) estar otra vez en el internado; después -o antes- encontrar trabajo, algo sumamente difícil por esta zona (puede que incluso más complicado que encontrar un piso de alquiler digno y a buen precio) y... y bueno, esas son mis dos preocupaciones principales y, en un principio, creo que ya son bastantes.
Pero ahora no deseo agobiarme con tales pensamientos, ahora tan sólo quiero aprovechar los días que me quedan en Gran Canaria, quiero saborearlos despacio, sin tragar compulsivamente, y después marcharme con ese regusto dulzón en la boca, con esa media sonrisa tras los ojos acuosos, con esos divertidos recuerdos en la memoria. Y todo ello se lo debo a mi hermana y cuñaooooo, que desde luego agradezco y mucho el que me hayan aguantado (aunque, sinceramente, no creo ser difícil de aguantar) durante cerca de dos meses, les agradezco también ese esfuerzo económico que han realizado por mi culpa (y eso que están pagando una hipoteca que es probable que hereden sus nietos), les doy las gracias por todo, e intentaré compensarles algún día. Me encataría hacerlo.
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