29 enero 2009

Import/Export

Tras un oscuro pasillo -después de haber pasado junto con un luminoso letrero donde estaba colocado un póster con la imagen de una mujer de espaldas y desnuda apoyada sobre sus rodillas y bajo ella, separados por una línea, varios ancianos disfrazados-, escondido entre dos altos edificios, se encontraba la entrada de un pequeño cine. Era lo único que alumbraba el lugar, allí estaba la sala donde fui a ver este interesante filme austriaco.

La película se centra en dos personajes, dos historias. Por un lado tenemos a Olga, una joven madre ucraniana que trabaja como enfermera a cambio de un mísero sueldo; y por otro lado tenemos a Paul, un joven austriaco que está entrenándose para ser vigilante de seguridad. En ambos casos el ambiente es sórdido, aunque más si cabe en el primero, donde los paisajes urbanos o semi-urbanos, barrios marginales todos ellos, son la nota dominante. Olga, harta de que apenas le paguen en el hospital donde trabaja y encima no le den unas míseras vacaciones, se arriesga con otro empleo quizás no tan bien visto, pero sí mejor remunerado como es ser una chica de Webcam. Mientras, Paul, pelea con su novia por culpa de un perro que se quiere comprar, y tiene una mala experiencia laboral que le lleva a perder el trabajo de "segurata"; a eso hay que añadirle que debe dinero a más de una persona, por lo que las cosas se le empiezan a poner difíciles.

Olga se da cuenta que no puede seguir con su nuevo empleo, por lo que se va a Austria en busca de uno que sea digno. Allí lo primero que consigue es ser limpiadora en una casa, mas la suerte no le sonríe en esta primera ocasión. Posteriormente consigue otro empleo de limpiadora, aunque en esta ocasión en un geriátrico, allí establecerá una curiosa amistad. Paradójicamente el camino de Paul lo lleva a recorrer varios países con su padrastro hasta llegar a Ucrania; allí simplemente tienen que dejar una máquina tragaperras, pero tras un suceso Paul decide seguir su propio camino y dejar en el hotel a un padrastro que detesta.

En estos dos párrafos se podría resumir el argumento Import/Export, una película para nada comercial: es larga y lenta, tiene infinidad de planos fijos, es bastante parca en diálogos, la ambientación es árida y fría... Tiene todos los ingredientes para no atraer a millones de espectadores, pero sin embargo es uno de esos films que te muestran otra realidad tal y como es.

En este caso el director (Ulrich Siedl) nos hace ver una Europa desconocida para prácticamente todos nosotros, una Europa del este depresiva, marginal, pobre, donde la dignidad hay que dejarla a un lado para poder alimentar a la familia, donde por un poco de dinero se puede comprar cualquier cosa. Nos muestra los ruines que pueden ser algunas personas, lo vacías que están de valores o de una mínima sensibilidad y solidaridad. Sin duda las poco más de dos horas de metraje se hacen largas, pero aún así prácticamente en ningún momento deja de tener puntos de interés, es quizás en algunos planos fijos demasiado extensos donde más de uno puede pensar salir de la sala corriendo (de hecho a la sesión que fui lo hizo una persona), sobre todo porque llegan a ser grotescos.

Estamos ante una de esas películas que hay que echarle paciencia, que no hay que esperar ni acción a raudales ni explosiones. Simplemente hay que dejarse llevar por los personajes (interpretados magníficamente todos por un buen plantel de actores), seguir con interés sus historias y sin duda cuando las luces de la sala se vuelvan a encender uno no se sentirá engañado por lo que ha visto. A mi entender, Import/Export, es uno de esos pocos filmes que te dejan muchas de sus imágenes impregnadas en la retina, que sólo una vez digeridos se da uno cuenta de que sin duda a visto una buena película.



LO MEJOR:
-El plantel de actores y actrices, muy correctos.
-El que una película se atreva a mostrarnos la Europa más marginal.
-Los planos fijos.

LO PEOR:
-El metraje, un poco más corta quizá hubiera estado mejor.
-También los planos fijos, algunos no aportan nada, más bien aburren al espectador.

¿Quién debería verla?
Es muy difícil recomendar esta película, supongo que el que goce con el cine menos comercial será el que más la disfrute.

¿Y quién no?
El que crea que los movimientos de cámara y los montajes de Michael Bay son el súmmum del cine.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo que reconocer que estuve a punto de volverme para mi casa porque no encontraba el cine de las narices.

Me han entrado ganas de volver a ver la peli al leer tu crítica, jeje.

Yo creo que el tío que se fue en medio de la peli, lo hizo porque esperaba que hubiese más escenas webcam, y al ver que la tía dejaba el trabajo, pues pasó de seguir viendo la peli.

Anónimo dijo...

Jjejejeje, y es que el cine (Pequeño Cinestudio) desde luego está escondido donde los haya ^^ Pero realmente es un lugar muy sugestivo e interesante, dándole a la sala un hálito especial.

Jujuju, eso quiere decir que no me ha salido mal la crítica, y es que esta peli, como digo, hay que digerirla con tranquilidad.

Esa teoría tuya del tío que salió pitando tiene mucha lógica... aunque claro, por irse así de rápido luego se perdió una escena más explícita si cabe...

Un saludo y gracias por el comentario :-)