Teniendo en cuenta que raramente suelo trabajar los viernes por la tarde, precisamente fue a caer uno de esos raros días en la primera jornada de la 8ª Muestra Syfy, con lo que me perdí un par de películas, y una de ellas fue la que más me dolió, por lo que esperaba que la suerte me acompañara y alguien se atreviera a estrenarla en circuitos más o menos comerciales. Para mi alegría Avalon debió escuchar mis plegarías, osando estrenarla en unas pocas salas repartidas por la geografía española, por lo que no perdí el tiempo y corrí raudo al cine más próximo para deleitar mis sentidos con el Japón feudal de Takashi Miike en 13 asesinos (Jûsan-nin no shikaku, 2010).
Naritsugu es hermano del antiguo Shogun y hermanastro del actual, por lo que es intocable a pesar de ser un asesino despiadado. Ante el próximo nombramiento de éste en el segundo cargo oficial más importante del shogunato, un grupo de trece samuráis se reúnen con la intención de acabar con él antes de que acceda verdaderamente al poder y lleve sin remedio las injusticias por todo el territorio nipón.
Takashi Miike es uno de los directores más prolíficos de Japón, lo mismo siembra ampollas con una cinta de terror como Audition, que hace una trilogía sobre yakuzas, o rueda filmes como Zebraman o series como Ultraman Max, de ahí que cuando se anunció que iba a dirigir un remake de una famosa película de Eiichi Kudo de los años sesenta, el personal no tenía ni idea qué podía salir. Miike sorprendió a todo el mundo con un filme en cuya mayor parte destila clasicismo por los cuatro costados, reverenciando a lo mejor del cine de samuráis, con una puesta escena cuidadísima y un vestuario, fotografía y música que no le van a la zaga, además en los dos primeros actos del film no se muestra la violencia descarnada que tanta polémica suelen generar muchos títulos del director de Osaka, sino que las pocas escenas de lucha son bastante contenidas, aunque de una gran belleza, gracias tanto a las coreografías como a cómo han sido rodadas. Es en el último tramo donde Miike saca los dientes y nos deleita con una batalla épica y sangrienta en un pequeño pueblo, toda una orgía de sangre, explosiones y duelos con catana milimétricamente orquestados, cerca de cincuenta minutos de cruentas luchas que no se hacen cansinos ni repetitivos a pesar de los ríos de sangre que corren, toda una muestra de lo que es capaz de hacer este director cuando ponen a su disposición medios y más tiempo de las habituales dos semanas que suelen (o solían) durar sus rodajes.
Si te atrae el Japón feudal y las películas de samuráis, 13 asesinos es una cita ineludible con el buen cine, una mezcla entre la emoción contenida de los clásicos y la violencia desatada de buena parte de la filmografía de Takashi Miike. Imprescindible.
Naritsugu es hermano del antiguo Shogun y hermanastro del actual, por lo que es intocable a pesar de ser un asesino despiadado. Ante el próximo nombramiento de éste en el segundo cargo oficial más importante del shogunato, un grupo de trece samuráis se reúnen con la intención de acabar con él antes de que acceda verdaderamente al poder y lleve sin remedio las injusticias por todo el territorio nipón.
Takashi Miike es uno de los directores más prolíficos de Japón, lo mismo siembra ampollas con una cinta de terror como Audition, que hace una trilogía sobre yakuzas, o rueda filmes como Zebraman o series como Ultraman Max, de ahí que cuando se anunció que iba a dirigir un remake de una famosa película de Eiichi Kudo de los años sesenta, el personal no tenía ni idea qué podía salir. Miike sorprendió a todo el mundo con un filme en cuya mayor parte destila clasicismo por los cuatro costados, reverenciando a lo mejor del cine de samuráis, con una puesta escena cuidadísima y un vestuario, fotografía y música que no le van a la zaga, además en los dos primeros actos del film no se muestra la violencia descarnada que tanta polémica suelen generar muchos títulos del director de Osaka, sino que las pocas escenas de lucha son bastante contenidas, aunque de una gran belleza, gracias tanto a las coreografías como a cómo han sido rodadas. Es en el último tramo donde Miike saca los dientes y nos deleita con una batalla épica y sangrienta en un pequeño pueblo, toda una orgía de sangre, explosiones y duelos con catana milimétricamente orquestados, cerca de cincuenta minutos de cruentas luchas que no se hacen cansinos ni repetitivos a pesar de los ríos de sangre que corren, toda una muestra de lo que es capaz de hacer este director cuando ponen a su disposición medios y más tiempo de las habituales dos semanas que suelen (o solían) durar sus rodajes.
Si te atrae el Japón feudal y las películas de samuráis, 13 asesinos es una cita ineludible con el buen cine, una mezcla entre la emoción contenida de los clásicos y la violencia desatada de buena parte de la filmografía de Takashi Miike. Imprescindible.
LO MEJOR:
-Pues toda la película me parece fantástica, tanto su comienzo, que resuma amor por los clásicos, como su final, épico y sanguinario.
-La dirección de Takashi Miike, un director que es capaz de estrenar más de media docena de filmes en un año y encima de géneros muy dispares.
-La banda sonora de Koji Endo.
-El reparto, variado y más que bueno.
-Que dan ganas de ver más películas de samuráis, es un género que siempre me ha interesado y del que apenas conozco nada.
LO PEOR:
-No es una película perfecta, pero estos ojos no le ven nada reprobable.
¿Quién debería verla?
Si te atraen la historias de samuráis y de guerreros justicieros en general, eso sí, no exentas de violencia.
¿Y quién no?
Si detestas la sangre y la violencia cinematográficas.
Otra de samuráis:
El penúltimo film de Takashi Miike es una nueva versión de una película de samuráis de los años sesenta, su título: Hara-kiri: Death of a Samurai.
2 comentarios:
Pues tiene buena pinta... no eres el primero que la recomienda encarecidamente.
Habrá que verla!!!
No dudes en verla, ya verás que te gusta (y nos cuentas entonces).
Saludosssss
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