Howard está repanchigado tan tranquilo en su sofá, zapeando entre todos los canales patunos, cuando su hogar tiembla y su asiento junto con él comienza a volar y no se detiene ante paredes, puertas, vecinos, lindas patitas dándose un baño, la calle, el cielo apagado y el espacio exterior..., atravesando la galaxia hasta llegar hasta un callejón oscuro del Planeta Azul. Allí salva a Beverly Switzler, una joven y atractiva cantante, de unos fans un poco salidos, ella a cambio se apiada de él y además de ofrecerle cobijo le echa una mano en la tarea de regresar a su planeta.
En mi lista de películas que me hicieron mella durante la infancia no se encuentra esta cinta de la factoría Lucas, más que nada porque no la he visto hasta hace bien poco (que, traducido a los tiempos de publicación de este blog, son casi tres años) y, aunque me cueste admitirlo, la niñez hace tiempo que pasó. Una vez visionada, no, no me ha producido un gran impacto, pero he de reconocer que quizá si la hubiese visto de crío sí que lo habría hecho aunque fuera solo por el pato protagonista.
Howard... un nuevo héroe (Howard The Duck, 1986) fue dirigida por Willard Huyck, quien antes de dicho filme había dirigido otros tres Messiah of Evil, Un inolvidable curso en París y La mejor defensa... ¡el ataque!, pero cuya reputación venía más bien gracias a su trabajo como guionista en producciones como American Graffiti o Indiana Jones y el templo maldito, pero después de realizar el film que nos ocupa no volvió a dirigir y su carrera como guionista tampoco le dio grandes alegría precisamente. Quizá estoy sacando conclusiones precipitadas, pero da la sensación de que el estrepitoso fracaso de las aventuras del pato Howard en la taquilla mundial (costó la friolera de 35 millones de dólares y recaudó poco más de 37) hizo que su futuro en el mundo del cine se esfumara de repente.
Viéndolo con perspectiva, se entiende en parte que no fuera un gran éxito. No es que sea una película aburrida, sin embargo sí que es un producto arriesgado, ya que su rango de edad no es claro. A primera vista podría considerarse un producto infantil, de hecho muchas de sus situaciones (y el personaje de Tim Robbins) lo son, pero viendo tan solo la primera escena queda claro que su apariencia es engañosa, y todavía queda más claro al trasladarse la acción a la Tierra: el protagonista es un mal hablado, se hacen chistes sexuales, algunos personajes son un tanto sórdidos, una pato enseña las tetas, aprovechan la oportunidad para mostrar a la protagonista ligerita de ropa... vamos, que en realidad es un film para adolescentes y jóvenes adultos. Es cierto que el tipo de humor del que se hace uso tiene similitudes con el de Los Goonies, pero también es cierto que en dicha cinta los protagonistas eran cinco chavales y, por tanto, era más fácil que el público se sintiera más identificado que con un pato... por muy logrados que sean sus gestos y expresiones. Y otra cuestión es que si bien estamos ante una historia gamberra, también es verdad que se podía haber ido un paso más allá, quizá ese pequeño empuje hubiese bastado para que los espectadores de la época hubieran recibido más positivamente lo que le ofrecían.
Aún así, que fuera el fracaso que fue sí que sorprende, pues si bien no es una maravilla, sí que es una película de aventuras bastante amena con la que te ríes continuamente (la escena del viaje en furgoneta con el científico que se está transformando, por ejemplo) y tiene valores añadidos como unos efectos la mar de aparentes (el bicho final es la mar de molón, por no hablar del mencionado científico echando rayos) y Howard resulta creíble gracias a una expresividad muy conseguida.
En las plumas de Howard, por cierto, se metieron siete personas, enanos (o gente baja) como Ed Gale (O Brother!) o Jordan Prentice (Escondido en brujas) más la voz de Chip Zien (Ojos de serpiente); a la bella Beverly le puso cuerpo Lea Thompson, que es fundamentalmente conocida por su participación en la saga Regreso al futuro. Curioso es el papel de Tim Robbins (La escalera de Jacob) como científico en ciernes, sin duda su personaje es el más histriónico de todos, nada tiene que ver con los papeles que posteriormente le dieron fama; el de Jeffrey Jones (Sleepy Hollow) también es un personaje de importancia. Como curiosidad, también tiene un papel secundario Paul Guilfoyle, conocido sobre todo por su participación en C.S.I.
Howard... un nuevo héroe no es ninguna obra maestra, pero si me mantuvo despierto desde las dos y pico de la madrugada hasta cerca de las cuatro algo bien tuvieron que hacer sus creadores.
LO MEJOR:
-Toda la secuencia introductoria.
-Algunos gags, así como los chascarrillos que sueltan los personajes.
-Mola ver las expresiones y el movimiento de los ojos de Howard, están bastante conseguidos.
LO PEOR:
-Que, en determinados momentos, se queda en tierra de nadie respecto a gamberrismo. Ya que se pusieron, no debieron cortarse.
¿Quién debería verla?
Nostálgicos de los ochenta.
¿Y quién no?
Quien sea incapaz de contextualizar un film con su época. No siempre ha existido la misma tecnología que hoy día y, por tanto, los efectos han sido tan relativamente realistas.
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