El Principito, ese pequeño libro escrito por Antoine de Saint-Exupéry, me marcó, por tanto es una historia a la que le tengo especial aprecio y respeto, y de las pocas que he leído cuando era menudo y cuando ya estaba un poco más crecidito. Es por ello que tenía ciertas reticencias ante la adaptación en formato largometraje, reticencias que crecieron al ver su tráiler (total o parcialmente, no lo recuerdo), el cual no me convenció precisamente. Aún así fui al cine a verla.
La protagonista de esta historia es una niña y su madre obsesionada por que consiga entrar en una prestigiosa academia, para ello la madre le organiza el verano minuto a minuto, e incluso se mudan a una casa cercana a la institución. Allí tendrán a un estrambótico vecino, el que contará a la niña la historia del Principito, al cual conoció en mitad del desierto.
El osado director que se ha encargado de llevar a la gran pantalla (otra vez) El Principito (The Little Prince, 2015) es Mark Osborne, realizador de Kung Fu Panda (película que no he visto) y la primera película de Bob Esponja (que he visto parcialmente), siendo los firmantes del libreto Irena Brignull (Los Boxtrolls) y Bob Persichetti, y lo han hecho no intentando trasladar directamente el libro a la pantalla, sino creando una historia que se vertebra alrededor de la del pequeño príncipe. Para ello han concebido un mundo donde no hay cabida para soñar ni para jugar, el objetivo de los niños es pensar en qué serán de adultos y prepararse muy de pequeños para convertirse en una pieza más que haga rodar la maquinaria. Pero en toda esa sociedad de adultos que no recuerdan lo que es la infancia hay una nota disonante, el aviador, el viejo vecino de la niña, el único que todavía recuerda y mantiene viva la llama de la fantasía. Poco a poco la niña va conociendo la historia del Principito y con ello se aleja de ese mundo gris a otro en el que los sueños y la fantasía aportan color y alegría.
Esa historia adicional hace que el relato original cobre mayor fuerza y, además, la decisión de emplear diferentes técnicas de animación (2D en la introducción, 3D para la historia de la niña y stop-motion para la del Principito) es un gran acierto, aportando variedad al conjunto a la par que mayor belleza visual, destacando las partes animadas fotograma a fotograma, que son maravillosas.
El Principito, por suerte, ha resultado una sorpresa. Es un film fiel al espíritu de la obra original y, además, aporta una historia extra de su propia cosecha con cierto toque a Michael Ende y su Momo (especialmente); mezcla animación digital con secuencias en stop-motion que resultan especialmente bellas (tanto en forma como en el fondo, siendo muy fieles al fin y al cabo al libro), y su desenlace es tremendamente emotivo, de los que resulta muy complicados contener las lágrimas. Deberían verla tanto niños como adultos.
LO MEJOR:
-La mezcla de diferentes técnicas de animación, destacando las secuencias en stop-motion.
-Una historia que mantiene el mensaje de la obra original aportando un punto de vista algo diferente gracias a la historia de la niña.
-Su final es tremendamente emotivo.
-El doblaje al español, sobre todo del pequeño príncipe, es muy bueno.
-La música.
LO PEOR:
-No es perfecta, pero tampoco tiene nada que se pueda considerar un craso error.
¿Quién debería verla?
Quien disfrutara del librito de Antoine de Saint-Exupéry, cualquiera que guste de las buenas historias de fantasía, aquellos que quieran volver a recordar que una vez fueron niños.
¿Y quién no?
2 comentarios:
Una grata sorpresa, ciertamente, y una película muy bonita que, como bien comentas, es ideal tanto para niños como mayores.Y tanto en español como en inglés con un genial reparto de actores de doblaje.
Da gusto tener alegrías como esta cinta ^^
¡Muchas gracias por comentar! :)
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