Anna Karenina

Habiendo leído la novela de Tolstoi recientemente, y teniendo en cuenta que el cineasta que se ha encargado de esta nueva versión (y ya van...) para el cine es el británico Joe Wright, quien ya me encandiló con otra adaptación como es Expiación. Más allá de la pasión y la peculiar cinta de acción Hanna, era obvio que terminaría por caer y visionar en pantalla grande Anna Karenina (ídem, 2012).

Anna Karenina cuenta la historia de Anna, una mujer joven casada todavía más joven con un hombre mayor que ella, y en cuyo matrimonio no hay amor. Cierto día va a Moscú para intentar convencer a Dolly, su cuñada, de que perdone a su marido por un desliz extramarital; por el camino conoce casualmente al joven conde Vronski, e inmediatamente se enamoran el uno del otro.

Ciertamente Joe Wright, bajo el guion de Tom Stoppard (Shakespeare in Love, Brazil), ha dejado de lado hacer una adaptación, digamos que clásica, como en trabajos previos, para zambullirse en las procelosas aguas del riesgo, cosa que en estos días cada vez se atreven menos (sobre todo cuando hay un presupuesto generoso de por medio). Ver en los primeros compases cómo montan el escenario, cómo lo cambian o incluso cómo los extras se ponen otra ropa para a continuación pasar a la siguiente escena con otra caracterización es algo que sin duda sorprende a cualquiera, y es esta visión, a modo de obra teatral sin que, en apariencia, los personajes principales sean conscientes de ello, lo que le da la originalidad a Anna Karenina. Una puesta en escena perfecta y arriesgada que funciona a las mil maravillas, y que hace que los actores se muevan no solo por el propio escenario, sino por todos los rincones del teatro.

A pesar de ello, la historia es la ya conocida, obviamente sus ciento treinta minutos no dan para contar todo lo que se narra en las ochocientas páginas de la novela, muchísimos pasajes se quedan en el tintero, pero el núcleo principal está intacto, siendo algunos diálogos un copia y pega directo de la obra de León Tolstoi, o sea, que no hay que temer porque estamos ante un filme fiel al material que adapta, y eso incluye también fidelidad respecto a los personajes. También es cierto que la novela tenía sus bajones (a veces muy pronunciados), y en el film nos encontramos con algunos donde el ritmo de la narración se hace un poco lento.

Keira Knightley (Domino, Orgullo y prejuicio) sin duda se puede considerar la actriz fetiche del realizador de El solista, o al menos a ella recurre cuando se trata de films de época, aquí la intérprete británica nos vuelve a mostrar su mejor rostro con un buen trabajo, si bien en algunos momentos peca de cierta afectación; comparte protagonismo con Aaron Taylor-Johnson (Kick-Ass, El ilusionista), un buen Vronski a mi juicio, aunque no tan bueno como su compañera; Jude Law (Enemigo a las puertas) sí que sorprende con su Alexis Alexandrovich, rígido e intransigente, probablemente sea el mejor del reparto. A estos habría que sumar a Matthew Macfadyen (Un funeral del muerte) con una muy buena caracterización de Esteban Arkadievich, Kelly McDonald (No es país para viejos), Alicia Vikander (Un asunto real), entre otros, en lo que es un muy buen reparto.

Cuesta un poco meterse en el juego que propone Wright, pero cuando se hace no se sale, convirtiéndose finalmente en uno de esos filmes que te dejan unas sensaciones nada usuales.

LO MEJOR:

-La original puesta en escena, lo arriesgado de la propuesta.

-Keira Knightley y, sobre todo, un sorprendente Jude Law.

-La banda sonora de Dario Marianelli.

-El vestuario.

LO PEOR:

-Como en la novela, hay momentos de parón significativos.

¿Quién debería verla?

Quien guste de ver clásicos, y novelas de época en general, adaptados, sobre todo si buscan una visión diferente.

¿Y quién no?

Quien busque una adaptación al estilo más tradicional.

Estaría bien...

… que adaptaran de nuevo la novela pero centrándose en la historia de Levin y Kitty (si es que no se ha hecho ya).