Recuerdo que, en su momento, me encontré con la posibilidad de ver en pantalla grande (en los desaparecidos Cines Bahía Sur) Buscando a Nemo, era una opción que me atraía pero, finalmente, opté por visionar por segunda vez El último samurái. Al final me quedé un poco con las ganas de ver las aventuras del pececito y su desesperado padre, pero, tiempo más tarde, tuve y aproveché su emisión en televisión. Sé que me gustó, pero no tengo claro al cien por cien cuáles fueron mis impresiones.
Quizá sea por ello, y por unos avances notablemente mediocres, por lo que no tenía apenas interés por ver Buscando a Dory (Finding Dory, 2016), aunque sí algo de curiosidad. Así que eso, y el hecho de que mi acompañante tuviera muy claro que quería verla, hizo que finalmente apoquinara una entrada.
La historia, que escribe y dirige Andrew Stanton tras su aventura fallida con el cine de imagen real (y codirige el debutante Angus MacLane) nos traslada al pasado de Dory, donde conocemos a sus padres y la relación que tiene con ellos y, también, que, por algún motivo, terminó separándose y olvidándose de ellos. Pero, de pronto, le viene a la memoria una pasaje del pasado y la pececilla decide ir en busca de sus progenitores. Y con ella irán Nemo y Marlin, que la intentarán ayudar en todo momento.
Pocas veces se ve una sala llena desde la primera hasta la última fila, y así estaba durante la proyección de Buscando a Dory, repleta de gente joven y no tan joven... y ningún niño. Fue un detalle que atrajo mi atención, sin duda la mayor parte de los que se encontraban en la sala habían visto el film previo cuando eran unos niños o adolescentes y, casi con toda seguridad, les había marcado lo suficiente como para esperar más de una década a que se decidieran por realizar una secuela, a revivir lo que les hizo sentir esa primera aventura y, a tenor de las risas, parecía que la platea (al final alguno que otro aplaudió) estaba contenta.
Personalmente no esperaba mucho, pensaba que iba a encontrarme con una aventura más bien floja, pero por suerte no ha sido así, sino que resulta muy entretenida, con algún que otro momento bastante descacharante y algunos secundarios de lo más absurdos y divertidos (las focas y Becky, por ejemplo). Quizá su mayor fuerte sean los personajes, todos con una personalidad bien definida (sea con trazo fino o grueso, según importancia), con sus filias y fobias (el pulpo Hank es una buena muestra) y fantásticamente animados. Pero, lo que es el desarrollo de la acción, no sorprende, ni te deja pensando al salir de la sala, aunque durante toda la historia transmite diferentes mensajes (el confiar en tus propias capacidades y en la de los demás, cierto mensaje ecologista...) y estos están en el libreto de tal manera que no resulte demasiado simplón y evidente; pero no cala, o al menos a un servidor no le caló.
Puede que Buscando a Dory sea una secuela innecesaria pero, aún así, estamos ante una buena película de aventuras, muy bonita para la vista y con unos personajes entrañables, divertidos y hasta excéntricos. No sorprende, poco aporta al film original, pero es una hora y media bien aprovechada.
LO MEJOR:
-Técnicamente es deslumbrante, como bien nos tiene acostumbrados Pixar.
-Que divierte en todo momento.
-El encuentro.
-Piper, el corto previo al film.
LO PEOR:
-No sorprende ni emociona especialmente (salvo algún momento puntual).
¿Quién debería verla?
Los fans de Pixar, de Buscando a Nemo y de aventuras en familia.
¿Y quién no?
¿A quien no le guste el pescado?
Quizá sea por ello, y por unos avances notablemente mediocres, por lo que no tenía apenas interés por ver Buscando a Dory (Finding Dory, 2016), aunque sí algo de curiosidad. Así que eso, y el hecho de que mi acompañante tuviera muy claro que quería verla, hizo que finalmente apoquinara una entrada.
La historia, que escribe y dirige Andrew Stanton tras su aventura fallida con el cine de imagen real (y codirige el debutante Angus MacLane) nos traslada al pasado de Dory, donde conocemos a sus padres y la relación que tiene con ellos y, también, que, por algún motivo, terminó separándose y olvidándose de ellos. Pero, de pronto, le viene a la memoria una pasaje del pasado y la pececilla decide ir en busca de sus progenitores. Y con ella irán Nemo y Marlin, que la intentarán ayudar en todo momento.
Pocas veces se ve una sala llena desde la primera hasta la última fila, y así estaba durante la proyección de Buscando a Dory, repleta de gente joven y no tan joven... y ningún niño. Fue un detalle que atrajo mi atención, sin duda la mayor parte de los que se encontraban en la sala habían visto el film previo cuando eran unos niños o adolescentes y, casi con toda seguridad, les había marcado lo suficiente como para esperar más de una década a que se decidieran por realizar una secuela, a revivir lo que les hizo sentir esa primera aventura y, a tenor de las risas, parecía que la platea (al final alguno que otro aplaudió) estaba contenta.
Personalmente no esperaba mucho, pensaba que iba a encontrarme con una aventura más bien floja, pero por suerte no ha sido así, sino que resulta muy entretenida, con algún que otro momento bastante descacharante y algunos secundarios de lo más absurdos y divertidos (las focas y Becky, por ejemplo). Quizá su mayor fuerte sean los personajes, todos con una personalidad bien definida (sea con trazo fino o grueso, según importancia), con sus filias y fobias (el pulpo Hank es una buena muestra) y fantásticamente animados. Pero, lo que es el desarrollo de la acción, no sorprende, ni te deja pensando al salir de la sala, aunque durante toda la historia transmite diferentes mensajes (el confiar en tus propias capacidades y en la de los demás, cierto mensaje ecologista...) y estos están en el libreto de tal manera que no resulte demasiado simplón y evidente; pero no cala, o al menos a un servidor no le caló.
Puede que Buscando a Dory sea una secuela innecesaria pero, aún así, estamos ante una buena película de aventuras, muy bonita para la vista y con unos personajes entrañables, divertidos y hasta excéntricos. No sorprende, poco aporta al film original, pero es una hora y media bien aprovechada.
LO MEJOR:
-Técnicamente es deslumbrante, como bien nos tiene acostumbrados Pixar.
-Que divierte en todo momento.
-El encuentro.
-Piper, el corto previo al film.
LO PEOR:
-No sorprende ni emociona especialmente (salvo algún momento puntual).
¿Quién debería verla?
Los fans de Pixar, de Buscando a Nemo y de aventuras en familia.
¿Y quién no?
¿A quien no le guste el pescado?
2 comentarios:
Si te soy sincero ni siquiera he visto Buscando a Nemo, llevo algunos años que he descuidado el cine de animación y que no veo tanto como antes. Tendré que remediarlo.
Un saludo.
Pues, sin duda, tienes que remediarlo, en el cine de animación se ven auténticas joyas y muchos simples divertimentos. "Buscando a Nemo" sin duda es una cinta muy recomendable, y ésta, su secuela, también es una buena película. Seguro que no te arrepientes de ver ninguna de las dos :)
Un saludo, Chechu, y muchas gracias por pasarte por aquí y comentar :D
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