03 agosto 2017

Nuestra hermana pequeña

Sachi, Yoshino y Chika son tres hermanas que viven en la vieja casa de su abuela, cuando reciben la noticia de que su padre, al que no veían desde hace quince años, ha muerto. Sin mucho entusiasmo acuden a la zona rural donde se celebrará el funeral y conocen a Suzu, la hija que tuvo su padre con otra mujer, con la que terminarán congeniando y a la que propondrán ir con ellas a vivir a Kamakura.

Hirokazu Kore-eda es un realizador nipón de notable prestigio (lo suelen comparar con Yasuhiro Ozu) del que no había visto ninguna película, por lo que Nuestra hermana pequeña (Umimachi Diary, 2015) es mi primera experiencia con el director de After Life y De tal padre, tal hijo. Así pues, y aunque era consciente de que me iba a encontrar con un film costumbrista donde lo cotidiano, las pequeñas cosas y los personajes, son el centro de la historia, había cierta incertidumbre sobre si el estilo del cineasta tokiota iba a engatusarme o quizás provocarme tedio.

Aunque no le faltan elementos de interés, es cierto que al principio Nuestra hermana pequeña no me atrapó en sus redes. Los pequeños acontecimientos pasaban y no terminaban por importarme sus protagonistas, pero, poco a poco, secuencia a secuencia y plano a plano empecé a sentir una mayor empatía por el drama de las vidas de las hermanas Koda y su media hermana Suzu.

La historia, que también escribe Kore-eda, está basada en el manga de Akimi Yoshida y contiene ciertos elementos autobiográficos y, al igual que gran parte de la filmografía del realizador, el núcleo de la historia es la familia y las relaciones entre sus miembros, siendo los personajes de Sachi y Suzu en los que se centra el libreto. La primera no tuvo otra que tomar el papel de cabeza de familia ante el abandono que sufrieron tanto de su padre como de su madre, por lo que es la más responsable y seria de las hermanas, además de tener cierta capacidad de calar a las personas (véase en la secuencia del funeral, por ejemplo); es probable que al ver a Suzu en una situación similar a la que se vio de joven, sea el detonante de que le proponga vivir con ellas. Suzu está en plena adolescencia pero se comporta, sobre todo en un inicio, de manera seria, un poco como Sachi; luego, cuando va a vivir con las hermanas, parece que recupera algo de su infancia y muestra ese lado divertido y alegre, contagiando también a las personas que la rodean.

Las hermanas Koda están interpretadas por Haruka Ayase (Ichi), Masami Nagasawa (I Am a Hero) y Kaho (Tennen kokekkô), mientras Suzu Hirose (Chihayafuru Part I) es la encargada de dar vida a Suzu Asano; entre ellas hay una gran química en la pantalla, siendo sus interpretaciones muy naturales, teniendo momentos que resultan del todo espontáneos. La primera de las hermanas, como ya hemos visto, es la más seria y también en la que se aprecia una mayor tristeza y melancolía, mientras que la segunda de las hermanas es la más juerguista e irresponsable, y también la que sufre un cambio más notable a lo largo del film, siendo Chika la que actúa de forma más infantil y también la más alegre de las tres. Otros personajes destacados son los interpretados por Ryôhei Suzuki (HK: Hentai Kamen), Jun Fubuki (Una familia de Tokio) y Takafumi Ikeda, entre otros.

También habría que destacar su banda sonora, compuesta por Yôko Kanno, así como el uso que se hace de ella. La música está la mayor parte del tiempo ausente, Kore-eda juega con los silencios y solo usa la composición de Kanno para acentuar momentos puntuales y de manera no machacona, o sea, que no intenta forzar la lágrima fácil mediante el uso de una música tristona, sino que las melodías, con predominancia del piano, recalcan determinadas situaciones más o menos dramáticas (o alegres), complementándolas.

En definitiva, Nuestra hermana pequeña es una cinta en la que se narra una historia cotidiana e intimista, con gran sensibilidad, de tal forma que al final cala, deja poso, y sales de la sala con cierta sensación de tristeza.



LO MEJOR:
-Su historia, sencilla pero narrada con gran sensibilidad.
-La música de Yôko Kanno.
-La escena de los cerezos, muy bonita.

LO PEOR:
-Tarda un poco (al menos a mí) en atrapar al espectador.

¿Quién debería verla?
A cualquiera que disfrute del cine asiático; quien guste de historias sencillas pero con un gran calado emocional.

¿Y quién no?
Si no te van las historias costumbristas, donde se nos muestra el día a día de los personajes así como sus pequeños y grandes dramas.

2 comentarios:

Chechu Rebota dijo...

Aún la tengo pendiente de ver desde que se estrenó, creo que al ser tan costumbrista me va a gustar. Cuando la vea volveré para contarte que me ha parecido.

Neovallense dijo...

Pienso que sí que te puede agradar, Chechu. Espero te comentario cuando lo hagas ;)

Un saludete, y muchas gracias pasarte por aquí ^^