A veces me lamento de haber nacido en una época interesante, pero cuando pienso que he tenido la suerte de existir en este grano de arena en mitad del universo, en la misma época que ha vivido un cineasta con la sensibilidad de Isao Takahata, creo que merece la pena.
Isao Takahata nos dejó ayer a la edad de 82 años. Un cáncer de pulmón fue la causa de su muerte.
Al contrario que Miyazaki, el director de El cuento de la princesa Kaguya afirmó que nunca anunciaría su retirada, de hecho en 2016 tenía un pequeño proyecto (que yo recuerde nunca dejó de ser proyecto) y tenía el deseo de realizar otro largometraje, por lo que, aunque su ritmo era tan pausado como meticuloso y perfeccionista hasta el extremo, era un trabajador incansable que amaba lo que hacía, hecho que se notaba en cada acetato de sus series y largometrajes.
Isao Takahata me marcó antes de saber quién era, especialmente con Heidi, que tanto me gustó e influyó de niño, y que volví a ver en diferentes etapas de mi vida e, igualmente, las disfruté. Marco es otro de sus trabajos más populares, curiosamente cuando era un infante no me terminaba de convencer, pero cuando la redescubrí con más edad la disfruté de veras, viendo que estaba ante una serie mucho mejor de lo que recordaba.
Si hay una película que se me grabó a fuego esa fue, sin duda, La tumba de las luciérnagas. Como a otras tantas personas, me dejó sin poder articular palabra pero, al contrario que muchos, la sigo viendo de vez en cuando (tuve la oportunidad de verla en pantalla grande y fue una experiencia conmovedora, más cuando terminó el film y la sala permaneció en completo silencio durante lo que pudieron ser minutos) y siempre hace que se me remueva algo por dentro como la mayoría de las películas no lo consiguen. Simplemente es una obra maestra muy necesaria, que nos muestra el horror de la guerra.
Recuerdos del ayer es uno de sus trabajos preferidos, una cinta repleta de melancolía y nostalgia contada con esa sensibilidad y mirada tan particular de Takahata, que además gana con los revisionados. Pompoko es otra obra que gana cuanto más la visionas, cuenta una historia trágica de forma cómica, y a pesar de su carácter ligero deja poso para la reflexión. Mis vecinos los Yamada tampoco me convenció la primera vez que la vi, por su caracter episódico y, quizá, porque su humor es muy japonés, pero al verla por segunda vez mis impresiones fueron muy diferentes, simplemente me divertí mucho con ella y vi mucho más que en la anterior ocasión.
También tuve la fortuna de ver su última película en cines, El cuento de la princesa Kaguya. Es una maravilla, tanto a nivel visual como de historia, un canto a la vida y a la libertad, una joya que estuvo nominada al Oscar pero que, quizá debido a un caso de ceguera generalizada, no lo consiguió (no obstante, muchos han sido los reconocimientos que obtuvo a lo largo de su extensa carrera). El último largometraje en el que participó como productor fue la estupenda La tortuga roja, dirigida por Michael Dudok de Wit, primera coproducción de Studio Ghibli con otro país.
Isao Takahata ha subido al tren con Seita, Setsuko, Kaguya, la loca familia Yamada, los tanukis, Ana y el resto de sus memorables personajes... Nos ha dejado para siempre, pero nos ha legado un mensaje para el futuro: sus obras.
2 comentarios:
Fantástico modo de recordar al maestro. Como muchos otros, conocí su obra sin siquiera conocer a Isao Takahata, con series de la infancia como "Heidi", "Marco" o "Ana de las tejas verdes". Más adelante, cuando me empecé a interesar por descubrir más y más del Studio Ghibli tras ver "Mi vecino Totoro" y "La Princesa Mononoke", hice mi primer acercamiento a Takahata con "La tumba de las luciérnagas", con las sensaciones encontradas que ello supone (haber visto una obra maestra pero no llegar a disfrutar entre comillas por la temática y crudeza). Después fui avanzando y descubrí a los fantásticos Tanukis de "Pompoko", al primo lejano de Totoro "Panda kopanda", a "Hols" el Príncipe del Sol, a la familia "Yamada" o a la "Princesa Kaguya". Sin duda, la vida es efímera como él decía, pero al menos no se nos ha ido del todo. Siempre nos quedará su legado, su trabajo y el recuerdo de haber podido coincidir y disfrutar de este gran artista. Descanse en paz.
Un gran legado que muchos todavía tiene que descubrir, y que, sin duda, les marcará.
¡Un saludo!
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