Todas las mañanas, nada más abrirse las puertas del hipermercado, los productos y alimentos allí expuestos cantan alabando a los dioses y al más allá, deseando ser unos de los elegidos en ser llevados al paraíso. Pero quizá esa fe ciega en los dioses y su bondad no sea más que una mentira que esconde una aterradora verdad: los dioses los devoran.
La primera vez que vi un avance de La fiesta de las salchichas (Sausage Party, 2016) fue en una de las pantallas publicitarias de una estación de metro. Me sorprendió ese momento en el que la terrorífica verdad se muestra y una mujer pela una patata y se come a unas diminutas zanahorias (o eso parecen). Realmente en un inicio no tenía muy claro si se trataba de un anuncio de una película o era otra cosa, pero en definitiva me pareció una idea divertida y cuanto menos curiosa.
Esa primera impresión, que me dejó cuanto menos con el gusanillo por ver y saber algo más del film dirigido por Greg Tiernan (Thomas & Friends) y Conrad Vernon (Monstruos contra alienígenas) e ideado por Seth Rogen, Jonah Hill y Evan Goldberg, se diluyó pronto, una vez visioné el tráiler completo, y algún que otro avance, cerca de la fecha de su estreno sentí que la propuesta no iba a ser del todo de mi agrado.
Y, una vez la vi, confieso que mi segunda impresión era... acertada, pero por suerte tampoco me arrepentí de pagar los 2,90 euros de la entrada (sí, aproveché la Fiesta del Cine), ya que si bien el film no me resultó especialmente gracioso ni ingenioso, tampoco me provocó fastidio ni me cansó, aunque ciertamente tiene un humor bastante grueso y con chistes que giran, elementalmente, sobre el sexo, y también meten las religiones, las drogas y algún que otro tema más o menos socorrido. Vamos, lo habitual en el humor gamberro (o supuestamente, según el caso) yanqui, o sea, que no se salen de los tópicos, solo que aquí se trata de un film de animación dirigido claramente a adultos (que no es sinónimo de maduros), una especie de Toy Story alucinado y exagerado, que rinde homenaje y parodia a las cintas animadas y musicales de Disney (diría que, por el tono de la canción, especialmente a La Bella y la Bestia), pasando por Salvar al soldado Ryan, Terminator 2: El juicio final o Stargate.
En definitiva, que, superada la “sorpresa” de ver unos alimentos parlantes (y malhablados) como protagonistas, La fiesta de las salchichas es una comedia que no se puede negar que sea gamberra, pero con un desarrollo que tampoco es que sorprenda (aunque tiene secuencias que destacan o al menos llaman más la atención, como puede ser la parodia a la mencionada película bélica de Spielberg y la absurda orgía), unos diálogos pasados de rosca y un final todavía más absurdo. ¿Se atreverán a hacer una secuela?
LO MEJOR:
-Que es políticamente incorrecta.
-El chicle.
LO PEOR:
-Que, aunque entretenga, no provoca grandes carcajadas.
¿Quién debería verla?
Quien guste del humor grueso, zafio y repetitivo (y no lo digo en sentido peyorativo, a pesar de que los términos utilizados no es que se suelan usar positivamente). A mi parecer está especialmente indicada para ver entre amigotes, sobre todo si se es adolescente.
¿Y quién no?
¿Quien espere una delicada e inteligente comedia al estilo Woody Allen?
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