Parvana vive junto a su familia en Kabul, ciudad donde los talibanes imponen su ley, la de que la mujeres deben estar encerradas en sus casas, sin llamar la atención, y cuando salgan de estas deben de ir siempre acompañadas por un marido, un hermano o un padre...
Cartoon Saloon logró notoriedad mundial gracias a la bella El secreto del libro de Kells, una historia anclada en el folclore irlandés y en los cuentos de hadas de toda la vida, y lo mismo pasó con su siguiente y superior trabajo, La canción del mar, un film que ofrecía también una gran belleza estética y un guion más redondo que su predecesor. Ambos trabajos son apuestas arriesgadas, ya que se tratan de obras realizadas con animación tradicional, cuando todos sabemos que la animación 3D es la que triunfa hoy día, a ello hay que sumar que son ambiciosas en el plano artístico y también apuestan por contar una historia de forma muy diferente de la corriente imperante.
Nora Twomey participó en las dos obras precedentes, en la primera, de hecho, codirigió junto a Tomm Moore, y en The Breadwinner (El pan de la guerra) (The Breadwinner, 2017) vuelve a dirigir, pero en esta ocasión lo hace en solitario, con la diferencia de que esta vez la historia que nos relata no está enraizada en su Irlanda natal, sino en la lejana Afganistán y además el guion de Anita Doron (The Lesser Blessed) adapta la novela de Deborah Ellis, lo cual lo convierte en el primer libreto no original del estudio de animación.
Dicho esto, si las dos producciones precedentes de Cartoon Saloon eran osadas, The Breadwinner lo es más. Y es así porque está más pegada a la realidad, y además a una realidad tan cruda y dura como la de los habitantes de Kabul en 2001. Centrándose en un grupo de población especialmente maltratado, las mujeres, las cuales lo tenían muy difícil, como se puede apreciar en el film, vivir cuando estaban “a cargo” de un hombre, más todavía cuando por cualquier motivo se quedaran sin un familiar varón con el que pudieran salir a comprar víveres (trabajar fuera de casa mejor ni hablamos).
Y aunque, en efecto, la historia está anclada en la realidad, una parte muy importante de la narración sigue siendo el cuento clásico, ya que los personajes se cuentan historias, ya sea la real de la región o hechos inventados. Toda esta metanarración resulta muy importante, ya que precisamente es gracias a través de estos cuentos que los personajes sobrellevan la dura cotidianidad, escapan por unos momentos de la realidad a la par que toman fuerzas para avanzar (hecho que queda todavía más claro cuando, en el clímax de la película, Parvana se cuenta a sí misma el final del cuento del elefante).
Así pues, se podría decir que The Breadwinner (El pan de la guerra) es una película sobre cómo estaban (y probablemente sigan estándolo en muchos lugares hoy día) obligadas a malvivir las mujeres en Afganistán, así como una historia de emancipación, pero también es una película que nos cuenta cuan importante son las historias, ya sea para transmitir conocimientos o para mantener viva la llama de la esperanza, de alcanzar esa playa empujada por la luna que describe uno de los personajes del film.
Cartoon Saloon logró notoriedad mundial gracias a la bella El secreto del libro de Kells, una historia anclada en el folclore irlandés y en los cuentos de hadas de toda la vida, y lo mismo pasó con su siguiente y superior trabajo, La canción del mar, un film que ofrecía también una gran belleza estética y un guion más redondo que su predecesor. Ambos trabajos son apuestas arriesgadas, ya que se tratan de obras realizadas con animación tradicional, cuando todos sabemos que la animación 3D es la que triunfa hoy día, a ello hay que sumar que son ambiciosas en el plano artístico y también apuestan por contar una historia de forma muy diferente de la corriente imperante.
Nora Twomey participó en las dos obras precedentes, en la primera, de hecho, codirigió junto a Tomm Moore, y en The Breadwinner (El pan de la guerra) (The Breadwinner, 2017) vuelve a dirigir, pero en esta ocasión lo hace en solitario, con la diferencia de que esta vez la historia que nos relata no está enraizada en su Irlanda natal, sino en la lejana Afganistán y además el guion de Anita Doron (The Lesser Blessed) adapta la novela de Deborah Ellis, lo cual lo convierte en el primer libreto no original del estudio de animación.
Dicho esto, si las dos producciones precedentes de Cartoon Saloon eran osadas, The Breadwinner lo es más. Y es así porque está más pegada a la realidad, y además a una realidad tan cruda y dura como la de los habitantes de Kabul en 2001. Centrándose en un grupo de población especialmente maltratado, las mujeres, las cuales lo tenían muy difícil, como se puede apreciar en el film, vivir cuando estaban “a cargo” de un hombre, más todavía cuando por cualquier motivo se quedaran sin un familiar varón con el que pudieran salir a comprar víveres (trabajar fuera de casa mejor ni hablamos).
Y aunque, en efecto, la historia está anclada en la realidad, una parte muy importante de la narración sigue siendo el cuento clásico, ya que los personajes se cuentan historias, ya sea la real de la región o hechos inventados. Toda esta metanarración resulta muy importante, ya que precisamente es gracias a través de estos cuentos que los personajes sobrellevan la dura cotidianidad, escapan por unos momentos de la realidad a la par que toman fuerzas para avanzar (hecho que queda todavía más claro cuando, en el clímax de la película, Parvana se cuenta a sí misma el final del cuento del elefante).
Así pues, se podría decir que The Breadwinner (El pan de la guerra) es una película sobre cómo estaban (y probablemente sigan estándolo en muchos lugares hoy día) obligadas a malvivir las mujeres en Afganistán, así como una historia de emancipación, pero también es una película que nos cuenta cuan importante son las historias, ya sea para transmitir conocimientos o para mantener viva la llama de la esperanza, de alcanzar esa playa empujada por la luna que describe uno de los personajes del film.
LO MEJOR:
-Que se haya estrenado en salas. Personalmente ya lo daba por perdida, así que hay que agradecérselo mil veces a El Sur Films.
-Es una historia valiente muy bien narrada y contada con gran delicadeza.
-Estéticamente es tan hermosa como el resto de producciones de Cartoon Saloon.
-Que, una vez más, queda patente el poder expresivo de la animación, la gran capacidad como medio para contar todo tipo de historias.
LO PEOR:
-Que haya tardado tanto en estrenarse.
¿Quién debería verla?
Todo el mundo.
LO PEOR:
-Que haya tardado tanto en estrenarse.
¿Quién debería verla?
Todo el mundo.
2 comentarios:
La primera noticia que tengo sobre la existencia de esta película, no hablemos ya sobre su estreno. Tiene pinta de ser muy tristona, pero lo de la metanarración me ha ganado.
No es un relato para saltar de alegría, pero está contado con tanta sensibilidad... además de que no es totalmente funesto, deja un resquicio de esperanza para los personajes a pesar de todo.
Creo haber leído que está disponible en Netflix, así que si estás suscrito, te animo a que la veas.
¡Gracias por comentar!
Publicar un comentario